En el último tirón de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador no deja de ser una figura no solo polémica sino esencial en la vida política mexicana, puesto que difiere sustancialmente de sus adversarios que han ocupado dicho cargo, caracterizados por la corrupción, el despejo de bienes, la venta de empresas públicas propiedad de los mexicanos, la ineficacia de sus programas sobre todo sociales, la compra de voluntades y medios de comunicación, la obediencia ciega a los intereses de otros países.

López Obrador ha subvertido todo eso. El gasto público lo ha orientado al beneficio de los pobres, aquellos que han sido abandonados por regímenes pasados; se ha reducido el sueldo y el de sus principales colaboradores; ha mantenido la rectoría del estado en el uso de bienes y servicios; ha respetado las voces opositoras; y ha soportado con paciencia gregoriana la andanada de mentiras y presiones de los medios de comunicación y periodistas al servicio de los intereses oligopólicos.   

No ha sido fácil. Ha sido una gran lucha sostenida durante años. Y eso es precisamente lo que retrata el articulista y militante René González en su libro Los años de la resistencia, Orígenes del movimiento obradorista, que recién acaba de aparecer. En el libro, González reseña la trayectoria de López Obrador, desde su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista en su natal Tabasco cuando tenía 29 años de edad y su labor a favor de los indígenas que carecían de todo recurso y bien.

Y consigna la gran marcha en defensa del petróleo que organizó desde Tabasco a la Ciudad de México, sus años de militancia partidista siempre comprometido con los menos favorecidos, su integración al PRD cuando era bueno, llegando a ser por ese partido Regente de la Ciudad de México y posteriormente candidato a la presidencia de la república, cuando sufrió su primer fraude electoral.  

Y en su cargo de regente intentó ser desaforado por el expresidente vacuo Vicente Fox para quitarle del camino a la presidencia. Gracias al multitudinario respaldo de la población no solo de la Ciudad de México sino de todo el país, la pudo librar. 

René González, con acopio de información y testimonios, hace la crónica del gran fraude electoral cometido por el PAN y el PRI para favorecer a Felipe Calderón a la presidencia, cuando a todas luces, según el conteo de votos, había perdido frente a López Obrador. Y como consecuencia, el bloqueo en la Avenida Reforma de la Ciudad de México. El objetivo era no levantar el plantón hasta que renunciara el presidente espurio. No se pudo. 

      Y México con el presidente usurpador se vio envuelto en el peor baño de sangre de la historia reciente por la guerra contra el narco. Y quién lo dijera, uno de los principales operadores de la guerra contra el narco, Genaro García Luna, amigo íntimo de Felipe Calderón, está en una cárcel de Estados Unidos, acusado de narco.    

Y por supuesto, René González registra el triunfo de López Obrador como presidente en 2018, asunto que alegró millones de corazones de todo el país. Y quienes habían sido olvidados y marginados por la política clasista y corrupta de regímenes anteriores, son ahora los beneficiados con las nuevas políticas propuestas por el presidente de México.   

Hay que comprar el libro. Ya.