Opinión Editorial
El legado de Benito Juárez García
Publicación:23-03-2020
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Los aportes de Benito Juárez García al desarrollo político y social de México son incalculables.
Los aportes de Benito Juárez García al desarrollo político y social de México son incalculables; la gesta heroica que llevó a cabo durante la Guerra de Reforma y la defensa de la República ante la Invasión Francesa, son eventos de gran calado histórico que vale la pena mantener siempre presentes en la memoria histórica de nuestro país.
De acuerdo con lo que señala el presidente López Obrador, se trató de la Segunda Transformación del México independiente, y que tuvo profundas raíces históricas, al separar al Estado mexicano de la Iglesia Católica, y a través de las Leyes de Reforma dar al primero la preeminencia sobre las funciones propias que le corresponden, y que hasta ese momento habían sido cubiertas por la Iglesia.
La frase que todos hemos escuchado desde pequeños: “¡El respeto al derecho ajeno es la paz!”, hace referencia a que esto es válido entre los individuos como entre las naciones, y son estas últimas las que seguramente llevaron al Benemérito de las Américas, a considerar que existen países, en su época España, Inglaterra y especialmente Francia, que buscaban conquistar nuevos territorios para llevar a cabo un colonialismo despiadado.
El colonialismo representó una expansión del capitalismo en su desarrollo incipiente como modo de producción dominante, y que permitió a naciones europeas competir entre ellas para repartirse el botín de los países colonizados. Lo vivimos durante 300 años con España y, tan pronto como nuestra nación surgía como país independiente, Francia no perdió el tiempo para tratar de añadirse una colonia más, que formaría parte de su imperio, y que permitiría obtener acceso a recursos materiales y humanos, de manera ilimitada y bajo su control político y militar.
Al lograr la separación del Estado de la Iglesia, Juárez fundó la nación mexicana, al desvincularla legalmente del poder eclesiástico que representaba una herencia de la Nueva España; a Miguel Hidalgo la historia lo considera el Padre de la Patria al iniciar la Primera Transformación, la Independencia de México, sin embargo, para fines del funcionamiento institucional y, en términos del poder real y político, el logro de la Guerra de Reforma, bien podría ubicar a Juárez como el Padre Fundacional del México independiente.
En conmemoración del 214 aniversario del natalicio de Benito Juárez García, ocurrido como sabemos un 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el presidente López Obrador, decidió llevar a cabo en ese mismo pueblo, una reunión conmemorativa para celebrar su natalicio en el lugar donde nació, esto a pesar de los riesgos que existen por la pandemia, y que el presidente ha continuado trabajando a pesar del pánico existente.
Es imposible no admirar a Juárez García, tiene razón el presidente López Obrador, que fue y ha sido el mejor presidente en la historia de nuestro México independiente, sus contribuciones son múltiples pero las más significativas como sabemos son: la promulgación de la Constitución de 1857, las Leyes de Reforma que promovieron las libertadas propias de una visión liberal que sostuvo toda la vida Benito Juárez, la defensa de la república ante la invasión imperialista francesa, y finalmente, retomar la vida democrática y política de la nación, para recuperar el desarrollo económico y social del país.
Es también imposible no admirar a Juárez García, por su capacidad de salir adelante ante las adversidades que vivió desde su infancia, y que parecen realmente difíciles de comprender sin reconocer el papel que jugó la educación para su movilidad social y su ascenso político. Pensamos en un niño indígena zapoteca, dotado de una inteligencia sobresaliente, con un potencial extraordinario, esperando encontrarse con el reino de las oportunidades; éstas no llegaron hasta que emigró a la ciudad de Oaxaca, donde encontró espacios educativos que lo llevaron, gracias a la educación, a igualarse al nivel de las mentes políticas y juristas más brillantes de Europa.
Un joven de 12 años monolingüe, sólo hablaba zapoteco; a partir de su escolarización de nivel medio y superior, llega a aprender no sólo español, también el latín, inglés y francés, lo cual, considerando su humilde origen, es un signo clave para comprender su capacidad intelectual, su inteligencia política y diplomática, así como su acceso al mundo de las ideas imperantes en su época (el Zeitgeist), donde la masonería junto con la ideología liberal, lo llevó a ubicarse como un político y pensador de primer nivel.
Lo relevante en la contribución de Juárez García a la historia mexicana y universal, fue que este nivel de pensamiento y formación intelectual, no lo distinguió como filósofo o escritor, pero sí como un líder social para llevar a la práctica las ideas liberales propias del liberalismo político, y transformar la realidad social de una nación joven, que apenas surgía para formar parte del mundo geopolítico de su época.
Además de estas contribuciones ya señaladas, en la Constitución de 1857 se hace referencia a una educación laica y gratuita y, seguramente en este sentido, la relevancia social de la educación quedó también plasmada desde entonces; además, por experiencia personal sabía que la educación podría cambiar el destino de las personas y las naciones, y estaba convencido que lo que México necesitaba, entre otras muchas carencias, eran escuelas. Un derecho a la educación que en aquel tiempo aún no tenía posibilidades de convertirse en una realidad para la población.
En su gira por Oaxaca este fin de semana pasado, el presidente López Obrador, prometió regresar a Guelatao, cada 21 de marzo, para conmemorar allí, el natalicio del Benemérito de las Américas, lo cual nos congratulamos con ello; además, fue una buena oportunidad para supervisar las obras de infraestructura y desarrollo social que se han implementado para esa región, que desde hace 214 años, ha encontrado grandes desventajas sociales para su población, y que los pobladores han tenido que sortear de diferente manera y con diferente suerte, tal como lo hizo Juárez García en su momento.
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