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Van por sueño americano y encuentran ‘pesadilla’
Publicación:29-11-2021
TEMA: #Migrantes
Se vieron forzados a peores condiciones y a trabajar horas extra sin compensación.
Ciudad de México / El Universal Cientos de migrantes con visas de trabajo temporal podrían ser víctimas de trata cada año en Estados Unidos, según la Línea Nacional contra la Trata de Personas de ese país. “El empleador de una compañía de EU que recluta cada año cientos de migrantes para recoger frutas les dijo que no había problema si expiraba su visa. Cuando eso sucedió, comenzó a amenazarlos con reportarlos a migración, pues eran ya indocumentados”. La directora de la línea, Megan Cutter, cuenta que, debido a la coerción, los trabajadores sintieron miedo de salir a la calle y de dejar el empleo. Se vieron forzados a peores condiciones y a trabajar horas extra sin compensación. Explica que estas llamadas alertando sobre ese delito contra migrantes con visa de trabajo temporal en la agricultura las reciben “casi a diario”. La trata laboral es el trabajo forzado obtenido bajo amenaza, engaño o violencia. Para que exista delito no es necesaria la coerción física, son suficientes los medios sicológicos de control, como amenaza o engaño. Según la línea de ayuda, entre 2015 y 2020 se identificaron 4 mil 816 posibles víctimas de trata que estaban trabajando legalmente en EU con algún ti-po de visa temporal. Pero este número podría ser sólo una pequeña fracción de las víctimas, ya que muchos migrantes no conocen sus derechos y tienen miedo a hablar. Cutter coincide con expertos que hay una extendida creencia de que cuando los migrantes van a EU con visa de trabajo temporal tienen garantía de que se respeten sus derechos, pero no es así. “El diseño de estas visas tiene muchos vacíos legales que permiten que haya trata laboral y explotación”. Así de tajante lo dice la directora de la línea operada por la ONG Polaris y financiada con fondos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EU y donaciones privadas. Uno de los principales problemas de esas visas es que autorizan al migrante a trabajar exclusivamente para un empleador y si por alguna razón deja ese puesto, la visa se declara inválida. Esto crea un desbalance de poder del empleador sobre el trabajador y éste es usado con frecuencia para explotar a los migrantes. “Es desafortunadamente común que los empleados sean amenazados con ser deportados o ponerlos en una lista negra para que no puedan regresar a EU”. Organizaciones de derechos del trabajador han pedido por años que se desvinculen las visas temporales de un solo empleador, pero no han tenido éxito. También piden más revisiones en sitios de trabajo y que las autoridades se aseguren de que los trabajadores no deban pagar en ningún punto del reclutamiento. Esto último es común, a pesar de ser ilegal en ambos países. Esas cuotas pueden ser miles de dólares que los trabajadores tienen que pedir en préstamos, lo que los hace más dependientes del dinero que planean ganar. Además, las organizaciones solicitan que los contratos estén en español o en la lengua materna de los empleados. Es común que sean en inglés y que en el reclutamiento sean engañados o les hagan falsas promesas sobre el salario o las condiciones de trabajo y vivienda.
MÁS ABUSOS EN PANDEMIA
La pandemia empeoró la situación para los trabajadores del campo, según un reporte de Polaris. “Hay alguna evidencia que la trata y la explotación pudo haber aumentado entre los trabajadores del sector agrícola, que fueron considerados como esenciales durante la pandemia”, dice. Las visas temporales denominadas H-2A han aumentado cada año, llegando a 213 mil 394 en 2020. Esto significa que se han cuadriplicado desde 2007, cuando el límite fue de 50 mil 791. El 90% de las visas son dadas a mexicanos, según datos oficiales. En el caso relatado por Cutter, varios empleados se enfermaron de Covid-19, pero tuvieron que seguir trabajando, pues no les dieron licencia por enfermedad. En la pandemia aumentaron los reportes de migrantes a los que se les negó atención médica.
“NOS DESPIDIERON POR IR AL MÉDICO”
“En la planta en la que trabajaba, la gente empezó a enfermarse de Covid. Yo me puse muy mal, vomitaba todo lo que comía y se me dificultaba respirar. Le pedí muchas veces a mi supervisora que me llevara al médico, pero no lo hizo. Con otra trabajadora fuimos al doctor y nos despidieron”. Es el testimonio de Maribel sobre lo que vivió con Reyna, otra migrante mexicana, cuando trabajaban pelando cangrejos en Luisiana, Estados Unidos. Con el apoyo del Centro de los Derechos del Migrante (CDM) presentaron una denuncia ante la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de EU (OSHA, por sus siglas en inglés) argumentando que su empleador tomó represalias por defender su derecho a la salud y la seguridad. Su denuncia fue desestimada. Sin embargo, Maribel y Reyna tuvieron una victoria cuando el Departamento del Trabajo anunció que la planta donde laboraban deberá pagar 138 mil 629 dólares en salarios atrasados para 100 trabajadores a quienes no se les pagó horas extra.
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