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Opinión Editorial


En pedazos


Publicación:14-05-2021
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Morena no tiene las armas necesarias para lograr una verdadera conciliación y una verdadera propuesta ganadora en todos los puestos públicos en disputa

La renuncia de Víctor Fuentes a la candidatura por la alcaldía de Monterrey por la Alianza Juntos Haremos Historia en Nuevo León, no es más que el final de una crónica anunciada. Es también el reflejo exacto de la descomposición de dicha alianza, principalmente porque el partido Morena no tiene las armas necesarias para lograr una verdadera conciliación y una verdadera propuesta ganadora en todos los puestos públicos en disputa. 

Desde su origen, la propuesta de Víctor a la candidatura invitado por Clara Luz Flores de Morena estuvo más que forzada. Pactada al alimón. Sin cimientos. Primero, porque ni Clara Luz ni Víctor son de Morena, algo que Víctor siempre dijo hasta antes de su renuncia. Desde aquí no se puede tejer una asociación porque no tienen la base de Morena. Si no son de ese partido ¿entonces por qué hablan a nombre de él? Elemental mi querido Memo. Ni uno ni otra comparten en lo más mínimo los principios de Morena. En su desplome Clara Luz Flores ahora sí evoca al presidente López Obrador, cuando antes ni siquiera quería ponerse el chaleco. Es un acto desesperado que habla de la poca seriedad de la candidata. De su falta de principios.  

Y lo peor: para sustituir a Víctor se invoca a otro panista, Felipe de Jesús Cantú, que ya tiene amarrada la diputación plurinominal por Morena. Otro de la misma calaña. Morena lo presenta como un dechado de virtudes: “La Coalición Juntos Haremos Historia en Nuevo León hoy anuncia con júbilo la gran noticia que Monterrey necesita, un alcalde honrado, probado, capaz y con experiencia que lleva años buscando lo mejor para la ciudad”. Si Chucha. 

El haber vendido un tramo del río Santa Catarina a TVAzteca tira por los suelos la aseveración de “alcalde honrado”. Y haber votado a favor de le reforma energética de Peña Nieto a cambio de favores para amigos empresarios, deshace el argumento de “probado”. Lo más grave es que cómo van a votar por él, si no aparece en la boleta electoral. ¿Cómo es posible que en Morena, el partido de la esperanza, el partido de López Obrador haga semejantes desbarajustes? Bueno, podrán decir, es que así mantenemos la mayoría en el Congreso de la Unión para seguir aprobando las reformas propuestas por el Presidente. No lo pueden hacer, porque la mayoría de los candidatos de Morena no son de Morena. Ellos solamente van por el puesto y el varo en caso de ganar.  

Uno de los argumentos de Víctor Fuentes que no expuso públicamente pero sí en petit es que no había apoyo económico por parte de Morena. Es cierto. Los demás candidatos a puestos de elección popular por ese partido están en las mismas condiciones. Toda la lana está destinada a la campaña de Clara luz Flores, que, como se percibe. Nomás no repunta. Y sigue con su retahíla de propuestas mayestáticas irreales. 

Y con el ánimo de volver a su puesto como Senador, la verdadera vocación de Víctor Fuentes por los puestos no por servir a los ciudadanos, dijo sin cortapisas: “Esto fue cambiando, en la medida que los días avanzaron; pues en diferentes momentos y circunstancias me ha sido solicitada una preponderante identidad con uno de los partidos integrantes, a lo cual no cedí; pues nunca fue el planteamiento original, de haber sido así definitivamente no hubiera aceptado la invitación como tampoco acepté la de muchos otros partidos que tuvieron a bien invitarme a ser su candidato, lo cual agradezco”. ¿Entonces? 

La verdad es que nunca salió del tercer o cuarto lugar. Al ver perdida la perspectiva de un eventual triunfo, optó por tirar los trastes. Si hubiera tenido una amplia ventaja sobre los demás candidatos, pura madre que renunciaba. Y es que en el fondo tan sólo persigue un cargo, un puesto que le garantice mantener sus negocios, sus inversiones económicas y ganar jugosos sueldos. Y si dio la espalda al PAN ¿entonces por qué regresa a ese partido? Eso es no tener principios. 

Y en general así está el partido el presidente López Obrador. En cada estado donde se realizan las campañas electorales rumbo a las gubernaturas hay conflictos de este tipo y de otros. En Guerrero Félix Salgado, impresentable, puso a su hija para sustituirlo en la candidatura que le negó con justa razón el INE. Igual Raúl Morón. En un municipio de Oaxaca la presidenta municipal de Morena asesina a una activista social porque le exigió cuentas de su administración. Un diputado federal de Morena es acusado de pederasta. El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, autor de todo este despapaye político, está implicado en el increíble aumento en el precio de la construcción de la línea 12 del metro, que se derrumbó.  

Y el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador ha metido las manos, con total impunidad, al proceso electoral para favorecer a los candidatos de Morena que ni siquiera son de Morena. Acusó reiteradamente a Adrián de la garza de comprar el voto mediante una tarjeta de color rosa en la cual depositaría dinero a las mujeres en caso de ganar la elección. López Obrador lo agravió hasta el cansancio. Pero no sabe el Presidente que es una tarjeta de papel, no de plástico, por lo tanto no se puede depositar dinero. Y ni siquiera está dada de alta en ningún banco. Adrián de la Garza ya la había usado en su gestión como presidente municipal de Monterrey con la cual favoreció a miles de mujeres de escasos recursos, madres trabajadoras, madres solteras, abuelitas.  

Pero no. El preciso desató una persecución política contra el abanderado de la Coalición formada por el PRD y el PRI. Y dijo que el INE atenta contra la democracia de México por el sólo hecho de haber negado la candidatura a Salgado Macedonio que no obró bien. Y en son de venganza dijo que propondrá la reestructuración del INE. E instruyó a sus corifeos en el Congreso de la Unión para intentar desaparecerlo. Ignora o se hace que no sabe que fue el INE quien lo declaró vencedor en la contienda política del 2018. Pero como a su amigo lo trató mal el INE, según él, entonces no hay democracia y hay que disolver el INE. 

Lo cierto es que la cosa está bien caliente. 



« Arnulfo Vigil »