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Opinión Editorial


López, un presidente que viola la ley


Publicación:21-08-2024
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Si el mismo presidente comete un delito ¿por qué un ciudadano debería regular su conducta según lo que establece la ley?

¿Por qué el presidente López insiste en violar la ley y promover que su gabinete haga lo mismo? ¿Por qué López se siente con la necesidad de abusar del poder cuando es el presidente más legítimo de las últimas décadas y cuenta con el control absoluto de todo el aparato estatal? Difícil de entender.

La semana pasada en su show mañanero, el mandatario expuso información confidencial de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), de su titular, de sus colaboradores y de sus donadores.

Por más de 90 minutos el presidente de la República y el titular de la UIF violaron los derechos humanos -de nuevo- de María Amparo Casar y muchas otras personas; violó la ley de protección de datos personales al exponer información confidencial de la organización, de personas físicas y de empresas.

También mancilló los acuerdos internacionales cuando arremetió en contra de USAID y la cooperación internacional, misma que tildó de injerencista. La excusa que el presidente dio para dar tal muestra de desprecio y violación a la norma jurídica, es un supuesto complot que MCCI, los empresarios y el gobierno de los EE. UU. tienen en contra de su gobierno.

Más allá de la información confidencial que López compartió ilegalmente, no hubo un sólo dato que pudiese confirmar sus acusas. López se limitó a descalificar a los antes mencionados sin pruebas que corroboren el supuesto complot.

El presidente cometió un delito e hizo cometerlo al titular de la UIF, sin alguna justificación real. Cabe aclarar, que en ningún caso, López debió haberse conducido como se condujo, de configurarse alguna falta real por parte de MCCI, instancias como la fiscalía capitalina o la General de la República, deberían haber actuado sin necesidad de violar el debido proceso y los derechos de los posibles imputados.

López recorre un camino peligroso para sí mismo, para la gobernanza y para la democracia en nuestro país. Cada vez que un mandatario muestra tal autoritarismo y se expone a cometer delitos, sienta un antecedente para su gobierno y para muchos grupos sociales. Si el mismo presidente comete un delito ¿por qué un ciudadano debería regular su conducta según lo que establece la ley? Ante ello, gobernar resulta cada vez más difícil.

Paralelamente para aquellos que justifican o incluso se alegran por tal abuso de poder, cometen el error de pensar que a ellos nunca les sucederá tal violación de sus derechos... hasta que les llegue a suceder. La experiencia nacional e internacional dicta que, cada vez que se permiten los abusos de poder, nadie está a salvo.

Las razones de por qué el presidente -que llegó al poder gracias a las críticas por los excesos de gobiernos anteriores y que prometió combatir la corrupción- se condujo de tal manera, se debe a que MCCI no ha dejado de demostrar -tal y como lo hizo con gobiernos pasados- los hechos de corrupción que involucran a los hijos, familiares y amigos del presidente y de su gobierno.

Asimismo, el show contra MCCI sirvió como distractor para que la opinión pública olvidase por un rato la actual crisis económica; la captura por parte de un gobierno extranjero de dos potentes narcotraficantes sin haber avisado a las autoridades de nuestro país; el aumento de los homicidios y la violencia y otros, fracasos de su administración.

Desde el Observatorio Nacional Ciudadano condenamos los atropellos cometidos en contra de MCCI, vemos con preocupación que el presidente cometa un delito tras otro, y que la presidenta electa calle o justifique tales abusos.

Los delitos que el Estado mexicano está cometiendo en contra de la sociedad civil organizada deben preocupar a cualquiera, si el presidente y su gabinete cruzan líneas que nunca deberían ser cruzadas, nadie puede sentir que sus derechos serán plenamente respetados.

Director del Observatorio Nacional Ciudadano

@frarivasCoL

 



« Francisco Rivas »