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Opinión Editorial


Haciendo rayas en el agua


Publicación:28-07-2021
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Un pueblo sin educación y sin oportunidades produce pobreza en forma inequívoca y ante la falta de oportunidades, la emigración es sin duda una salida

A finales de los años sesentas, “MAOLOVERS”, apasionados y ciegos por su ideología, quemaron o destruyeron libros y bibliotecas enteras con la guajira intención de erradicar la milenaria y tradicional cultura china. Para su “infalible” timonel comunista, Mao Zedong, era fundamental acabar con todos los textos que fueran distintos a la cultura revolucionaria, sobreviviendo solo aquellos escritos por Stalin, Lenin, Marx o él mismo. En esas fechas debía imperar un pensamiento único, un sublime culto a la persona del líder y todo aquel que osara razonar distinto, era fusilado. Por increíble que suene, para 1971, después del atroz cataclismo educativo chino, solamente sobrevivieron 46 casas editoras estatales y de los libros censurados, únicamente existían copias hechas a mano. Afortunadamente el conocimiento es un bien social y por más que se esmeren esos falsos y tozudos líderes mesiánicos, esconderlo o erradicarlo es como tratar de escribir rayas en el agua.

Se dice que la educación es el mejor escenario para el desarrollo humano y un elemento de calidad de los políticos. Respecto a políticos poco educados, el expresidente español Felipe González decía: “El error en política es perdonable, lo que no es perdonable es la estupidez”. Pues bien, por alguna extraña razón, ciertos líderes políticos sufren de ambos vicios: falta de educación y estulticia, mismos que sumados a la mitomanía y megalomanía, dan como resultado ideologías populistas.

En el rubro educativo, en los últimos 26 años, México ha pasado por cuatro reformas educativas y una contrarreforma. Naturalmente, la falta de continuidad y visión consensuada de largo plazo, inexorablemente afecta la calidad académica. Durante los sexenios de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se empeñaron en modernizar y renovar los contenidos, revalorar la vapuleada profesión magisterial y de federalizar la educación básica. Durante esos años se dio prioridad a las materias de español y matemáticas.  Con la llegada del primer partido de oposición, Vicente Fox impulsó la cuestionada Enciclomedia y creó el necesario Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Felipe Calderón impulsó la tercera reforma llamándola Reforma Integral de Educación Básica, homologando el contenido curricular en todos los niveles y priorizando las competencias. Aunque sin consecuencias, comenzaron las evaluaciones a alumnos y profesores con la prueba ENLACE. Con Peña Nieto la evaluación se llamó PLANEA dándole uñas y dientes y haciendo la evaluación magisterial obligatoria y con repercusiones. Desde el punto de vista pedagógico, continuó con la educación por competencias, pero dándole un enfoque socioemocional para aprender a aprender.

A pesar de que México está en los últimos lugares de desempeño escolar de la OCDE, con el gobierno actual se abrogó la última reforma educativa, desapareciendo al INEE y eliminando las evaluaciones magisteriales y sus consecuentes acciones punitivas. Bien decía Peter Drucker que lo que no se mide no se puede mejorar. ¿Cómo anhelar a prosperar en educación sin evaluar el progreso o deterioro de los maestros? Por si eso fuera poco, a principios de mayo 2021, México intentó sumarse al bloque de Bolivia, Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela vislumbrando su salida de la prueba PISA. Sin embargo, días después se retractó debido a presiones de organizaciones de la sociedad civil mexicana y de la propia OCDE. Políticamente hablando, por atractivo que se vea el voto afirmativo del magisterio, no se debe atentar contra la educación, es muy costoso y es abiertamente perjudicial.

Tocante a ello, aprovechando la pandemia y con sesgo ideológico izquierdista, la 4T ha reafirmado y robustecido al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación como interlocutor hegemónico entre el Estado y los maestros.  Desde su génesis en 1943, ese gremio magisterial ha sido beneficiado con una legislación laboral generosa otorgando discrecionalmente promociones, nombramientos y plazas y ahora está claramente aprovechando la desaparición del INEE y los vacíos institucionales para ser juez y parte ante a Secretaría de Educación Pública. En educación, ¿no estará el gobierno escribiendo fútiles rayas en el agua?

Más allá de la educación, el actual gobierno se ha pronunciado a favor de cambiar la medición del producto interno bruto por bienestar, sustituir fertilizantes por azadones y hasta la ocurrencia de suplir a la Organización de Estados Americanos por “un organismo que no sea lacayo de nadie”.  El gobierno ha propuesto la creación de una alianza latinoamericana, estilo Unión Europea, que le diga adiós a las imposiciones, injerencias, sanciones y bloqueos por parte de naciones que se aprovechan del infortunio de otros pueblos. Aunque esa idea alegre no tenga sustento, sí es un pronunciamiento peyorativo con destinatario conocido quien es notorio por tener la mecha corta.

Ni hablar, un pueblo sin educación y sin oportunidades produce pobreza en forma inequívoca y ante la falta de oportunidades, la emigración es sin duda una salida. Veremos si de cara a las afrentas, los insultos y hasta afectaciones directas a empresas norteamericanas, no se le agota la paciencia al gobierno de Biden. Después de todo, “tanto va el agua al cántaro que termina por romperlo”. Al tiempo.



« Eugenio José Reyes Guzmán »