La marabunta de opiniones suscitadas a raíz del terrible suceso de la joven Debanhi Escobar, no significa otra cosa que la ineficacia de los rubros oficiales de justicia y seguridad en Nuevo León, porque no han realizado bien su trabajo, es decir, cumplir con las obligaciones a las que están sujetos los funcionarios desde el primer minuto en asumir el cargo.

Unos dicen una cosa, otros, otra cosa. Rumores, asegunes, imaginaciones. Todo lo que está distante de la verdad, del periodismo y de los acontecimientos reales. Si se hubiera hecho una buena labor de investigación, sin responder a otros intereses más que a los de solucionar el caso, los funcionarios hubieran podido evitar tanta falsa información, tanto chisme. Ni siquiera desquitan los altos sueldos que devengan. 

      Dice el periodista Obed Campos, con tanta experiencia en la nota roja: “Procurar justicia para las mujeres no es lo suyo. Rodolfo Salinas, fiscal especializado en Personas Desparecidas y el fiscal especializado en antisecuestros, Javier Caballero, ambos dependientes de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León fueron ´separados´ de sus cargos, de acuerdo a un anuncio de Gustavo Adolfo Guerrero Gutiérrez, Fiscal General del Estado”.

Pero resulta que no, siempre no fueron separados de sus cargos sino movidos a otras áreas dentro de la Fiscalía. Entonces, el mal sigue adentro. Si esto hicieron esos funcionarios en el caso del feminicidio, qué no podrán hacer en otros casos. No hay que olvidar que, por desgracia, la justicia se vende, la justicia se compra. Y el Fiscal mismo no tiene una buena reputación. Samuel García lo elogió y votó por él para el cargo, quizá por eso, el Fiscal anda tan campante, como si nada.

La Fiscalía ocultó videos de la noche de la desaparición de Debanhi. Torció información valiosa. Y omitió asuntos importantes. No se sabe o, mejor, no está muy claro quién es el dueño de la finca donde se realizó la fiesta.. No se sabe si había un encargado del lugar por parte del propietario. No se conoce la lista de invitados, sujetos a interrogación. No ha quedado del todo claro el papel que jugaron sus amigas, que, después se dice, en realidad no eran amigas sino conocidas.

      No se ha identificado al tipo que la correteó y del cual ella se defendió. No se ha aclarado quién es “El Jaguar”, el sujeto mencionado por las amigas y que no ha aparecido para nada. ¿Quién es el dueño del Motel Nueva Castilla? Si los trabajadores del Motel percibieron malos olores por qué no percibieron que Debanhi buscaba ayuda. 

Estas dudas no las ha aclarado la Fiscalía. Y si no sabe quiénes son los involucrados en el trágico suceso, entonces la Fiscalía está dirigida por un inepto mayor y muchos ineptitos. Samuel García no se quiere meter mucho en el asunto porque defiende la autonomía de la Fiscalía. Es correcto. Pero sí puede haber acuerdos, en concreto, dar con el o los culpables del asesinato de Debanhi. 

Porque ahora, con la filtración de videos, sobre todo a Multimedios (la entrevista de María Julia Lafuente con Mario Escobar, a Azucena Uresti) viene la embestida oficial para difundir que Debanhi sufrió un accidente que le costó la vida. Prueba de eso son las amenazas de muerte que ha recibido el papá de la infortunada muchacha.