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Opinión Editorial


Eligio Coronado (1948 – 2023)


Publicación:30-06-2023
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Eligio ha muerto. El sábado 24 de junio de 2023. Al trabajar, en un espacio apto, el corazón lo privó de la vid

Eligio Coronado parecía un personaje del siglo pasado, tanto por las lociones que usaba como por su forma de saludar y caminar. Y por su vestimenta: nada de modas, nada de mezclilla, menos cortos o camisas con colores llamativos.  Una vez me lo encontró en el buffet de las pizas Josephinos con Anita y sus hijos y me pareció que había entrado en el túnel del tiempo. Imposible la escena. Pero bueno. 

  Eligio ha muerto. El sábado 24 de junio de 2023. Al trabajar, en un espacio apto, el corazón lo privó de la vida. De la literatura. Para Eligio, la literatura y en particular la poesía era la vida. Sus primeros libros: Ecos desfilantes (UANL, 1974), Preludio de eternidad (UANL, 1975), Umbral de la esperanza (UANL, 1976), triduo que pertenece a su saga "En busca de la poesía", lo ubicaban dentro de un romanticismo que había pasado de moda. Resulta extraño. En una época, la década de lo setenta, de cambios radicales en las expresiones estéticas y en los conformaciones sociales, que Eligio escribiera de tal forma. Y más extraño que amistara y conviviera con poetas incipientes que traían un rollo totalmente diferente: Margarito Cuéllar, Roberto Cruz Zúñiga, Jesús Mercado Aguilar, y otros. 

La entrega

En este cáliz te ofrezco 

mi juventud condensada.

Es su contenido fresco

y su presencia dorada.

Si lo aceptas seré tuyo

hasta el fin de la jornada,

si lo rechazas, entonces

mañana pr la mañana

habrás de llevarme flores

a mi última morada.

Pero evolucionó. Eligio evolucionó. Y sus libros recientes de poesía ya son modernos. Y no se sujetó a un género, escribió novela (El hombre de la dicha perene, dos ediciones), cuento corto (Cuentos rápidos para lectores apresurados), con prólogo de Zacarías Jiménez. A su trabajo creativo Eligio sumó la labor editorial. Publicó los primeros libros de Margarito Cuéllar, de Roberto Cruz Zúñiga (El mural de las esquelas), Angulo sol de Patricia Laborde e Impenetrable aurora de él mismo. y publicó durante varios meses una hoja doblada, fotocopia, "La hormiga herrante".

Distante de los núcleos literarios, espécimen solitario, en sus últimos años Eligio convivió con poetas que no son poetas, que son bardos anclados en el siglo XIX y así escriben. Una poesía sin valor estético, sin lenguaje, sin propuestas. Cometió el error de publicar esos poemas en forma de libro. En su libro Antología de la poesía en Nuevo León desecha poetas de alto nivel mientras incluye a la medianía. De hecho en su libro hay cinco que nunca volvieron a escribir. Pero eran sus amigos.       

Eligio.

      



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