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Opinión Columna


Las marchas de protesta pidiendo responsabilidad


Publicación:02-07-2019
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Yo no comparto la idea, la respeto, pero no la comparto de que para gobernar bien lo único que se necesita es hacerle caso a la gente.

 

Todo tipo de manifestación de la comunidad en contra de los políticos en el poder es un ejercicio que ha tomado forma y es algo bueno para el país.


De manera gradual el presidente, Andrés Manuel López Obrador tecibe las esquirlas de las protestas ciudadana, laa mismas que él esparció en años anteriores contra diferentes mandatarios ejecutivos. Por diferentes rincones de los estados comienzan a gestarse movimientos de enojo e inconformidad hacia su persona y hacia la forma en que conduce a la nación en los pocos meses que lleva como jefe de la nave.


Un mal que ha seguido por siglos a los políticos de oposición y que se ha vuelto una costumbre errónea y a la vez, corriente es que cada acto, hecho o situación que realiza el gobernante o administrador en turno es criticado hasta el hartazgo.


No adoptan el papel de oposición responsable y esperan cualquier tropezón político para engrandecerlo o hacerlo quedar mal ante la opinión pública cuando su papel verdadero es señalar las irregularidades que se cometan, hacerlas públicas y exigir transparencia en manejos del dinero público.


Esto es por el lado de la oposición, pero también para los políticos en el poder hay tela de dónde cortar, porque muchas con el transcurrir del tiempo, esos feroces críticos asumen el poder de algún puesto de elección popular a través de la aprobación ciudadana.


Al asumir su posición como mandamás y ahora sí como dicen, sentarse en la silla se dan cuenta que no es lo mismo hacer señalamientos a diestra y siniestra que solucionarlos de forma directa. Dicho de otra forma, se ven diferente en la teoría que en la práctica pasando directamente al banquillo de los acusados.


Son señalados por el dedo inquisidor de la sociedad y si no tienen la capacidad para ser buenos administradores o construir puentes políticos se convierten en un peligro para el país, estado o municipio al entrar indirectamente en una bola de nieve de problemas públicos y cuando todavía no salen del primer enredo, ya tienen otro encima de forma automática.


Administrar el dinero no es cosa menor y lo podemos observar entre algunos ciudadanos que aún teniendo una posición económica sustentable no les alcanza para las necesidades diarias de ellos o la familia.


Ahora, imaginemos lo complejo que es hacer rendir los miles de millones del pueblo en obras y acciones que se vean reflejadas en la ciudad o en el bolsillo de la comunidad.


La irresponsabilidad de muchos políticos no tiene límite y se demuestra al momento de aspirar a un puesto público para el cual no se encuentra preparado o no cuenta con la capacidad para llevarlo a cabo.


En ese momento es cuando inicia directamente la corrupción en la política cuando llegan al poder gobernantes sin argumentos para justificar su estadía en el mando y demuestran que solamente se los comen las ganar de poder.


Gobernar bien y hacer política de la buena es cosa seria y ciando me preguntan acerca de este tema les contesto que para hacer historia y tener un lugar apartado en el nicho de los grandes estadistas, primeraente se necesita ser honesto, tener vocación de servicio y despues desechar la idea tonta de pretender hacerse millonario a costa del pueblo.


Yo no comparto la idea, la respeto, pero no la comparto de que para gobernar bien lo único que se necesita es hacerle caso a la gente. Al menos, en los tiempos actuales no es así, la coudadanía ha cambiado, o mejor dicho, las mismas tonterías de los corruptos provocaron un despertar genuino, pero que a veces, no aterriza en lo posible.

 



« Redacción »
Efrén Jiménez Rodríguez

Efrén Jiménez Rodríguez


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