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Opinión Editorial


La marcha del 13


Publicación:17-11-2022
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El presidente y sus morenos olvidan que en este movimiento en contra de la reforma electoral hay ciudadanos, asociaciones civiles y cámaras empresariales

La marcha del pasado 13 de noviembre como protesta ciudadana ante la iniciativa de la reforma electoral puede ser analizada desde varias perspectivas.

El trasfondo. El presidente del pueblo, el que se dice democrático, AMLO, propone una serie de modificaciones que claramente representan una amenaza a los avances conquistados por la ciudadanía y los partidos en materia electoral.

Ciertamente hay muchas áreas de oportunidad en el Instituto Nacional Electoral, INE, y ojalá se analizaran en un diálogo inteligente y siempre con base a lo que establece la Constitución.

Los puntos en conflicto de la propuesta son: La elección de los consejeros y magistrados del Tribunal Electoral quienes serían propuestos por los tres poderes de la Unión y elegidos por medio de voto popular en elecciones abiertas; la eliminación de los organismos públicos locales electorales que han sido una herramienta importante de transparencia; y la disminución de la participación en una consulta popular de 40 a 33 por ciento para que sea vinculante. Estos temas, sobre todo la elección de consejeros marca una alineación evidente con el poder presidencial y el partido en turno. Esto representa un retroceso en el reconocimiento de los derechos democráticos.

La democracia que hoy se tiene en México, es resultado de la lucha de años y de generaciones. Que no se olvide cuando el proceso electoral atraía a pocos votantes, cuando el gobierno regulaba a sus candidatos en todos los puestos, cuando no había un árbitro que sancionara y evitara los tacos de votos, cuando no había ciudadanos cuidando las urnas. El IFE y posterior INE así como el Tribunal Federal Electoral y los organismos electorales locales le han dado solvencia y credibilidad al proceso electoral. El 76 por ciento de la ciudadanía ha expresado su confianza en él, el máximo histórico de aprobación, según la encuesta elaborada por Morena.

La reacción de AMLO.  Para el presidente enojado, tanto los marchistas como los convocantes fueron los conservadores, los corruptos y los clasistas, quienes se oponen a los cambios de la 4T porque sienten amenazados sus privilegios.

Los chairos refieren que en la marcha hubo más odio hacia Andrés Manuel y más rechazo hacia la izquierda que representa, que mensajes hacia el INE. Señalan que se trató de una marcha de la “gente blanca fifí”. Tampoco aceptan el número de marchantes que ellos expresan fue de 12 mil.

El mismo AMLO expresó: “La defensa del INE fue una excusa, una bandera, pero en el fondo los que se manifestaron ayer lo hicieron en contra de la transformación que se está llevando en el país. Lo hicieron a favor de los privilegios que tenían antes del gobierno que represento. Lo hicieron a favor de la corrupción, el racismo, el clasismo, la discriminación”.

“Me dio mucho gusto que a pesar de la campaña –porque vaya que le metieron, se aplicaron potentados, voceros, intelectuales orgánicos, articulistas, líderes políticos– no participó mucha gente. Les falta más”, dijo al señalar que fueron unos 60 mil asistentes. “Celebro que la mayoría de los mexicanos está a favor de la transformación, que quiere la igualdad, la fraternidad, que no odia, que no discrimina, que no son clasistas, racistas y no tienen como dios al dinero”, expresó.

Y en su estilo irónico señaló “Las luchas, aun cuando se trata de mezquindades, requieren de perseverancia, de no cansarse, exigen muchas fatigas. No es nada más una marcha y hasta el año que viene. ¡No!, que organicen otra, y que ahora sí vayan al Zócalo”, retó a convocar a mayor asistencia.

La convocatoria. Fue una protesta pacífica, sin lesionados ni acarreados ni con vandalismo. Se calcula que participaron entre 500 y 700 mil personas en 50 ciudades mexicanas. El mensaje común fue: el INE no se toca, el INE se defiende, NO a la reforma electoral, NO al autoritarismo y SI a la democracia. Comunicación clara para el presidente y partidos políticos. No predominaron mensajes ofensivos hacia AMLO ni tampoco expresiones de odio o discriminantes.

Que no se confunda el presidente. No hay conservadores heridos ni quien defienda la corrupción. Lo que hay es una nula confianza hacia él y los morenos. Él ha dado muchas muestras de autoritarismo, de manipulación de datos y de incongruencia entre lo que piensa, dice y ejecuta privilegiando la impunidad y la corrupción. Él no quiere la democracia.

El presidente y sus morenos olvidan que en este movimiento en contra de la reforma electoral hay ciudadanos, asociaciones civiles y cámaras empresariales pensantes, con capacidad de análisis y diálogo. Lamentablemente, hay muchas personas que no entienden el trasfondo de la situación y solo se quedan con el mensaje del presidente “salvador” ante los corruptos que se niegan a la reducción del costo de las elecciones, del salario de consejeros y defensa de la democracia.

No al retroceso y sí a la defensa de lo conquistado.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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