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Opinión Editorial


El momento Pearl Harbor


Publicación:23-06-2021
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Pearl Harbor fue la chispa que incendió el crecimiento de los Estados Unidos y lo consolidó como el país hegemónico del mundo

Se estima que en 1941 cuando los japoneses asestaron uno de los mayores ataques sorpresa en la historia norteamericana, aproximadamente el 75% de toda su artillería era movida por caballos.  Como respuesta a esa calamidad y a ese momento de humillación para los EUA, el país cambió. Dicho ataque fue un punto de inflexión que los obligó a levantarse, a reinventarse y a pensar en estrategias de guerra inimaginables. El giro de timón fue tal que, cuatro años después, dejaron caer la peor arma jamás probada por el hombre sobre sus verdugos. Así es, Pearl Harbor fue la chispa que incendió el crecimiento de los Estados Unidos y lo consolidó como el país hegemónico del mundo.

Lo anterior viene a colación porque quizás el COVID-19 debiera ser igualmente un momento decisivo, no solo para nuestro vecino del norte, sino para el mundo entero.  Cuantiosos futurólogos se han aventurado a interpretar las señales de los tiempos en su bola de cristal.

Algunos expertos afirman que, en menos de diez años, se podrá analizar a distancia la sangre y la respiración de los pacientes y, con telemedicina de terapia celular, serán capaces de curar el cáncer. Quienes predicen el futuro no escatiman en decir que los billetes y las monedas se podrán encontrar sólo en museos pues las transacciones serán todas electrónicas. Más aún, mirando el futuro del turismo, se tendrá la nueva generación de traductores digitales que facilitarán la comunicación. En forma inequívoca, el estudio a distancia continuará y las carreras universitarias serán trajes a la medida, con clases impartidas en distintos idiomas privilegiando temas verdes, renovables, sustentables e innovadores en diversas universidades a escoger. Igualmente, el mercado laboral pasará a una nueva dimensión donde una empresa podrá contratar colaboradores en distintos lugares del mundo y la exclusividad en la vinculación laboral y los sindicatos mismos, serán temas del pasado. 

Viajando en el tiempo, las “fake news” de los políticos y blogueros no preocuparán a nadie pues los dispositivos podrán verificar los datos y evidenciar al farsante. En fin, con los adelantos tecnológicos: industria 4.0, realidad virtual, inteligencia artificial y robotización, los optimistas confían en que lo mejor está por llegar. Por otro lado, los desconfiados alertan de los riesgos de aumentar la brecha digital laboral y educativa entre quienes tienen oportunidades y la masa crítica de los tecnológicamente olvidados.  

Pero ni la tecnología ni las irrupciones que interpelan al cambio como el Coronavirus, lograrán resolver del todo los problemas atávicos del mundo como la falta de movilidad social y su hermana, la pobreza. El cambio es inevitable y la innovación también, así que, para dinamitar la pobreza, tendrá que haber un renovado esfuerzo colegiado entre empresas, universidades, sociedad civil y gobierno remando juntos en la misma dirección.  Sin duda, hasta el momento, el director de orquesta ha sido el gobierno, pero solo hasta que el destino lo alcance.                                                                                   

Veamos, existe suficiente evidencia empírica que demuestra que el socialismo del Siglo XXI lleva a la clase media a la pobreza y a los indigentes a la pobreza extrema.  Por otro lado, tampoco podemos continuar con un capitalismo feudal con una altísima concentración de riqueza y una distante brecha económica. La verdad es que no sabemos cómo será el renacimiento de las civilizaciones, quizás sea un capitalismo direccionado como Japón Inc. o tal vez sea un capitalismo distributivo como el de los países nórdicos.  

Lo que es un hecho es que, el nuevo modelo de “capitalismo social” tendrá que sacar del baúl de los recuerdos los fundamentos de la doctrina social. El renovado esquema obliga a contemplar igualmente un cambio en la democracia donde haya criterios de selección en la clase política y en los partidos mismos. De no hacerlo, lamentablemente tendremos que tocar fondo y sufrir muchos momentos Pearl Harbor y COVID-19 antes de volver la mirada a lo empíreo y lo esencial.



« Eugenio José Reyes Guzmán »