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Opinión Editorial


Batalla de Puebla del 2 de abril de 1867


Publicación:01-04-2019
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Durante la intervención francesa de los años 60s del siglo XIX, los mexicanos fueron organizados y dirigidos por los Liberales, inculcándole al pueblo el sentido de nacionalidad, de patria, en defensa de nuestra soberanía e independencia nacionales.

Al sufrir la derrota los conservadores mexicanos y los soldados franceses, en aquella histórica batalla del 2 de abril de 1867, la figura militar y política del general Porfirio Díaz, trascendió nacional e internacionalmente, por su estrategia militar, su audacia y decisión de atacar el Convento del Carmen, la madrugada del 2 de abril, donde la mayoría del ejército francés se encontraba sitiado, esperando refuerzos para romper el sitio del ejército liberal republicano.

La Batalla de Puebla del 2 de abrilfue decisiva en favor del movimiento liberal y del triunfo de la República, seguida de la batalla de Querétaro donde fueron derrotados el ejército francés y los conservadores mexicanos y hechos prisioneros los jefes militares Maximiliano, Miramón y Mejía, a quienes se les aplicó la pena capital, fusilándolos en el Cerro de las Campanas.

El general Porfirio Díaz se llenó de gloria con esta determinante pero poca conocida Batalla de Puebla, no solo en lo militar, sino su popularidad como hombre liberal se enalteció y, en corto tiempo, ya aspiraba a la presidencia de la República. Para algunos historiadores, los méritos militares del general Díaz lo habilitaban como candidato a Presidente de México y ser considerado como héroe nacional.

Las circunstancias político-militares, pocos años después, le favorecieron para gobernar al país por más de tres décadas. Dio estabilidad política, desarrollo económico, favoreció la industrialización, las vías de comunicación, la educación pública, fundó la universidad nacional, impulsó la educación normal e impulsó la cultura, grandes logros en la modernidad del país por parte del gobierno de Porfirio Díaz; pero hubo también grandes fallas, como la fundamental de su gobierno que fue la ausencia de un proyecto de democracia política para el país, así como una política social de distribución de la riqueza nacional, lo que trajo desigualdad social, represión a la libertades políticas, una economía a favor de los extranjeros y autoritarismo.

El general Porfirio Díaz, como jefe militar y triunfador de batallas en favor de la República Liberal, logró instalarse en la Presidencia de la República y reelegirse por 33 años consecutivos, con un período intermedio de 4 años de su compadre y amigo general Manuel González. Durante este largo período de gobierno, iniciando el nuevo siglo XX, los sectores de la burguesía agraria, los rancheros, los obreros, los campesinos, las comunidades indígenas, los maestros, los intelectuales y otros grupos sociales, se organizaron por la vía democrática, primero, y después por medio de la lucha social y política, contra el Presidente Díaz, creando paulatinamente las condiciones revolucionaras que habrían de desatarse con la proclama del coahuilense Francisco I. Madero.

Finalizada la Revolución Mexicana, en 1917, los sectores socio-políticos más preparados reflejaron en sus manifiestos, debates y documentos en el Congreso Constituyente de Querétaro de 1917, una visión social de gobierno y de país con un enfoque de Estado benefactor.

Dichos sectores hicieron posible la historia de la Revolución Mexicana explicándola desde un enfoque, donde el presidente Porfirio Díaz recibía una condena histórica para cuyo retraso del país, toda la culpabilidad recaía en él y en nuestra herencia española colonial. Surgió una nueva visión de la historia de México, después de la Revolución Mexicana, visión antiporfirista,antipositivista, mas, con una férrea  interpretación liberal de las nuevas corrientes de vanguardia, contando entre ellas con la del socialismo como la más influyente en la redacción de la constitución mexicana de 1917.

Esta etapa de estado benefactor por parte del gobierno mexicano postrevolucionario, fue paulatinamente alejándose de los idearios revolucionarios y acercándose a una visión de país procapitalista, de corte neoliberal, donde se tenía que hacer una reducción de las funciones del estado para modernizar y permitir una adecuada conducción económica del país, donde se vivía la globalización del mercado y la liberación de precios. En todo caso, el estado mexicano dejaba a los cambios y autoregulaciones del mercado la fortuna de su población.

Con el advenimiento de la visión modernizadora neoliberal, se hizo estratégicamente una reinterpretación de la historia nacional, cambiándola a un enfoque proempresarial donde las categoríasfilosóficas de individualidad, como emprendimiento, competitividad y calidad total fueron aplicadas a todos los ámbitos, predominando en los sectores de productividad, servicios privados, servicios públicos,  administración pública, e incluso, alcanzando el sistema educativo y los procesos de enseñanza-aprendizaje, que incluyeron las actividades científicas y políticas culturales.

Este neoliberalismo imperó durante tres décadas completas, pero para los inicios del siglo XXI en algunos países del mundo se inició una ruptura con este modelo económico, político y social. En México apenas acaba de comenzar el cambio con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Empero, el neoliberalismo para las fechas presentes ya había hecho cambios cruciales, modificando los fundamentos jurídicos, educativos, filosóficos, políticos y administrativos de nuestro país.

El surgimiento del Estado Nacional Mexicano después del rechazo al II Impero francés de Maximiliano, del cual el general Porfirio Díaz fue personaje clave en su acción militar de la batalla de Puebla del 2 de abril, se consolidó con el presidente Benito Juárez, y se fue modernizando paulatinamente, desde Díaz hasta las fechas recientes con los presidentes neoliberales, de la etapa ahora llamada neoporfirista  (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto).

El cúmulo de experiencia como estado y gobierno, nos ha permitido a los mexicanos madurar como sociedad civil y lograr, en este presente, poder definir cuáles son las políticas públicas, económicas, culturales, sociales, educativas y administrativas, que más benefician a nuestro México, proyectándolo como una nación-potencia mundial con sentido social y para el mundo, de acuerdo a como lo ha declarado el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien cada día suma una idea más a esta revolución social y cultural que impulsa y nos está permitiendo vivir y disfrutar. ¡Recordamos el 2 de abril, por un cambio en el rumbo del destino de México!



« Redacción »
Arturo Delgado Moya

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