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Opinión Editorial


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Publicación:17-12-2021
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Existen más de 95 mil familias que buscan a sus seres amados entre la tierra de baldíos que no hace mucho fueron campos de exterminio

"La persona que amas puede desaparecer"

Los Dinosaurios, C.G.

Bibiana Mendoza lleva tres años buscando a su hermano, Manuel Ojeda Negrete, desaparecido el 8 de enero de 2018 cuando un grupo de sicarios lo levantó junto a su familia a la que después dejaron en libertad.

Desde entonces, lucha todos los días haciendo el trabajo que el gobierno debería realizar, de no ser por ella y la presión de colectivos en todo el país, el tema de los desaparecidos estaría, igualmente, desaparecido de la narrativa nacional.

Oficialmente, como Bibiana, existen más de 95 mil familias que buscan a sus seres amados entre la tierra de baldíos que no hace mucho fueron campos de exterminio. Solamente en lo que va de la administración de López Obrador han sido ubicadas unas 1,800 fosas clandestinas que ocultaron más de tres mil cuerpos, todos productos de la guerra que el presidente niega y niega y niega en su afán de abrazos y no balazos.

El lunes, colectivos de búsqueda originarios de Guanajuato vaciaron kilos de tierra a las afueras del Palacio Nacional para simular fosas clandestinas, tenían la esperanza, tan remota como la de encontrar a sus desaparecidos, de que el presidente los escuchara.

Sin embargo, en la aldea de los otros datos donde vive López Obrador esos colectivos no existen o no son legítimos o no tienen derecho a reclamar nada porque no comprenden su transformación. En la cabecita de algodón de nuestro presidente, esas protestas son de conservadores que detienen el progreso nacional.

En Guanajuato, bastión panista, los mismos colectivos han protestado severamente contra las autoridades y, al menos, han sido escuchados.

Es como una catarsis que se erosiona al poco rato y que sirve de nada ante el infierno de sangre derramada que se vuelve un mar de dolor en poblados azotados por el narco que se comió vivo al estado fallido desde hace más de una década.

Obviamente, en un gobierno populista todo tiene un prisma político. Para la 4T el problema de la violencia en Guanajuato es consecuencia de un gobierno de sus adversarios, en un discurso fácil al que le vale un comino la angustia de las víctimas. Niegan bajo la alfombra sus yerros, cada vez más severos y crueles.

En la limitada visión de la 4T todo se solucionará con becas, con dádivas electoreras y hasta con libros que, de alguna mágica manera, serán los sustitutos de las armas con las que se matan a decenas de miles de mexicanos.

Y mientras los alcaldes, como Eleuterio Ramos, en Valparaíso Zacatecas, le ruegan al crimen organizado que deje de asesinar a sus habitantes, el presidente se empecina en negar la realidad.

Este ya es un sexenio perdido, también, en materia de seguridad. Quizá algún día…

DE COLOFÓN.— Beatriz Gutiérrez Müller pide a los criminales cambiar las armas por un libro, las madres buscadoras de Sonora la invitan a que las acompañe en una jornada de búsqueda de desaparecidos. ¿Aceptará?

@LuisCardenasMX



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