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Facebook gobernó desde la Casa Blanca

Facebook gobernó desde la Casa Blanca
Facebook ya no es una empresa, es una vía que conduce a las mentes del pueblo estadounidense

Publicación:09-10-2021
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La premisa de Bannon para fundamentar la campaña electoral de su amigo era bélica: Estados Unidos y el mundo viven una guerra cultural.

Así debió imaginar Steve Bannon a la red social de Mark Zuckerberg. Los 87 millones de usuarios penetrados por Cambrdge Analytica durante la campaña electoral de Donald Trump le terminaron por dar las llaves de la Casa Blanca al outsider de la política.

La premisa de Bannon para fundamentar la campaña electoral de su amigo era bélica: Estados Unidos y el mundo viven una guerra cultural. La idea, desde la Casa Blanca, permitía vetar la entrada a musulmanes de varios países a los Estados Unidos.

Las escenas de los noticieros de televisión emitían pasillos del aeropuerto JFK saturados de musulmanes que no podían sortear las casetas de control aduanal. La estética de la guerra cultural lo permitía.

Facebook ya no es una empresa, es una vía que conduce a las mentes del pueblo estadounidense, escribe Christopher Wylie en el libro Mindf*ck, cerebro de Cambridge Analytica; el mismo personaje que reveló que “el Brexit no habría sucedido sin Cambridge Analytica”.

“Para influir en la mente de una persona, necesitas identificar los “sesgos cognitivos” y luego, explotarlos”, indica Wylie. Le explica a Bannon que al encuestar a usuarios de Facebook era relativamente fácil guiarlos hacia un estado de ánimo de enojo. “No es lo mismo preguntarles de manera inmediata: ¿Eres feliz?, a formularles primero lo siguiente: ¿Has subido de peso en los últimos años? ¿Las personas con las que estudiabas en la Primaria han tenido el mismo éxito que tú? Difícilmente responderán que sí.

Bannon se alió con Robert Leroy Mercer, millonario administrador de fondos de cobertura y principal accionista de Cambridge Analytica. Mercer quiso convertirse en ingeniero social. “Una de sus aficiones es construir trenes a escala, y yo tenía la sensación de que él pensaba que, en efecto, podríamos construirle una sociedad a escala, para irla manipulando hasta hacerla perfecta”, escribe Christopher Wylie.

Algo mucho más descriptivo: “Y, como Uber, que con una simple aplicación arrasó la industria del taxi, de más de cien años de antigüedad, su empresa pensaba hacer lo mismo con la democracia”.

La ingeniera Frances Haugen visitó el Senado estadounidense el martes pasado. Ella trabajó para la red más popular del mundo y recordó lo que Wylie ya había adelantado en su libro: “Facebook oculta información vital al Gobierno de Estados Unidos”. En el preámbulo de su visita, filtró documentos a The Wall Street Journal y se presentó en el programa “60 Minutes” de la CBS. “Comparezco ante ustedes para afirmar que sus productos dañan a la infancia, avivan la división, debilitan nuestra democracia y mucho más”. Les dijo a los senadores.

No es difícil imaginar que para los integrantes del QAnon el consumo de Facebook representa su “politización” a través de un estado de ánimo siempre en alerta y siempre furioso. 

Sus integrantes pensaron que el 6 de enero pasado iban a liberar a Donald Trump de la derrota electoral propinada por los demócratas. Asaltar el Capitolio era un acto cívico porque salvarían a los Estados Unidos del gobierno del mal.

Steve Bannon fue separado de la Casa Blanca porque la relación con el cuñado del presidente Jared Kushner se deterioró. Pero eso no impidió que el legado de Bannon lograra llegar hasta el asalto al Capitolio.

Facebook gobernó desde la Casa Blanca hasta el día en que Zuckerberg expulsó a Trump de su red social. Un acto de censura descomunal, pero una decisión que lleva implícita la aceptación del grado de influencia que tiene en la sociedad.

En lo que tiene razón Zuckerberg es que nadie obliga a los usuarios de Facebook a dejar la vida en su red social.

En busca del tiempo perdido en Facebook es un ejercicio de ocio. Leer a Marcel Proust representaría la ausencia de muchas horas frente a la aplicación de Facebook, pero tendría más sentido que pasar horas enojado por las confrontaciones entre quienes dicen tener siempre la razón.

Es la guerra cultural Facebook.

@faustopretelin



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