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Opinión Editorial


Ahorita


Publicación:27-01-2023
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No se trata de una especie de horario laboral subjetivo ni de un calendario que marque fechas disímbolas, sino de una pieza flotante en el carácter del mexicano

Una de las expresiones más imprecisas de los mexicanos y que se aplica en casi todas las acciones que suceden día a día y para todo caso, es la de “ahorita”. Llevas tu auto a reparar porque le está fallando la palanca de cambios y el mecánico te dice ahorita se lo reviso. Pero está revisando otro carros a cuyos dueños le dijo ahorita se los reviso. Y ese ahorita se convierte en una hora, en dos o hasta tres. Ahorita se lo checo.

No se trata de una especie de horario laboral subjetivo ni de un calendario que marque fechas disímbolas, sino de una pieza flotante en el carácter del mexicano. Ni Antonio Caso ni Leopoldo Zea, los dos grandes filósofos de lo mexicano, daban pie con bola. Ese ahorita puede ser dentro de una semana o dos. Los coreanos que radican en Monterrey nunca han entendido esa expresión. Buscan un foco y el dependiente les dice ahorita se lo consigo pero no se mueve de su lugar y lo peor es que no consigue el mentado foco.  

Y ese ahorita abunda dentro del gobierno o los gobiernos. ¿Cuándo llegan los camiones urbanos para dar un servicio de calidad a los usuarios? Ahorita. ¿Cuándo empieza la reestructuración del sistema de movilidad del área metropolitana? Ahorita, cuando lleguen los camiones. Y ese ahorita se convierte en meses y en años. Hace más de un año se esperan los camiones. Han llegado algunos pero ni para cuando los 1800 prometidos. Y las calles y avenidas siguen congestionadas, además de ser un peligro por la pésima forma de manejar de los conductores. Ahorita se arregla.

Las pequeñas y medianas empresas, que son mayoría de negocios en México y en Nuevo León y que además son las que brindan más empleo, se las ven más que negras ante tanto trámite para instalarse, operar y generar ingresos, que también el gobierno va a recibir vía impuestos. Papelería con dos copias, opinión de cumplimiento positivo, firma certificada, declaración de impuestos, listado de clientes con solvencia económica, número de registro ante el SAT, impuesto sobre nómina al corriente, son sólo algunos de los requisitos ante el gobierno. ¿Cuándo se va a eliminar tanto trámite, tanta ventanilla, tanta espera y fila? Ahorita. Entonces pa qué tanta invitación a que se instalen empresas en Nuevo León. Ah, las grandotas sí tienen facilidades y las pequeñas no. ¿O qué?    

Ahorita se arregla esa situación. Mientras las filas más largas que peregrinación siguen apostadas frente a una ventanilla que no es. Y así por el estilo. A ver secretario de Medio Ambiente, que según usted es una chucha cuerera de la ecología, ¿Cuándo se va a frenar la emisión de partículas contaminantes de las grandes empresas? Ahorita. ¿Cuándo se van a comprar los camiones nuevos de carga para sustituir a los actuales? Ahorita. Eso declaró hace 20 días y no se ha comprado ningún dichoso camión. Entonces ahorita no es ahorita.    

Y mientras ese famoso “Ahorita” se traduce en fecha concreta, día, mes, año, los males que aquejan a Nuevo León siguen latiendo y, peor, aumentan. Casi obvia decirlo: la falta de seguridad, la delincuencia, el narcotráfico, las desapariciones de mujeres, la contaminación, el pésimo servicio del transporte urbano, las fallas en el Metro, la escasez de agua, la inflación, la educación deficiente, la falta de cultura.

Bueno, Nuevo León registrará una inversión económica histórica, como nunca antes se ha visto. Ahorita. 



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