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iPadOS también tendrá que adaptarse a la DMA europea

iPadOS también tendrá que adaptarse a la DMA europea
La Comisión Europea concede a Apple un plazo de seis meses para adaptar iPadOS a la DMA

Publicación:30-04-2024
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iPadOS cumple con las «condiciones necesarias» como para tener que ajustarse a lo determinado por la Ley de Mercados Digitales.

 

La Unión Europea sigue dando malas noticias a Apple, en esta ocasión a cuenta de iPadOS, el sistema operativo, al que prácticamente podemos considerar mellizo de iOS, que como ya sabrás (y, en caso contrario, se deduce fácilmente gracias a su nombre) es el OS que da vida a los iPad. Y es que, tal y como ha comunicado la Comisión Europea, iPadOS cumple con las «condiciones necesarias» como para tener que ajustarse a lo determinado por la Ley de Mercados Digitales. Más adelante explicaré la razón de ser de las comillas, ya que no se trata de una cita literal.

Tal y como se recuerda en dicha comunicación oficial de la CE, iOS ya fue señalado en septiembre del año pasado, cuando se hicieron públicos los seis gatekeepers y los productos y servicios de cada uno de ellos que se verían sometidos a una especial regulación. En aquel momento, además, se hizo público que también se mantenían abiertas otras investigaciones sobre productos y servicios, con la posibilidad de que también se tuvieran que someter a dichas regulaciones.

Como ya te contamos en aquel momento, en lo referido a Apple eran dos las investigaciones abiertas, una por su servicio y aplicaciones iMessage, que finalmente se salvó de someterse a estas medidas regulatorias, y iPadOS, del que hasta ahora no sabíamos en qué sentido se iba a decantar la Comisión Europea, puesto que los números de este sistema operativo son, indudablemente, bastante más bajos que los de Android, iOS y Windows, que son los tres OS señalados por la aplicación de la DMA el pasado mes de septiembre.

Entonces, ¿qué es lo que ha ocurrido? ¿Por qué las comillas del principio? Pues por lo leemos en el comunicado de la CE al respecto. El primer punto clave es el siguiente:

«[...] la Comisión abrió una investigación de mercado para evaluar si el iPadOS de Apple, a pesar de no cumplir los umbrales cuantitativos establecidos en la DMA, constituye una puerta de entrada importante para que los usuarios profesionales lleguen a los usuarios finales y, por tanto, debería ser designado guardián.»

Y, como ya habrás imaginado, el resultado de la investigación es la conclusión de que, efectivamente, se dan determinadas circunstancias por las que el sistema operativo del iPad deba someterse a dichas regulaciones. El organismo europeo cita tres de ellas:

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-El número de usuarios empresariales de Apple superó once veces el umbral cuantitativo, mientras que el número de usuarios finales estuvo cerca del umbral y se prevé que aumente en el futuro próximo.

-Los usuarios finales están atados a iPadOS . Apple aprovecha su gran ecosistema para desincentivar a los usuarios finales a cambiar a otros sistemas operativos para tablets.

-Los usuarios empresariales están atados a iPadOS debido a su base de usuarios grande y comercialmente atractiva, y su importancia para ciertos casos de uso, como los juegos.

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En consecuencia, claro, la Comisión Europea concede a Apple un plazo de seis meses para adaptar iPadOS a la DMA, una decisión y unos plazos similares a los que se plantearon con iOS, si bien en este caso es cierto que Apple ya tiene buena parte del trabajo hecho, ya que «solo» (y lo entrecomillo porque entiendo que es una cantidad considerable de trabajo) tendrá que trasladar a la versión del sistema operativo para iPad lo ya presente en la versión de iOS para la Unión Europea.

Esta no es, desde luego, una buena noticia para Apple, si bien es cierto que en los últimos meses han encontrado la manera de lograr que la adaptación a las nuevas normas de iOS no suponga tanto lucro cesante como podía parecer en un primer momento. Claro que, también a ese respecto, cabe la posibilidad de que la Comisión Europea decida pronunciarse en contra, pues de un tiempo a esta parte parece que legisladores y reguladores de la UE observan con especial atención todas las acciones de los de Cupertino en el viejo continente.



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