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Papel del Estado es fundamental ante violencia hacia mujeres
Publicación:29-07-2021
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La diputada presidenta participó en la entrega del “Premio Raquel Berman a la Resiliencia Femenina Frente a la Adversidad”.
La presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Dulce María Sauri Riancho, afirmó que el papel del Estado es fundamental en un contexto en el que la violencia estructural hacia las mujeres se perpetra con intensidad y hay una limitada impartición de justicia que no repara el daño a las víctimas.
Al participar en la entrega del “Premio Raquel Berman a la Resiliencia Femenina Frente a la Adversidad”, subrayó que se necesitan instituciones que promuevan y garanticen el derecho de las mujeres y las niñas a una vida digna, libre de violencia, y con mecanismos que posibiliten su empoderamiento para desarrollar su potencial.
Además, dijo, se requieren grandes acciones de gobierno, pero también pequeñas que suman y que tienen efecto de demostración para eliminar las fuentes de discriminación, porque éstas son la raíz de la violencia que se perpetra contra las mujeres por el hecho de serlo.
El premio, subrayó la diputada presidenta, reconoce a las mujeres que emprendieron ese proceso de transformación para superar situaciones adversas que convirtieron sus experiencias dolorosas en fortaleza interna y valentía para resignificarlas.
Resaltó que el proceso de resiliencia no es sencillo, porque empieza por reconocer la circunstancia, las emociones, las capacidades, los logros, y pasar por la aceptación para recuperar la autoestima y lo que fue arrebatado.
“La resiliencia es un proceso que puede integrarse desde la infancia, pero no es algo innato o automático, sino que requiere de un ambiente favorable y habilitador”, estimó.
Explicó que las niñas que han sido cuidadas y protegidas por madres y padres resilientes tienen mejores herramientas para cuidarse por sí mismas, pero eso no ocurre en muchas familias y numerosas veces es ahí donde la adversidad se enfrenta sin oportunidades de remontarla.
Recordó que con el lanzamiento de la convocatoria para este premio se firmó el Convenio de Colaboración entre la Cámara de Diputados y la Fundación Raquel Berman, porque “todos los esfuerzos suman y tenemos la obligación, desde el Estado, y la Cámara de Diputados forma parte del Estado mexicano, de asumir la responsabilidad que nos corresponde para lograr la recuperación integral de las víctimas mediante acciones y estrategias de mayor alcance”.
La diputada Dulce María Sauri Riancho expresó su reconocimiento a las participantes en el premio, por su valentía para narrar sus historias, que es también otro ejercicio de reafirmación de la valía de las mujeres.
Hay que salvar el destino de las niñas y adolescentes
Raquel Berman, presidenta de la Fundación Doctora Raquel Berman, señaló que para cambiar a toda una sociedad es necesaria una política pública nacional que no solamente atienda a las víctimas del machismo, sino que se adelante por mucho al machismo, que intervenga en la vida de las mujeres cuando son niñas, adolescentes, para salvarlas del destino que les quiere infringir el patriarcado.
Este proyecto requiere de la unión de múltiples esfuerzos, que el feminismo utilice también en su planeación de política pública los conocimientos especializados de muchas disciplinas, entre ellas la psicoanalítica. “El enemigo es gigantesco, una cultura patriarcal generalizada y milenaria y la salvación tiene que ser igual de gigantesca”.
Cristina Oñate Rivadeneyra, presidenta de la Asociación Mexicana para la Práctica, Investigación y Enseñanzas del Psicoanálisis (AMPIEP), indicó que en nuestro país es urgente y necesario continuar luchando contra la violencia hacia las mujeres, la discriminación y el machismo desde todos los frentes posibles, incluyendo el enfoque de la salud mental imprescindible en esta búsqueda de igualdad, equidad y autonomía.
“Es para mí un honor darle las gracias a Raquel Berman por esta iniciativa, por su generosidad y altruismo. Como asociación psicoanalítica nos sentimos honradas de contribuir con un premio a la resiliencia frente a la adversidad como un pequeño gesto de solidaridad con otras mujeres y gratitud con la vida”, subrayó.
Galardonadas
Rosita Aguilar, de Oaxaca, galardonada con el Premio Especial a la Mujer Resiliente Frente a la Violencia Política, bajo el seudónimo Gato Negro, señaló que “la política también es asunto de nosotras, sin mujeres no hay democracia, podemos y debemos ocupar puestos políticos y debemos alzar la voz para decir alto a la violencia contra las mujeres, no más violencia política, no más feminicidios. Nos queremos vivas, libres y con todos los derechos”.
Borboleta, ganadora del Premio Especial a una Joven Resiliente (Premio AMPIEP), dijo que ante la realidad que enfrentan las mujeres en la actualidad, “es indispensable trabajar en una salud mental, en una agenda pública y una iniciativa que promueva a las mujeres atendiendo las necesidades que hoy tenemos”.
Enseguida, Jaquelina Balbuena Ramírez, bajo el seudónimo La Mujer de la Montaña, quien se hizo merecedora al tercer lugar, mencionó que la situación de las mujeres en esa región es lacerante, resultado de la pobreza crónica, alimentación deficiente y falta de oportunidades, poco acceso a la educación y la salud por la discriminación y la exclusión. “No se puede avanzar mucho, porque son ámbitos que no se remontan, es una violencia estructural que azota a todo el país y pero que pega a las más humildes”.
La representante de la unión de Mujeres de la Montaña, Francisca Reyes Castellanos, expresó: “Hemos aprendido, pero no hemos tocado puertas correctas, o se debe a una incorrecta aplicación de la justica para ser escuchadas y tener respuestas positivas”. Dijo que este premio permite visibilizar el trabajo de las mujeres en lugares invisibles, por la lejanía territorial y la falta de difusión.
En su intervención, la galardonada con el segundo lugar, con el seudónimo Sihuatl, señaló que es importante que las mujeres sigan fortaleciendo los lazos de sororidad. “Creo que es la historia de miles de mujeres que estamos en la frontera, que somos mujeres migrantes, indígenas; por tanto, considero que defender los derechos de otras mujeres es defender el derecho propio”.
La galardonada con el primer lugar, Carmen Sánchez, con el seudónimo Margarita, dijo que las mujeres merecen ser felices y no tener miedo. “Los agresores y violentadores de mujeres son los que deberían sentir vergüenza, miedo de salir a la calle, no nosotras las víctimas de esa violencia que ellos ejercen en nosotras”.
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DIPUTADA DULCE MARÍA SAURI RIANCHO
Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados
Mensaje durante la entrega del “Premio Raquel Berman a la Resiliencia Femenina Frente a la Adversidad”.
Saludo con aprecio a la Doctora Raquel Berman, a la Doctora Cristina Oñate Rivadeneyra, así como también a la Licenciada Clara Scherer Castillo, a Sabina Berman, a Karla Berman, Irene Posadas;
Y muy, muy especialmente a las galardonadas que, aunque he conocido su nombre, me dirijo a ellas con el seudónimo que eligieron para mandar sus escritos:
A Gato negro
A Borboleta
A La mujer de la Montaña
A Sihuatl
A Margarita
Quisiera empezar mi intervención con una breve frase que condensa el significado profundo de la resiliencia con una cita de la Doctora Berman: “Atreverse a mirarse a sí misma, reconocerse y asumirse como actora de su propia vida. Ser autónoma”. (fin de la cita)
De acuerdo con nuestra muy estimada Raquel, se trata de un proceso crucial en nuestras vidas, de una sucesión de hechos que corren en paralelo: de introspección, de hacerse cargo de una misma; de lograr conciencia de que tenemos una vida propia, y cuyo curso es nuestra responsabilidad y que esa conciencia de sí, puede llevarnos a la autonomía.
Autonomía en la vida de las mujeres lo es todo, en esta sociedad que cotidianamente niega este derecho a una enorme cantidad de mujeres. El ejercicio de la autonomía significa para nosotras, nada más y nada menos, que el ejercicio de nuestros derechos básicos. Poder tomar nuestras propias decisiones para participar en la vida pública, pero también en nuestro entorno familiar y hogareño; conservar nuestra capacidad para tomar decisiones sobre nuestro cuerpo sin influencia ni exigencias externas. Y entonces ¿cómo conjugamos lo que aspiramos con lo que podemos cuando enfrentamos la adversidad? Las mujeres enfrentamos muchas situaciones adversas para ejercer nuestros derechos y gozar de autonomía.
Para nosotras el valor de la autonomía es fundamental en la vida porque históricamente hemos vivido, en lo individual y como grupo, la exclusión y la subordinación, el sometimiento. La denegación de nuestros derechos, en una sociedad que, en general, los invisibiliza y los desdeña.
En este contexto, muchas mujeres continúan enfrentando situaciones de riesgo, con graves consecuencias para su salud física, psicológica y emocional, como las que provoca la violencia de género. El testimonio de Margarita es verdaderamente dramático en ese sentido. Las mujeres que la sufren experimentan un deterioro de su autoestima, de su capacidad de agencia y de reflexión que las sume en sentimientos de miedo, impotencia y vergüenza. Sin embargo, sabemos que se puede salir de ese círculo cuando pasan por un proceso como el que señala la Doctora Berman.
El concepto clave que acompaña este premio, resiliencia, palabra que, por cierto, procede del latín resilio, significa volver atrás, resaltar o rebotar. Este significado ha sufrido una suerte de resignificación aplicado en diversos campos. El sentido que le da el premio es amplio, el de la experiencia vivida, para referirse a un proceso necesario para hacer frente a las adversidades de la vida, aprender de ellas, superarlas e incluso, ser transformadas por quienes las padecieron. Es una adaptación positiva ante contextos de riesgo en distintos sentidos.
El proceso resiliente no es sencillo. Las especialistas que nos acompañan han señalado, en otros momentos, que este proceso empieza por reconocer la circunstancia, las emociones, las capacidades, los logros y pasar por un proceso de aceptación para recuperar no sólo la autoestima, sino también lo que nos fue arrebatado, repercutiendo en el cuidado a la persona.
Como señalamos el día del lanzamiento del premio, en este proceso es importante el acompañamiento de otras personas del entorno, generalmente mujeres -pero no exclusivamente- que fomenten la confianza en las relaciones interpersonales, pero sobre todo en sí mismas.
El “Premio a la resiliencia frente a la adversidad Raquel Berman”, reconoce a las mujeres que emprendieron este proceso de transformación con el fortalecimiento de sus capacidades y habilidades para enfrentar y superar situaciones adversas, que convirtieron sus experiencias dolorosas en fortaleza interna y valentía para resignificarlas. Este premio es un espacio que muestra que es posible compartir historias de adversidad que se transforman exitosamente y que pueden inspirar a otras mujeres para desarrollar esta herramienta que es la resiliencia.
De las historias que pasan por el premio todas tienen en común el análisis de sí mismas que llevaron a cabo las mujeres, su proceso de aceptación y de reconocimiento de los logros propios.
Porque eso es la resiliencia, un proceso que puede integrarse desde la infancia, pero esta capacidad no es innata ni se da en automático, ya que se requiere de un ambiente favorable, habilitador, y la presencia de personas alrededor que brinden apoyo. Personas con las cuales las mujeres puedan reconstruir la confianza en sí mismas y con quienes se relacionen sin crear entornos de dependencia.
Las niñas que han sido atendidas, cuidadas, protegidas y educadas por madres y/o por padres resilientes tienen mejores herramientas para cuidar de sí mismas. Y esto no ocurre en muchas familias. Numerosas veces es ahí en donde la adversidad se enfrenta sin oportunidades de remontarla.
Por ello, debemos aspirar a un mundo en donde las mujeres sean resilientes y menos vulnerables, pero ello se logrará en un ambiente inclusivo e igualitario en el que las mujeres y las niñas no deban ni tengan que hacer frente, solas, a ese cúmulo de desventajas que se suman. Por el contrario, se requiere de instituciones que promuevan y garanticen los derechos de las mujeres a una vida digna, libre de violencia por razones de género, que cuente con mecanismo que posibiliten su empoderamiento para desarrollar plenamente su potencial, el cual se reflejará en hijas e hijos y en sus comunidades.
Se requieren grandes acciones de gobierno, pero también pequeñas que suman y que tienen efecto de demostración, para eliminar las fuentes de discriminación que enfrentan las mujeres y las niñas día con día. Porque éstas, justamente las fuentes de discriminación, son la raíz de la violencia que se perpetra contra las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres.
El papel del Estado es fundamental en un contexto en el que esta violencia estructural se perpetra con intensidad y existe una limitada impartición de justicia que no repara el daño a las víctimas.
Con el lanzamiento de la convocatoria para este premio se firmó el Convenio de Colaboración entre la Cámara de Diputados y la Fundación Raquel Berman, porque todos los esfuerzos suman y tenemos la obligación, desde el Estado, y la Cámara de Diputados forma parte del Estado mexicano, de asumir la responsabilidad que nos corresponde para lograr la recuperación integral de las víctimas mediante acciones y estrategias de mayor alcance.
Este Premio es un reconocimiento a todas las mujeres que lograron transformar las secuelas del maltrato y sufrimiento en capacidad para sobreponerse al dolor, al daño emocional y convertirlo en fortalezas a favor de otras personas. Este es ya su sexto año de entrega y primero en que la Cámara de diputados y diputadas participa con ustedes.
Estos años han significado un enorme esfuerzo para todas las involucradas, quienes han puesto dedicación, trabajo gratuito (tan recurrente entre nosotras las mujeres), su experiencia y talento, y perseverancia para darle continuidad y fortaleza.
Por eso quiero felicitar a la Doctora Raquel Berman, quien de la mano con el equipo de AMPIEP, y la incansable y comprometida Clara Scherer, siguen brindando la oportunidad de que muchas mujeres puedan contar su historia resiliente. Ellas, junto con los organismos que han acompañado el Premio, han seguido historias que además de significar logros fundamentales de sus protagonistas, muchas de ellas revelan las fallas institucionales que las revictimizan y entorpecieron las oportunidades para enfrentar la adversidad. Por ello, las historias que se cuentan son también un llamado a las instituciones.
A las participantes en este Premio, a todas, mi mayor reconocimiento. Su valentía para narrar sus historias es también otro ejercicio de reafirmación de la valía de las mujeres.
Enhorabuena.
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