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Opinión Editorial


¡Bienvenido 2021!


Publicación:03-01-2021
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Atrás quedó el 2020 y, con ello, surge la esperanza.

Atrás quedó el 2020 y, con ello, surge la esperanza. Sí, no podemos negarlo, el 2020 fue un año difícil, muy complejo en su funcionamiento, inédito, sin respuestas anticipadas para una realidad que nos mostró un escenario sanitario verdaderamente catastrófico.

El 2020 ya quedó atrás pero su inercia aún sigue. Seguramente durante los primeros tres meses de este 2021 aún seamos testigos de cómo la pandemia sigue avanzando de manera acelerada, saturando hospitales y demostrando nuevamente la vulnerabilidadhumana ante un virus que sólo sigue su propia programación reproductiva.

El 2020 fue un año de supervivencia, iniciamos el 2021 y lapandemia avanza y avanza y se muestra cada vez más próxima en la familia, las amistades, la comunidad. El SARS-CoV-2 ha ido estableciendo un cerco cada vez más próximo para aquéllos que han logrado evadirlo con éxito. El secreto para ello, no es propiamente un secreto, porque ya sabemos que solo el confinamiento puede asegurarnos estar a salvo.

Sabemos de casos en que el confinamiento no ha sido suficiente, ya que siempre habrá algún camino por el cual el virus pueda penetrar al hogar de aquéllos que han tratado de seguir las recomendaciones médicas. Lo que expone al contagio son las actividades grupales donde se busca la interacción social como parte de algún tipo de esparcimiento o actividad recreativa: fiestas, convivios, reuniones sociales.

El 2020 fue un año de pánico social, el miedo fue cada vez generando mayores efectos y repercusiones, desde un tipo de hipocondriasis, pensando que se está contagiado a pesar de las evidencias que señalan lo contrario, hasta una reacción fóbica donde la persona teme y rechaza cualquier tipo de acercamiento físico aunque se tengan controladas todas las medidas sanitarias.

El 2020 fue un año de luto y duelo por la pérdida de seres queridos, en ocasiones en una dinámicadonde casi desaparecen familias enteras, por lo que el sentido de incertidumbre respecto al futuro y la sensación de vulnerabilidad, llegaron hasta su nivel más elevado.

El 2020 también fue un año de penurias económicas, especialmente vinculadas con el desempleo y la quiebra de los negocios, una catástrofe económica que aún no logramos dimensionar bien su nivel de profundidad.

El año que termina nos lleva a replantearnos completamente nuestra visión de la realidad, especialmente la realidad social, nuestra afectividad tiene que enfriarseinevitablemente, la efusividad del contacto físico en la interacción social no puede seguir vigente como antes. El advenimiento de los recursos tecnológicos digitales hapermitidocontrarrestar esta condición de restricción socioafectiva.

Ha sido inevitable transitar en el ciberespacio como un requerimiento necesario para el home office, el aula virtual, el médico virtual, el e-commerce, el e-banking o banca en línea, la comida para llevar a través de plataformas virtuales y muchos otros servicios que han tenido que trasladarse a la red para poder sobrevivir.

También el 2020 nos ha dejado una mayor consciencia ecológica, la necesidad de utilizar energías verdes y sustentables, cuidar nuestro medio ambiente; comprometernos con el planeta y aliarnos con la naturaleza en su defensa.

Con todo ello, el 2021 nos plantea un cuestionamiento básico: ¿podemos tener esperanza para este nuevo año que comienza? De entrada podríamos pensar que las vacunas representan una base positiva para dar una respuesta a esta interrogante.

Existe desconfianza respecto a las vacunas, especialmente porque no han sido suficientementeestudiadas en cuanto a sus efectos secundarios, pero el tiempo apremiay no queda de otra, o vacunarse y arriesgarse a sufrir efectos indeseables, o no vacunarse y arriesgarse aún más con lo que implica una inmunidad mínima inexistente; no hay tiempo para pensarlo mucho, vacunarse será un riesgo menor y es por el que hay que optar.

Estar vacunado no implica volver a la normalidad perdida, tendremos en este 2021 una nueva normalidad y esta implicará continuar con las medidas sanitarias ya establecidas, que finalmente conducirán a un carnet de vacunación que restringirá o no nuestras opciones de movilidad, especialmente hacia el extranjero.

El uso de las tecnologías en el trabajo y en la educación también llegaron para quedarse, no hay vuelta atrás, la calidad de vida que permite la tecnología habrá que recuperarla a partir de este 2021, considerando que no requerimos invertir horas en el tráfico, que podemos utilizar mejor nuestro tiempo incrementado con ello la productividad.

El 2021 será también el inicio de la recuperación económica, aún no sabemos cuán graves son los daños que ha sufrido la economía, se señala que llevará años poder lograr los niveles económicos del 2019, pero la vacunación permitirá reabrir la economía, con ello las actividades comercialesy de servicios con las adecuaciones sanitarias correspondientes.

Otro aspecto positivo que nos traerá el 2021 será que al ser un año electoral, los ciudadanos podrán canalizar a través de su voto, su sentir respecto a la actuación de las autoridades; en el caso Nuevo León, prácticamente se renovarán todos los espacios de elección popular a excepción de las senadurías. Lo trágico de este tema es que tendremos que soportar, como ciudadanos, los miles y miles de spots publicitarios de los partidos políticos.

La esperanza que suscita el 2021 es la posibilidad real, con la ayuda de las vacunas, de domar la pandemia; de reiniciar la recuperación económica; de crear una nueva normalidad que permita recuperar los lazos sociales; dereincorporar de manera definitiva la calidad de vida que brindan las tecnologías; de ser más conscientes de nuestra vulnerabilidad y respetary cuidar nuestro medio ambiente; entre muchos otros aspectos claves.

Uno de los elementos de este proceso esperanzador, es el poder desarrollar nuestra religiosidad o nuestra espiritualidad, reconocernos en ese estado de orfandad que nos reveló el 2020, y dedicar tiempo para iniciar una búsqueda y un desarrollo espiritual. En realidad esta es la base para poder considerar al 2021 como un año prometedor, a pesar de que los problemas siguen, no parecen aminorarse, como es el caso de la violencia social y la inseguridad que seguimos padeciendo.

Es cierto, el 2021 no es un año para echar las campanas al vuelo, pero sí, para considerar que una vez que las vacunas se esparzan sobre la población, se podrá considerar como una pandemia que puede ser domada y, con ello, realmente pensar que tenemos una nueva oportunidad para recuperar nuestras vidas, a pesar de las restricciones sanitarias que se mantengan. Por esto y por muchas cosas más: ¡Bienvenido 2021!




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Arturo Delgado Moya

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