ARM se prepara para debutar en Bolsa en septiembre

 Tal y como asegura el medio americano, SoftBank aspiraría a conseguir una valoración inicial para la compañía de entre 60.000 y 70.000 millones de dólares, impulsada por la gran necesidad que hay en estos momentos por poner en marcha nuevas fábricas de semiconductores y la demanda de chips para la gestión de cargas de inteligencia artificial.

Lo cierto es que la posible valoración de la compañía ha fluctuado con fuerza en los últimos meses. A principios de este mismo año, el «runrun» de los círculos financieros proponía una valoración que se situaría en torno a los 30.000 millones de dólares y que podría alcanzar en el mejor de los escenarios esos 70.000 milllones ya mencionados. Sin embargo, tanto Masayoshi Son (director de SoftBank), como Rene Haas (director ejecutivo de ARM), siempre consideraron que la parte inferior de esa horquilla era demasiado baja, a la vez que expresaban que en la parte alta de la ecuación se podría llegar hasta los 80.000 millones.

Lo que de lo que nadie duda es que la recaudación en el mismo momento de la IPO llegue a nada menos que a 10.000 millones, lo que supondría el mayor debut para una compañía tecnológica en Bolsa, desde los de Facebook en 2012 y Alibaba en 2014. Desde entonces el mercado ha estado algo parado, en parte afectado por la incertidumbre provocada por la pandemia primero y la guerra de Ucrania después. De momento ninguna de las dos compañías querido ni confirmar ni desmentir esta información, mientras que las acciones de SoftBank han experimentado una ligera caída del 2,3%  en índice Nikkei.

Aunque el debut aún no se haya confirmado, es importante tener en cuenta que ARM presentó una solicitud confidencial para cotizar en Estados Unidos en abril. Y se especula con que nombres importantes de la industria, incluidos Nvidia e Intel, han mantenido conversaciones preliminares para convertirse en dos de los grandes inversores una vez se materialice la IPO.

Aunque la tecnología de esta empresa británica se utiliza en casi todos los teléfonos inteligentes del planeta, su lugar en la industria ha sido durante mucho tiempo menos conocido. Aunque directamente no fabrica nada, ARM sí diseña y vende los planos necesarios para nuevos microprocesadores y licencia tecnología conocida como conjuntos de instrucciones, que dictan cómo se comunican los programas de software con esos chips. La eficiencia energética de la tecnología de ARM ha ayudado a que sea omnipresente en los teléfonos y en los últimos años también en ordenadores y servidores. Su nuevo campo de conquista es, precisamente, el de la IA.

Los procesadores para ese mercado se encuentran entre los más caros y rentables de la industria. Amazon por ejemplo, ha adoptado chips basados en Arm para sus Amazon Web Services porque afirma que son más eficientes tanto en términos de energía como de economía y ya son la base sobre la que trabajan más de 40.000 de sus clientes. Una IPO exitosa, sería por fin una buena noticia para SoftBank, que en los últimos años ha vivido su particular calvario tras el fracaso de varias de las startups en las que ha invertido.