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Opinión Editorial


La marcha del ego


Publicación:01-12-2022
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Andrés Manuel López Obrador vive de las masas. Necesita recibir abrazos, escuchar palabras de aliento y sentir que el pueblo lo quiere. Su ego es muy grande

Andrés Manuel López Obrador vive de las masas. Necesita recibir abrazos, escuchar palabras de aliento y sentir que el pueblo lo quiere. Su ego es muy grande.

Su carrera política ha estado sustentada en un movimiento social que utiliza la lucha contra el clasicismo, el racismo, y justicia para los pobres, como argumentos para el cambio. Ha explotado su papel de caudillo que lucha por los desprotegidos. 

En sus casi cuatro años de gobierno presidencial, no ha logrado la transformación de las conciencias que, en su proyecto, pretende llevar al país a un cambio sustantivo. No acepta que su política económica social, no puede ser implementada sin el diálogo constructivo con todas las estructuras sociales y políticas del país. No admite que la transformación no es tarea de un solo hombre que, además, no escucha críticas ni posiciones diferentes a la suya. Impone su visión.

La marcha contra la marcha fue una apuesta de AMLO para confirmar el amor del pueblo hacia su persona. Quería convencerse de que todavía cuenta con el apoyo popular. Sin duda, hubo gente que genuinamente participó, pero muchos otros fueron acarreados y obligados a asistir. 

Previo a la marcha, la Secretaría del Bienestar, Ariadna Montiel, dijo: “las personas del gobierno, las personas que marcharán el 27 en la ciudad de México acudirán por lo que hoy sí tienen por primera vez, el gobierno los ha volteado a ver, porque si tienen una pensión digna para vivir su vejez…el pueblo acompañará a celebrar los logros de la cuarta transformación…estaremos ahí con el corazón, acompañando al Movimiento que viene de abajo, no viene de élites”, señaló.

También un día antes, Andrés Manuel dijo “va a estar bueno el acarreo…son muchos acarreados porque están muy contentos por el combate que ha habido a la corrupción. Hay millones de personas que van a venir acarreados porque vienen a celebrar que ya no domina la oligarquía en México…No hay gasto, cada quien se paga sus gastos, ni un centavo del presupuesto público” (no olvidemos que es el Rey del Cash).

Fue de todos conocida la obligación al personal sindicalizado de asistir con sus familias contra la amenaza de descontar el día. Asimismo, empresas que ofrecieron el viaje hasta la ciudad de México con transporte, hospedaje, alimentación y 300 pesos para viáticos. Los estados morenistas debieron cubrir una cuota de asistencia. Según los datos del gobierno de la Cd. de México, participaron un millón 200 mil personas. 

Fue un recorrido de casi seis horas entre empujones y desorden. Al llegar al zócalo los marchistas tuvieron que escuchar el mensaje del presidente que duró una hora y 50 minutos.  López Obrador reconoció que la marcha se salió de control y que pudo organizarse de mejor manera. Sin embargo, también dijo que volver a tomar las calles le sirvió, porque ya se estaba aburguesando. “Hubo mucho cariño, mucho afecto, llantos, besos, abrazos, bendiciones, deseos de que nos vaya bien…la gente muy contenta, muy consciente, muy politizada de la importancia y del momento histórico que estamos viviendo. Y muy respetuosa, ni siquiera hubo consignas en contra de nuestros adversarios, no escuché nada del INE, nada”, expresó.

En su mensaje, AMLO como siempre, alabó sus obras estratégicas, apoyos sociales, economía en proceso de mejora, control de inflación, erradicación de la corrupción, mejoras en seguridad, sus otros datos referentes a 110 acciones. 

“Nuestra tesis es que no basta el crecimiento económico, sino que es indispensable la justicia. En la nueva política económica, moral y social que hemos aplicado desde el principio de nuestro gobierno, se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales”, expresó.

Su discurso describe una realidad distinta a lo que día con día se vive con el incremento en feminicidios, violencia social, impunidad, mayor presencia del narco, ampliación de funciones de los militares, inflación, nula transparencia de obras estratégicas y deterioro en educación y salud entre otros temas.

Quizá lo nuevo en su mensaje fue el término “humanismo mexicano” el nombre de su modelo de gobierno, así como la referencia a la no participación de su esposa en los procesos electorales.

Sin duda esta marcha, en medio de la polarización por la propuesta electoral y posterior a la marcha ciudadana de opositores del 13 de noviembre, pone en duda el verdadero arraigo popular de Andrés Manuel en México. 

“El fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz y libre de miserias y temores…Hagamos realidad y gloria el humanismo mexicano”, terminó el mandatario que vive en un México imaginario.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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