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Opinión Columna


Juárez, sol de dignidad


Publicación:27-03-2019
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Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

El pasado 21 de marzo observamos en el hemisferio norte el equinoccio de primavera, fecha propicia para recordar no solamente la "consagración de la primavera", obra maestra de la novela de Alejo Carpentier quien retoma el tema de Ígor Stravinski, para exaltar la alegría, el cambio que produce el equinoccio, cuando el ave canta, aunque la rama cruja. Se inicia la floración como preámbulo de frutos que la naturaleza otorga.


En el equinoccio de primavera de cada año se conmemora y festeja el natalicio del Benemérito de las Américas don Benito Juárez, en quien se funde la grandeza de la epopeya y la historia. Huérfano de padres, a la postre será el símbolo más acabado de nuestra dignidad nacional, hombre bien nacido bajo el signo de la prosperidad como es la primavera. Liberal por antonomasia, nos legaría un futuro promisorio con la construcción del nuevo Estado liberal, ejemplo de la juventud actual para defender el honor nacional y la soberanía, cuando esta se encuentra pisoteada por tropas extranjeras. En aquel entonces Juárez no se doblega, su espíritu indómito se templa como el acero (in cuicus percusat) es decir a golpes de la adversidad. Los amagos de traidores conservadores de aquel tiempo que se habían aliado al invasor no cambian su rumbo, no escucha el embeleso del canto de las sirenas. Finalmente cumplirá con su misión: la segunda Independencia de México, las Leyes de Reforma y una Constitución Liberal.


Luchador incansable para la construcción del Estado laico, en contra de privilegios que gozaba el clero, que era propietario de las mayores riquezas nacionales, entre ellos el bien más valioso, la educación. Impulsa libertades que hoy disfrutamos: libertad de enseñanza, libertad de cultos, libertad de imprenta y del trabajo.
Guelatao, su pueblecito natal, le marcó la ruta, con fe plena acude al llamado de su conciencia para incorporarse a los esfuerzos de lograr la unidad de la nación, la cual se encontraba dividida entre liberales y conservadores, como actualmente donde abundaban caballos de Troya y quinta columnistas que andaban en busca de héroes prestados que no necesitamos, hoy nos quedamos con Juárez, Hidalgo, Morelos, Cárdenas, con la convicción de que el orden conservador ayer como hoy es moral y legalmente imposible.


En aquel entonces súbditos y cortesanos del clero promueven el golpe de Estado conservador proclamando el Plan de Tacubaya que da inicio a la Guerra de Reforma. Juárez establece su gobierno legítimo en el puerto de Veracruz, inspirado para redactar y expedir las Leyes de Reforma y posteriormente proclama la Constitución Liberal de 1857.


Como gobernador de su estado y posteriormente ministro de Justicia, impulsa enormes trabajos que le marcarían rumbo y destino a la patria. Ni franceses ni gringos. México debería ser gobernado por los mexicanos.


El exilio en Cuba y la cárcel no lo amedrentan. Lo calan y lo curten para las futuras luchas que se consolidarían con la victoria de la República el 15 de julio de 1867, hace 152 años cuando hace su entrada triunfal a la Ciudad de México, después de haber derrotado a las fuerzas extranjeras que pretendían un imperio mexicano encarnado en Maximiliano de Habsburgo.


Hoy observamos un nuevo amanecer con la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 inspirado en un sentimiento liberal, juarista y cardenista, para hacer justicia a ciudadanos marginados que la economía conservadora neoliberal les negó. Su incorporación como ciudadanos de primera clase al desarrollo. Con beneplácito vemos un nuevo pacto social inspirado seguramente en el legado de la Revolución Mexicana que habíamos olvidado con nuevas opciones de crecimiento y distribución del ingreso que consolide la justicia y la soberanía nacional.



« Redacción »