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Opinión Editorial


El camino para la vacuna


Publicación:04-03-2021
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Se requiere eficiencia y sensibilidad. Son adultos mayores y de manera prioritaria, necesitan la vacuna

Siempre llama mi atención por qué en México no somos eficientes en muchos procesos. Tenemos talento, por capacidad y experiencia, y no siempre es utilizado para tener mejores servicios. El primer día de vacunación COVID en el municipio de García en Las Lomas, es buen un ejemplo de lo que no es logística eficiente, ni orientación al cliente, ni atención en tiempos de crisis, ni mucho menos de servicio a población vulnerable.

El inicio de la vacunación estaba anunciado para las 8:00 hrs. por lo que algunos adultos mayores llegaron desde las 4:00 hrs. para hacer la fila. Las vacunas llegaron con una hora de retraso, hasta las 9:00, y para esa hora, la fila era como de 3 mil personas en espera esperanzada. El personal de apoyo salió como a las 8:00 hrs a repartir 1,200 fichas y, por consiguiente, a regresar a las personas que no alcanzarían la inoculación. La gente conociendo que en México todo es posible, no se fue, pensando en las opciones de “y si llegan más”, “si empiezan a repartir fichas para mañana”, “si sobran”, o bien, intentando meterse en la fila. El resultado fue un desorden mayúsculo en el que fue necesario esperar 10 horas para alcanzar la ansiada vacuna. 10 horas bajo el sol y que muchos de los adultos mayores sufrieron pues no estaban preparados con silla, paraguas, agua o comida. 

Hubo muchos abuelitos que sí anticiparon este escenario y además de silla, llevaron bolsas con empanadas, galletas y papel del baño. Bien pensado, porque para ir al baño había que llegar hasta el Centro Cultural, es decir, caminar un largo trayecto y encontrarse sin papel sanitario. Los vendedores ambulantes, siempre olfateando venta, no tardaron en llegar para ofrecer café, tamales, tortas, tacos y agua.

Después de 9 horas de fila, es decir, al estar casi por ingresar al área de vacunación, revisaron los documentos probatorios de vivir en el municipio. Muchas personas no sabían que debían llevar contrato de arrendamiento para quienes tenían su INE con domicilio diferente, o acta de nacimiento del hijo con quien vivían en García como evidencia de que sí era el padre o la madre. Esto implicó devolver a muchos abuelitos de la fila. 

Hubo un caso de una persona en fila y con bastón en el que un servidor de la nación le dio indicaciones de ir directamente al área de vacunación para ser atendida por tener discapacidad. La persona animada siguió las instrucciones más, sin embargo, como no traía ficha, no fue atendida. Esperó 7 horas para esta notificación.

Las indicaciones de condiciones de salud para recibir la vacuna, así como las recomendaciones posteriores a la inmunización se dieron 15 minutos antes de acceder al área de vacunación, por esta razón también hubo personas, que después de muchas horas y al fin sentadas y bajo sombra, tuvieron que abandonar el área.

Por supuesto, como buenos mexicanos, en donde el espíritu de solidaridad es muy alto, hubo quienes compartieron su silla, paraguas y alimentos con los nuevos amigos del camino, así mismo, un buen vecino, llevó refrigerio para todos. El folclore, la amistad espontánea y las historias cotidianas, claro sobre el COVID, fueron parte de la procesión. Todos olvidaron la sana distancia. Claro está, hubo desmayados, asoleados y posiblemente contagiados.

Las preguntas son: ¿No se pudo prever todo esto? y, además, ¿equipar el área con separadores de fila, toldos y sillas? ¿No se habrían podido dar citas electrónicas y pedir que los abuelitos se presentaran 30 minutos antes teniendo información sobre condiciones, documentación e indicaciones necesarias? No son procesos complicados de organizar con la ayuda de tecnología y sobre todo voluntad. 

Esto debería ser impensable en un estado como Nuevo León, donde hay talento y recursos. Si la explicación es que las autoridades federales tienen el control del proceso, es muy triste ver la improvisación federal ante un servicio asociado a la esperanza de vida. Es lamentable evidenciar la poca sensibilidad ante una población vulnerable, pero, aun así, nuestras autoridades estatales, ¿no lo revisaron?

San Pedro y Santa Catarina, ya anunciaron procesos que lucen más eficientes; en varios puntos, en automóvil y con cita previa. Ojalá, Monterrey, y los que faltan, hagan lo propio. Se requerirá prever situaciones especiales como personas arrendatarias que posiblemente sus recibos de servicios no correspondan al INE o que muchos viejitos viven con hermanas, sobrinos o hijos y no cuentan ni con recibos ni con contratos de arrendamiento.

Se requiere eficiencia y sensibilidad. Son adultos mayores y de manera prioritaria, necesitan la vacuna.

Gracias AMLO por recordarnos la utilidad del “ya Chole”, ya basta con ineficiencias y excusas, si no pueden con la chamba, no tienen por qué tenerla.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



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