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"¡Váyanse, yo los cubro!", gritó joven antes de morir

¡Váyanse, yo los cubro!,  gritó joven antes de morir
En tres días el tiroteo dejó un saldo de siete muertos y tres lesionados; cinco de las víctimas fueron asesinadas a tiros y decapitadas.

Publicación:26-09-2021
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Un sobreviviente a ese ataque relató que ese día, en uno de los puntos de vigilancia, los comunitarios ya habían sido rodeados por el grupo armado

Apatzingán, Michoacán.-La más reciente oleada de ataques criminales en el municipio de Tepalcatepec dejó, en tres días, un saldo de siete muertos y tres lesionados; cinco de las víctimas fueron asesinadas a tiros y decapitadas.

Luego, los ataques se trasladaron a la ranchería de Plaza Vieja, donde un estudiante y otro joven perdieron la vida.

A casi una semana de los hechos, el cuerpo del joven de 18 años, Juan José López Cervantes, —quien apenas había cursado la secundaria y estaba en espera de ingresar al Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario— y el de otra de las víctimas no han sido recuperados, puesto que ambos están en una zona controlada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La mamá de Juan José, Genoveva Cervantes Cortés, en entrevista, cuenta que el joven tenía la ilusión de ser soldado o enfermero y que debido a la pandemia de Covid-19 no pudo iniciar sus clases en el CBTA, pero no quiso quedarse con los brazos cruzados ante los ataques armados.

Genoveva narra que su hijo tomó la decisión de sumarse a las filas de la lucha civil armada. "¡Era entrón y muy valiente!", recuerdan sus amigos.

Chelito, como era conocido Juan José, cambió en ese momento el material escolar por un arma, pues decía que no quería ver a su familia asesinada, según cuenta su madre.

El pasado 18 de septiembre, en uno de los ataques a las barricadas de los comunitarios, el estudiante y otro joven murieron.

Un sobreviviente a ese ataque relató que ese día, en uno de los puntos de vigilancia, los comunitarios ya habían sido rodeados por el grupo armado.

A poca distancia de la barricada crecían las filas de los integrantes del CJNG, con quienes se enfrentaban los pobladores, entre ellos Chelito.

Durante el choque a tiros, se vieron rebasados, por lo que se retiraron, pero una bala alcanzó la pierna de Juan José.

El sobreviviente recuerda que se regresó y vio a uno de sus compañeros muertos y le dijo a Chelito que iniciaran la retirada del lugar: "Le dije: 'Vámonos, esto ya se acabó. Vámonos antes de que nos maten'.

"Sin embargo, volteó y, lesionado, levantó el arma y nos gritó que nos fuéramos, que él nos iba a cubrir. '¡Váyanse, yo los cubro!', nos gritó de nuevo", narra.

El compañero de Juan José relata que lo vio caer y se acercó para llevárselo, pero que el joven ya había muerto de un disparo en la cara. Reconoció que fue frustrante no poder llevarse los cuerpos de sus amigos y compañeros de barricada, pero que ya nada pudieron hacer.

"No estaba, me fui con mi hija porque se iba a aliviar. Cuando me hablan es para darme la noticia de que me lo mataron. No sé dónde está", lamenta Genoveva. La madre no deja de recordar lo que viven a diario los habitantes: "Mucha violencia. Estás en el rancho esperando a qué hora te cae una bala, una bomba, y no puedes dormir, porque no sabes qué va a pasar contigo o si te van a matar un niño.

"Era un rancho tranquilo y desde que se empezaron a escuchar los balazos y a oír todo aquel desmadre, ya no teníamos a dónde correr con los niños", dice.

Esta situación la obligó a abandonar su casa, una vivienda con techo de cartón que hoy se encuentra en el abandono y con el luto de la muerte de uno de sus habitantes. Hoy sólo implora a las autoridades que le ayuden a recuperar el cuerpo de su hijo, "como esté", afirma.

Algunos habitantes, encabezados por el sa-cerdote y activista Gregorio López Gerónimo, se concentraron en la plaza principal de Apatzingán para pedir cese al fuego y que se restablezca la paz en los puntos de Tierra Caliente azotados por la violencia.

En el marco del Día Mundial de la Paz, el padre Goyo convocó a autoridades y al crimen organizado a sentarse a dialogar y llegar a acuerdos.

El religioso reveló que mientras eso sucede la mesa de seguridad determinó buscar un mecanismo para alimentar a los habitantes de los pueblos encallados en la zona de guerra, pues ese es otro de los problemas.



« El Universal »