Ciberdelincuentes se aprovechan de las apps de citas

Las apps de citas han revolucionado la forma en que los adultos se conectan y conocen a otras personas. Sin embargo, detrás de la aparente facilidad y emoción de deslizar perfiles, se esconde una oscura realidad. En el mundo de las aplicaciones de citas como Tinder, Grindr, Badoo, Meetic y Bumble, no todos los rostros que se ven son auténticos.

En algunos casos, aquellos que fingen ser otra persona son simplemente adolescentes aburridos en busca de entretenimiento. Otros lo hacen debido a inseguridades con su verdadera imagen. Pero lo más preocupante es la presencia de ciberdelincuentes que utilizan estas plataformas para enamorar a sus víctimas y extorsionarles dinero.

En medio de este panorama, el medio de comunicación WIRED ha logrado hablar con Liam, un moderador de sitios web de citas que ha preferido mantener su anonimato. Liam fue contratado por una empresa llamada 'vDesk', con sede en Chipre, para realizar tareas de atención al cliente a distancia. Sin embargo, pronto descubrió que su trabajo consistía en crear perfiles falsos y chatear con clientes que, en su mayoría, eran hombres en busca de relaciones o encuentros virtuales.

Los clientes sabían que la persona al otro lado de la pantalla estaba interesada en el dinero y no en una interacción real. Lo que no sabían era que las fotos que veían no eran auténticas. Liam relata que los usuarios pagaban "monedas" que se intercambiaban por mensajes, con suscripciones que iban desde 10,90 dólares hasta 870 dólares. Cada mensaje tenía un costo aproximado de 2,15 dólares.

Liam se hacía pasar por diferentes personajes virtuales que él mismo había creado, uno de ellos siendo 'Anna2001'. En una ocasión, se encontró con la cara de un antiguo compañero de rugby mientras utilizaba ese perfil. Aunque necesitado de dinero, Liam chateó con su antiguo compañero durante dos minutos, una experiencia extraña pero reveladora.

El caso de Liam no es un hecho aislado. En WIRED también encontraron el testimonio de Alice, otra persona que trabajaba en vDesk bajo un nombre falso para proteger su identidad. Alice, residente en México, se sorprendió al recibir mensajes de un cliente francés que afirmaba estar enamorado de ella. Aunque los perfiles falsos que utilizaba no parecían inalcanzables, eran convincentes y específicos