Opinión Editorial
El punto de partida
Publicación:29-12-2025
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¿Se acuerdan de Narnia? Un gran amigo me regaló la biografía de quien escribió esa obra.
¿Se acuerdan de Narnia? Un gran amigo me regaló la biografía de quien escribió esa obra y muchas más, conocido como C.S. Lewis. En la biografía espléndidamente escrita por Alister McGrath, leí con especial interés el capítulo que hacía referencia a la conversión de Lewis y que de alguna manera se narra en una obra titulada, de manera sugerente, "Cautivado por la Alegría".
La conversión de Lewis no fue repentina, nadie lo tiró del caballo, ni tuvo una aparición inesperada. Parece, más bien, que Dios le tuvo mucha paciencia y fue al final que Lewis acepta convertirse porque ya no pudo hacer otra cosa: reconoció la serenidad y el sosiego que da un punto de partida.
En el caso de Lewis -como el de muchos otros-, Dios es alguien que existe y que toma la ofensiva (mientras nosotros solemos tomar la defensiva). Lo que para algunos es una especie de explosión o redención, para este genio fue una rendición: una concesión obligada frente a la fuerza arrolladora que significa el hecho que Dios existe y su qué hacer también. Por eso con peculiar sentido del humor dice que era "el converso más desolado de Inglaterra". Más adelante explicará que es Cristo quien dará sentido pleno a la alegría en comunión con el Padre.
No abundo más. Sólo quiero resaltar la importancia de tomar una decisión fundamental: creer en Dios. Lo escribo porque caer en la cuenta que Dios y su creación existen genera un punto de partida que permite entrar ordenadamente a las ideas y los principios.
Sí, creer que Dios existe es una decisión fundamental, lo es también no creer en Él o en creer en otra cosa o en sí mismo. Obviamente las consecuencias son muy distintas en cada caso. Creer en un Dios-con-nosotros es, sin duda, un punto de partida. Un punto desde cual se mira, se juzga y se actúa. Desde ahí la vida cambia, porque se pasa de lo abstracto a lo concreto de nuestra persona, nuestro presente, nuestro pueblo.
Si leyéramos un poco más, descubriríamos la alegría de creer y el sentido de nuestra vida con el prójimo con nuestro compromiso con nuestro país. Y sí, ahí está México. La tierra de mis hijos, de mi familia, de mis padres y de mis abuelos. Ese México, que desde el punto de partida que yo he decidido asumir, me impulsa a resistir y enfrentar los retos que tenemos como nación.
Nuestras decisiones -personales y públicas- tienen qué ver con el lugar desde el cual decidimos. Pensar que esto trastoca al Estado laico es una barbaridad, porque el Estado laico no exige la renuncia a las convicciones más profundas de las personas.
Desde esa fe que nos obliga a actuar y a construir, tomo mis decisiones cotidianas en el ejercicio de mi vocación política como Diputada Federal.
Quienes creemos, tenemos que mirar a México, a partir de ese punto de partida que nos obliga a mirar al otro como hermano, a trabajar por el más necesitado y también a ser congruentes con nuestras convicciones y denunciar la injusticia. Y es un momento crucial que tiene nuestro país: un gobierno -el de Morena, para precisar- que miente, que corrompe y, sobre todo, que persigue, sobre todo que persigue y restringe libertades. Por eso la lucha en nuestro país va a requerir, ante todo, valentía. Valentía sin violencia y, precisamente por eso, una valentía mucho mayor de la que quizá habíamos imaginado.
@Mzavalagc
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