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Opinión Editorial


La vacuna


Publicación:21-01-2021
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En México la aplicación ha sido muy lenta por el afán de centralizar las decisiones, muy al estilo de AMLO

La aplicación de las vacunas anti COVID a toda la población se ha vuelto el objetivo a lograr en todos los países del mundo. No sólo se requiere tener las vacunas, sino administrar el proceso de aplicación bajo el cual se depende de la capacidad y decisiones de las autoridades gubernamentales y sanitarias. El panorama es distinto en cada país pues depende de los mecanismos que haya elegido para la adquisición de las vacunas, el número de dosis compradas, la capacidad de las farmacéuticas para la fabricación y distribución y desde luego el plan para su aplicación.

Es una logística complicada, pero hay buenas referencias en Israel y Emiratos Árabes quienes llevan el porcentaje más alto de vacunas aplicadas.

Ciertamente hay muchos retos en el proceso. Una vez que se decidió la farmacéutica y compra de dosis necesarias, están los desafíos de la capacidad productiva para satisfacer la demanda, el transporte frío, el resguardo en cada punto del proceso con la infraestructura de refrigeración necesaria, conservar la vida útil (10 días), seguridad para evitar robos o daños, asegurar suficiente capacidad humana para aplicar y toda la burocracia implicada. Luego viene la priorización de la población a atender, la definición de puntos de aplicación, bases de datos para convocar, y el seguimiento y documentación correspondientes. Pero quizá el reto más crítico es la confianza hacia las autoridades para respetar el proceso y desde luego, acceder a la vacuna.

En México la aplicación ha sido muy lenta por el afán de centralizar las decisiones, muy al estilo de AMLO, más preocupado por los abusos o su uso político, hechos que ya sucedieron, que por la dispersión eficiente. El gobierno federal impuso un proceso dejando fuera, hasta ahora, a las autoridades estatales, hospitales privados y empresas que seguramente marcarían una diferencia significativa en la dispersión.

López Gatell no ha demostrado ser un buen estratega, de hecho, estamos entre los peores países que han manejado la pandemia. Desde el 24 de diciembre que inició la aplicación en México, llevamos aproximadamente 500 mil para la primera línea en el sector salud. Ha sido un procedimiento muy cuestionado, desde la calidad de las vacunas hasta la participación de los militares y desde luego, la vacunación de los funcionarios que no pertenecen a la primera línea de combate al COVID, las aplicaciones clandestinas y la reducción de dosis por parte de la farmacéutica. Situaciones que generan más desconfianza y malestar, centradas en la figura de AMLO.

Según investigadores, para cortar la transmisión del virus se requiere que el 70 por ciento de la población tenga inmunidad ya sea por la vacuna o porque ya tuvo la enfermedad; esto correspondería a 80 millones de mexicanos, y por consiguiente de vacunas por comprar, capacidad que las farmacéuticas certificadas hasta el momento no tienen.

La pregunta es, ¿cómo asegurar que el plan funcione y que mejore con el tiempo para no esperar hasta el 2022 en que se espera toda la población la reciba? El acceso igualitario debe ser fundamental y, sobre todo, buscar eficiencia ampliando opciones de aplicación.

¿Qué hizo y qué está haciendo Israel, el país que más vacunas ha administrado y que tiene como objetivo terminar en 3 meses? Ciertamente, su población es pequeña, 8.8 millones, lo cual favorece el proceso, pero, además, cuenta con un sistema médico nacional con una base de datos eficiente y confiable; así mismo, implementó varias unidades de aplicación incluyendo el automóvil y compró con anticipación la vacunas. Además, otorga una cartilla comprobante para motivar a la aplicación pues esta les da acceso a otros servicios.

Es evidente que Israel ha actuado con inteligencia y de manera organizada.

El ánimo social en México está muy afectado por el aumento de contagios, la saturación de hospitales e incertidumbre económica. La esperanza de la vacuna es motivo de paz, pero debemos estar conscientes que no es el único elemento para evitar el contagio, debemos continuar con el confinamiento y cuidado personal. 

Ojalá el plan de aplicación mejore y pronto la pueda recibir mayor población. Necesitamos confiar en las autoridades, no nos queda otra opción, y esperar nuestro turno en la aplicación siguiendo las indicaciones sanitarias; no sirve de nada pensar en la perversión del sistema y que esto limite la decisión de recibir la vacuna y por consiguiente la cobertura. 

En Nuevo León hay una mancuerna confiable con Manuel De la O y Guillermo Torre del TEC, estamos ciertos que de existir la posibilidad de mejorar la logística la buscarán e implementarán. Por lo pronto, De la O irá a Rusia a analizar opciones para su compra para el Estado. Buen viaje, confiamos en usted.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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