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Opinión Editorial


Estudiantes violentos


Publicación:03-03-2023
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El tratamiento de la violencia escolar requiere de un trabajo sistemático de prevención que sirva también a las familias y a la sociedad

En semanas recientes ha salido a la luz pública noticias de estudiantes que se pelean, agreden incluso con arma blanca y son violentos con sus maestros. Los padres de familia y la sociedad toda nos preguntamos qué pasa en las escuelas, qué hicimos mal o que dejamos de hacer para que la violencia se incremente de forma excesiva en las instituciones educativas de todos los niveles y grupos sociales. 

      En los salones de clases o en la inmediaciones de las escuelas públicas y privadas niños, adolescentes y jóvenes se agarran a golpes poniendo en riesgo su salud y su vida; metiendo en problemas a los papás, a los maestros y maestras y a los mismos colegios en donde estudian ante el impasse de las autoridades educativas del estado que no hayan que hacer o como contener estos episodios de ira, violencia e inseguridad que cada vez son más frecuentes y que no podemos regularizar como comunidad.

      No queremos que circulen más notas de conatos de violencia en las redes sociales y medios de comunicación, menos experimentarlas en el entorno de cada una de nuestras comunidades como la del alumno que estuvo a punto de ahorcar otro compañero del mismo salón de clases en una Prepa Técnica de Guadalupe, NL; los chicos de una connotada secundaria del norte de Monterrey que en la pelea quedó uno con la nariz fractura; el caso de dos señoritas de Montemorelos, NL, que al salir de la Prepa se dieron con todo como si fueran profesionales de la UFC (Artes Marciales Mixtas); los estudiantes de una Secundaria Técnica de Guadalupe, NL., que en reiteradas ocasiones han presentado espectáculos de pelea con consecuencias algo graves para su integridad; lo mismo que una Secundaria Técnica de Juárez, NL, escenificando diferencias físicas entre estudiantes; el último caso del mes de febrero, en una Preparatoria de una colonia residencial de Guadalupe donde un joven quedó momentáneamente inconsciente por el golpazo que se dio en el pavimento durante la riña con otro de sus compañeros.

      La cultura de la violencia que de manera recurrente estamos viviendo es grave, no se puede frenar y revertir solo con protocolos y campañas que al término de las mismas se terminan y se dejan de lado. El tratamiento de la violencia escolar requiere de un trabajo sistemático de prevención que sirva también a las familias y a la sociedad.

      Lo que urge es que las autoridades educativas y gubernamentales implementen programas de prevención como ya lo ha propuesto el Profr. Roel Guajardo Cantú en su libro El problema es de valores, porque en estos tiempos de violencia e inseguridad escuchamos repetidamente frases que esto sucede porque “ya no hay valores”, “se han perdido los valores”, “cómo han cambiado los valores”, “en la escuela ya no se tratan valores”.

      Para contener la violencia y la inseguridad que se vive en las escuelas, en la calle, en los parques, en el hogar y en la comunidad, en este texto Guajardo Cantú explica el porqué del cambio de conducta, qué incita a la violencia a los jóvenes y sugiere qué hacer y cómo trabajar los valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la justicia, la tolerancia y la solidaridad entre otros, lo mismo en la casa que en los centros educativos para que se asuman como una forma de vida.



« Arnulfo Vigil »