banner edicion impresa

Opinión Editorial


Echeverría el gran represor


Publicación:14-07-2022
version androidversion iphone

++--

Luis Echeverría pasará a la historia por su mal gobierno

Luis Echeverría pasará a la historia por su mal gobierno.

Fue presidente de México de 1970 a 1976 y murió a los 100 años. Su lema de campaña presidencial fue “arriba y adelante”; se decía ser líder de la izquierda, populista, progresista y estatista; trató de librarse del señalamiento público como responsable del movimiento estudiantil del 68 y la guerra sucia de 1971 pero no lo logró; es el primer expresidente que ha sido procesado judicialmente; pretendió el premio Nobel y ser secretario general de la ONU, sin lograrlo. Con aires de grandeza, decía gobernar para los pobres.

Su esposa María Esther Zuno fue también centro de reflectores por su forma peculiar de ser. No quiso ser llamada ‘primera dama’ y pedía que se dirigieran a ella como ‘compañera María Esther’. Le gustaba vestir trajes típicos mexicanos y ofrecía agua de Jamaica en las recepciones oficiales.

El atributo más detestable del gobierno de Echeverría fue su forma de enfrentar la disidencia política y la inconformidad social a través de la tortura, asesinatos y desapariciones, en total impunidad y sin fiscalización. Fue el gran represor.

En la movilización de estudiantes de 1968, cuando él fungía como secretario de gobernación, tomó la decisión para la intervención de la policía y el ejército en la plaza de Tlatelolco que terminó con la muerte de 300 jóvenes estudiantes y la desaparición forzada de cientos de personas. Aunque el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz asumió públicamente la responsabilidad de acto, Echeverría no logró desligarse de los sucesos pues él era el responsable de la seguridad nacional. Uno de los crímenes más grandes de México.

En 1971 nuevamente ordenó frenar la ‘marcha de la libertad’ de los estudiantes, en apoyo al movimiento surgido en la Universidad de Nuevo León, en la que intervino un grupo para militar al servicio del Estado conocido como los halcones. En esta masacre conocida como ‘el halconazo o el jueves de corpus’ se culpó al entonces jefe del departamento del Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez. Murieron más de 200 estudiantes.

En el libro ’La presidencia imperial’ Enrique Krauze, señala que Echeverría ante el movimiento estudiantil del 68 tenía como objetivos: lograr la confianza del entonces presidente Díaz Ordaz, ganar la carrera presidencial, y tramar la provocación al ejército en Tlatelolco para luego culpar a otros de la masacre. Logró los tres.

Por estos acontecimientos fue acusado de genocidio en 2006 sin embargo fue exonerado tres años después. “Mientras que la gente de la calle lo responsabiliza, particularmente de los hechos del 2 de octubre de 68 de Tlatelolco, el poder judicial de la Federación, la suprema corte de justicia de la nación, después de tres años y medio, y de un expediente de más de 100 mil hojas, lo exoneró. Entonces pues eso es una realidad judicial en contra de una leyenda, por decir, urbana”, dijo el abogado Juan Velázquez quien fue su defensor en este proceso legal.

Luis Echeverría llevó la economía del país a niveles críticos; aumentó en dos millones de personas la burocracia. Su estilo gastador colocó la deuda exterior mexicana en 26 mil millones de dólares. Su modelo de Desarrollo Compartido no funcionó.

La moneda se devaluó de 12.50 a 22.50 pesos por dólar y la inflación llegó al 27 por ciento. Aumentó exponencialmente el presupuesto y el tamaño y número de las universidades públicas, no con el afán de promover la educación, sino de acumular poder. Se le acusaba de infiltrar grupos universitarios para identificar líderes y posteriormente reprimir las expresiones en su contra. 

Tuvo una relación incómoda con Estados Unidos, no solo por temas económicos sino por su abierto apoyo a gobiernos izquierdistas como Cuba, Chile y Nicaragua. Como si tuviera dos caras: para el exterior de México la compasión, al interior la dureza.

Se le acusó de enfrentar a grupos guerrilleros. La muerte de Don Eugenio Garza Sada por la Liga 23 de septiembre fundada en 1973, afectó fuertemente la relación con el sector empresarial de Nuevo León

El mensaje de Ricardo Margain Sosaya, reconocido abogado, en la despedida de Don Eugenio fue muy revelador del ambiente que se vivía en México en esa época: “sólo se puede actuar impunemente cuando se ha perdido el respeto a la autoridad, cuando el Estado deja de mantener el orden público, cuando no sólo se deja que tengan libre cause las más negativas ideologías, sino que además se les permite que cosechen sus frutos negativos de odio, destrucción y muerte” dijo.

Otro conflicto fuerte con Nuevo León estuvo relacionado con la ley orgánica de la Universidad de Nuevo León que terminó con la renuncia del entonces gobernador Eduardo Elizondo. 

El carácter represor de Echeverría llegó hasta la música de rock. Acusó a los organizadores y asistentes al Festival de Avándaro como ’traidores a la Patria’ por promover música relacionada con las drogas, el alcohol y la rebeldía. Por eso promovió una iniciativa, la cual fue aprobada, que prohibía los conciertos de rock en clubes y grandes escenarios, además las estaciones de radio no podrían transmitir canciones de este género.  

También tuvo conflicto con los medios de comunicación “al servicio de intereses antinacionales” señalaba.

Echeverría murió sin rendir cuentas.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com



« Leticia Treviño »