banner edicion impresa

Opinión Editorial


Los consensos del Encuentro


Publicación:02-11-2021
version androidversion iphone

++--

El entorno Covid ha generado una ruptura con la vida cotidiana. Los bebés escanean el cerebro de sus cuidadores y perciben la inseguridad y el estrés

     Permítanme compartir ahora los consensos entre nuestros expertos ponentes durante los tres días de jornadas académicas del 21° Encuentro Internacional de Educación Inicial y Preescolar, convocado por los Centros de Desarrollo Infantil (los CENDI) del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ para abordar los efectos de la pandemia del Covid-19 en el desarrollo psico-social de la niñez y su consecuencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje:

      

     • El impacto negativo de la pandemia ha actuado sobre la seguridad alimentaria, la lactancia materna, la salud materno-infantil, el aumento de la mortalidad materna, la obesidad y la desnutrición infantil y los costos de los servicios sanitarios en los hogares de escasos recursos donde viven niñas y niños, creándose mayores inequidades sociales, más desempleo y pobreza. 

     

     • El distanciamiento social y las situaciones de pánico por temor al contagio del coronavirus alteraron aspectos socio-emocionales, económicos y de salud, como consecuencia las embarazadas aquejan problemas de stress adicionales y la violencia en el hogar se ha incrementado contra niñas y mujeres, debiéndose atender esta problemática bajo un enfoque de género. 

     

     • El entorno Covid ha generado una ruptura con la vida cotidiana. Los bebés escanean el cerebro de sus cuidadores y perciben la inseguridad y el estrés. Cuando más pequeño es el bebé menos capacidad de poner en palabras lo que siente, que lo hace más dependiente del apoyo que se le puede dar.

     

     • El cierre de los centros educativos afecta gravemente el cuidado y aprendizaje de la niñez, provocando angustia, depresión y retrasos socio-emocionales. Muchos niños de escasos recursos no han tenido acceso a las nuevas formas de educación virtual, acentuando los efectos negativos en su desarrollo, por lo cual urge tomar medidas para superar dichas deficiencias. 

     

     • Se podría pensar que con la sana distancia no era posible estimular el desarrollo y el aprendizaje en la familia durante la pandemia, pero la “magia de la distancia” y la profesionalidad de las maestras y el acompañamiento de mamá y papá ha permitido mantener la educación con la utilización de diversas plataformas y dar continuidad a las interacciones con las niñas y los niños. 

     

     • Se debe aprovechar cada interacción y cada vivencia para incentivar la comunicación y estimular el desarrollo socio emocional-cognitivo, que incluye el pensamiento lógico matemático, el aprendizaje de la lecto-escritura y las representaciones simbólicas a través del tiempo y el espacio. 

     

     • La educadora de la primera infancia debe ser la mejor formada, la más amorosa, delicada, capaz de establecer apego, de ofrecer acompañamiento y de observar los comportamientos infantiles y actuar en correspondencia. 

     

     • El papel protagónico es de la niña y del niño, pues tienen la posibilidad de transformar el cerebro del adulto, de percibir lo que piensan sus cuidadores y conectarse con ellos. Es necesario respetar su desarrollo evolutivo a través de un cuidado cariñoso y que reciban experiencias sensoriales positivas. 

     

     • Para que la niña o el niño prematuro este bien, la madre ha de estar en un entorno seguro y saludable, donde se privilegie el contacto “piel a piel” y el concepto de “madre canguro” como parte del cuidado cariñoso. Los primeros mil días de vida son determinantes en ir construyendo su estructura cerebral.

     • Para lograr un retorno feliz a las aulas se requieren cuidadores dispuestos, sin estrés y capaces de transformase a través del niño. La primera infancia requiere de una atención integral, alimentación y nutrición adecuada, cuidado cariñoso y sensible, así como desenvolverse en espacios de diálogo y comunicación, donde puedan reflejar la vida que se llevó durante la pandemia. 

     

     • El enfoque ecológico del desarrollo de la niñez nos permite tener una mirada sistémica para diseñar intervenciones pertinentes favoreciendo a las interacciones positivas, sensibles y estimulantes, que a su vez contribuyen a un sano desarrollo cerebral en la etapa más relevante de su vida. 

     

     • Las condiciones de abuso, de violencia, de negligencia y otros factores de riesgo, inhiben su desarrollo en todas sus dimensiones y comprometen su aprendizaje y salud física y mental posterior en el bienestar de la familia. 

     

     Sirva este apretado resumen sobre los consensos del Encuentro, para señalar que los CENDI son ejemplo de una buena práctica educativa con alto nivel de calidad y que cumplen con su misión de acortar las desigualdades e inequidades hacia los grupos de la población infantil más vulnerable. 



« Lupita Rodríguez Martínez »