Opinión Editorial
Cuando pase el temblor
Publicación:02-04-2020
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Encaramos una emergencia de salud y económica, y confrontarla de manera inmediata y eficaz debe ser prioridad urgente de todos
La crisis que se nos viene en México debe poner de relieve, amén del debate apremiante de tantos temas torales para el futuro de nación y del Estado mexicano, que tenemos que encontrar y articular una visión afirmativa de país que zanje divisiones que nos han polarizado desde hace tiempo. Encaramos una emergencia de salud y económica, y confrontarla de manera inmediata y eficaz debe ser prioridad urgente de todos. Pero eso no exime de responsabilidad al Ejecutivo federal; no puede ni debe dilatar más en preparar los mecanismos, procesos y recursos con los que México tendrá que lidiar y aprovechar las etapas posteriores cuando la crisis en materia de salud mengüe. En lugar de sembrar polarización, debe nutrir conexiones.
Al prever y prepararnos ante los escenarios del "día siguiente", es fundamental entender que no podemos seguir pauperizando y degradando la huella internacional de México y que no existen las decisiones sin costo. Para detonar y recuperar inversiones y flujos de turismo y mitigar percepciones —las consideremos justas o no— que hoy prevalecen en el extranjero y medios internacionales sobre las acciones que México ha tomado hasta el momento, vamos a requerir: a) de todo nuestro capital y andamiaje diplomático y sus 157 misiones en el extranjero, y que hoy han sido columna vertebral de los esfuerzos loables de la cancillería por repatriar a mexicanos de todo el mundo; b) de nuestra presencia y liderazgo internacionales en organizaciones a las que pertenecemos para poner en marcha medidas de colaboración y mitigación en materia de salud pública y económica (por ello es muy relevante que el presidente López Obrador haya participado por primera vez en interactuar con sus homólogos del G20 en una reunión cumbre); y c) rescatar mecanismos y dependencias federales de promoción en el extranjero (ProMéxico y el Consejo de Promoción Turística) que fueron eliminadas y que resultaron claves en nuestra recuperación pos-H1N1. Como pocas veces en el pasado, México va a tener que salir al mundo a promoverse y a subrayar que los países tendremos que cooperar globalmente para resolver localmente. Habrá que trabajar con nuestra comunidad diáspora sobre todo para mitigar el impacto de la caída en remesas; combatir de manera frontal el chovinismo y la demagogia xenófoba que se están haciendo presentes en el mundo; y subrayar que nuestras naciones no pueden ensimismarse ante la imperiosa necesidad de cooperar y prevenir que el nacionalismo balín descarrile aún más los vínculos globales que nos unen y a las sociedades abiertas de las que dependemos todos, o casi todos.
El astronauta Buzz Aldrin alguna vez dijo que la mente es como un paracaídas; si no está abierta no funciona. Hay que aprovechar la memoria muscular que tiene el Estado mexicano para enfrentar lo inmediato y los retos que están a la vuelta de la esquina. La crisis que se avecina tiene que propiciar una reevaluación de la importancia de contar con expertos, con capacidades acumuladas del Estado, de los datos duros y las decisiones basadas en y determinadas por evidencia y la ciencia. Nuestro futuro no está predeterminado; es el resultado de las acciones y decisiones que tomemos hoy juntos.
Twitter: @Arturo_Sarukhan
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