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Windows 11 puede funcionar con solo 184 megas de RAM

Publicación:14-01-2025
TEMA: #Software
Los requisitos de Windows 11. Sí, otra vez, es uno de esos temas recurrentes, que seguramente seguirán presentes en la agenda incluso concluido su ciclo de vida
Eso sí, si por norma general lo es por su nivel de exigencia, ahora vemos que, quizá, no es tanto un problema del propio sistema operativo, como de lo que Microsoft considera que es imprescindible para que funcione adecuadamente. O eso es lo que podemos deducir de lo que leemos en WindowsCentral.
¿Y qué leemos? Pues que Windows 11 demuestra ser bastante menos exigente de lo que Microsoft afirma. Seguramente recordarás que los requisitos mínimos del sistema, entre ellos los 4 gigabytes de RAM, han sido objeto de debate desde su anuncio, un desarrollador ha llevado al límite esta barrera al hacer que el sistema operativo funcione con tan solo 184 MB de RAM. Sí, no me he equivocado al escribirlo, y el resultado es tan sorprendente como intrigante.
El salto desde Windows 10 dejó fuera a muchos equipos, ya que además de necesitar un procesador compatible y soporte para TPM 2.0, exigía al menos 4 GB de RAM para su instalación. La compañía justificó estas especificaciones alegando que eran necesarias para garantizar la fluidez, la estabilidad y, sobre todo, la seguridad del sistema operativo. Sin embargo, este curioso experimento técnico demuestra que, al menos en condiciones extremas, el software puede adaptarse a configuraciones mucho más modestas.
El desarrollador, cuyo nombre no ha sido revelado, realizó su hazaña utilizando una máquina virtual personalizada. A través de ajustes avanzados, eliminó cualquier elemento no esencial que pudiera consumir memoria y optimizó cada aspecto del sistema para minimizar su huella. De esta manera, logró instalar Windows 11 y arrancarlo con la impactante cifra de 184 MB de RAM. Cabe destacar que no se trata de un entorno práctico: el sistema operativo se iniciaba con lentitud, y la experiencia era poco más que una prueba conceptual, pero funcionaba, lo cual ya es un hito técnico.
Para comprender la magnitud del logro, basta con comparar esta cifra con las especificaciones de hardware comunes. En el mundo actual, incluso los dispositivos más básicos, como smartphones de gama baja, cuentan con al menos 2 GB de RAM. Por otro lado, la gran mayoría de sistemas que cumplen los requisitos oficiales de Windows 11 operan con configuraciones mucho más robustas, de 8 GB o más. Que el sistema operativo sea capaz de ejecutarse en una fracción de lo estipulado pone en evidencia el nivel de optimización de su diseño, aunque también deja entrever que los requisitos oficiales podrían ser más flexibles de lo que Microsoft sugiere.
Sin embargo, el experimento también tiene implicaciones más allá de la mera curiosidad. La capacidad de Windows 11 para funcionar en estas condiciones plantea preguntas interesantes sobre su viabilidad en dispositivos de bajo consumo. Si bien no es el caso en este experimento, sistemas con hardware limitado, como IoT o máquinas virtuales ligeras, podrían beneficiarse de configuraciones simplificadas de este tipo, adaptadas específicamente a entornos con recursos restringidos. Esto, a su vez, abre la puerta a nuevos usos para Windows 11 en mercados emergentes o dispositivos especializados.
No es la primera vez que un sistema operativo se somete a pruebas extremas de este tipo. En el pasado, se han realizado experimentos similares con versiones más antiguas de Windows e incluso con distribuciones de Linux, que históricamente han sido más adaptables a hardware limitado. Sin embargo, ver algo así en un sistema operativo moderno como Windows 11, que presume de una gran carga gráfica y múltiples funciones avanzadas, añade un nivel de asombro adicional.
Este tipo de iniciativas, aunque no sean prácticas para el día a día, nos recuerdan algo importante: las barreras tecnológicas no son inamovibles, y el ingenio de los desarrolladores sigue siendo una fuerza poderosa en el mundo del software. Más allá de los requisitos oficiales y de las limitaciones impuestas por los fabricantes, siempre hay margen para la innovación, la creatividad y, por supuesto, la curiosidad técnica.
Después de leer sobre este experimento, no puedo evitar imaginar qué más podría ser posible con un poco de ingenio. Si Windows 11 puede arrancar con menos RAM que la que tenían algunos de los primeros teléfonos móviles con pantalla táctil, ¿qué otras sorpresas podrían esconderse detrás de las «limitaciones» técnicas?
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