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Opinión Editorial


El transporte en la transición


Publicación:02-09-2021
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Un dolor de cabeza para el gobierno saliente fue el transporte urbano en cualquiera de sus modalidades y lo será para el gobierno entrante

Un dolor de cabeza para el gobierno saliente fue el transporte urbano en cualquiera de sus modalidades y lo será para el gobierno entrante, toda vez que los tentáculos obtusos de un pulpo chatarroso parecen regenerarse cada vez que los cortan. 

      Anclados en antiguallas y apapachados por el gobernador en turno, antes del Independiente y ahora del Ciudadano, los transportistas sólo quieren aumento de tarifa pero sin poner en circulación unidades nuevas, con conductores profesionales que sí se detengan en las paradas, con características del primer mundo que presume ser Monterrey y con una organización territorial que reduzca distancias y tiempos.  

Ah, pero como los tiempos cambiaron y ya no los apapachan, reducen las unidades en circulación para malestar de los usuarios que son los que les dan de comer y engordar sus lujos, utilizan recursos legaloides como el amparo manido, violan la ley al aumentar la tarifa y reducen prestaciones a los choferes y demás trabajadores. Sobre todo Abelardo Martínez. 

El nuevo gobierno prometió que no aumentará la tarifa y en cambio propone el pago por kilómetro, la reestructuración de las rutas y licitación para nuevos empresarios que antepongan el beneficio social que debe tener el transporte y que ha resultado ser el último factor tomado en cuenta por los empresarios actuales. De esta manera se espera si no la solución al problema sí un avance profundo para decirles a los empresarios testarudos: si no puedes pues retírate, ahí vienen otros.   

Y el Metro que no es Metro salvo en algunos tramos, es un asunto que da miedo y que hay que afrontar con mucho cuidado. Por todas partes escurre la baba infecta de la corrupción. Manuel González, el Director, no pudo presentar resultados benéficos en la mesa de transición, encabezada por Hernán Villarreal y Rocío Montalvo. Pero ahí están los sujetadores que compraron por una millonada y que no sirvieron. Sólo hay 30 mil sujetadores buenos. Ahí están los vagones comprados en Alemania que solo tienen chasis. Ahí están las escaleras que quitaron de la línea dos para ponerlas en la línea tres que dijeron que eran nuevas.      

Hay una mafia muy bien establecida en Metrorrey. Los recursos que se destinan a la operación del Metro, desaparecen. Los ingresos propios, vía rentas de espacios comerciales y locales y publicidad, han bajado sustancialmente al grado tal que se tiene un déficit del 35 %. Y los ingresos por tarifa y/o boleto llegan a 17 millones mensuales cuando debería ser de 40 millones. Es por la pandemia, dijo Manuel González.

Lo grave es que la prestación del servicio es defectuosa y peligrosa y pone en riesgo la vida de los usuarios. No es un secreto que algunas estaciones gotean cuando llueve, el Metro se ha quedado detenido varias ocasiones en pleno trayecto, unos vagones se descarrilaron en la estación San Bernabé, en algunos tramos el Metro vibra.     

      Lo cierto es que desde la ordeña que realizó Mario Guerrero cuando fue director de Metrorrey los ingresos menguan. Lo peor es que la gente que dejó Guerrero en el Metro sigue operando, de tal manera que se ha constituido como una verdadera mafia. Si no se cree en los milagros es un milagro que el Metro no se haya caído.   

      La esperanza es que el nuevo gobierno arregle estos problemas. 



« Arnulfo Vigil »