Le dan 56 años de cárcel por matar a ex estudiante del Tec

El autor material de crimen de la Ex alumna del Tec de Monterrey, María Fernanda, fue sentenciado a una pena corporal de 56 años y seis meses de prisión.

El juez consideró que el acusado cometió un feminicidio utilizando la violencia extrema, para terminar con la existencia de la jovencita.

Las autoridades mencionaron que la presunta violencia de género, por envidia, sería el verdadero móvil del cruel asesinato que conmovió a la comunidad entera.

El sentenciado fue identificado como Raúl Alfredo "N", de 27 años de edad, con domicilio en Apodaca.

Los hechos se reportaron el pasado mes de abril del año en curso, en un domicilio de la Colonia Ex Hacienda Santa Rosa.

Fue el pasado 2 de abril, cuando su familia interpuso una denuncia de personas desaparecida, al no llegar la jovencita a su domicilio.

Iniciándose una búsqueda frenética por medio de las redes sociales y las autoridades.

Desafortunadamente ocho días después, la Fiscalía de Justicia confirmó que el cuerpo de una mujer había sido localizado en un domicilio de la Colonia Ex Hacienda de Santa Rosa, en el municipio de Apodaca.

Asimismo la dependencia confirmó que el cuerpo correspondía a la joven María Fernanda Contreras, de 27 años de edad.

De acuerdo con una ficha informativa de la Fiscalía proporcionada a medios, la causa de la muerte fue una contusión profunda de cráneo.

De acuerdo a la información la mujer, de 27 años de edad, se dirigía al municipio de Apodaca el 3 de abril, y después perdieron contacto con ella.

Posteriormente el 6 de abril, la camioneta en la que viajaba la joven fue localizada por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones, informó el vice fiscal del Ministerio Público, Luis Enrique Orozco.

Fabiola Contreras, hermana de María Fernanda, aseguró que el 3 de abril la joven de 27 años se reunió con unos amigos en la Zona Tec, y después de ahí se trasladó sola hacia el municipio de Apodaca para ver un vehículo, aunque el motivo ni la colonia se especificaron.

Desafortunadamente días después en un cateo se encontró su cuerpo ya en estado de descomposición.

Los agentes ubicaron a la persona que rentaba la vivienda, siendo el ahora sentenciado, quien confesó el crimen por odio de género, pues no soportaba que la mujer tuviera mejor empleo y remuneración económica.