Joven UDEM
Promueven historias de estudiantes de la UDEM como agentes de cambio
Publicación:25-07-2024
TEMA: #UDEM
Seis estudiantes de diferentes programas académicos de la UDEM, inscritos en el programa Formar para Transformar, destacan como agentes de cambio.
Las historias de jóvenes que transforman a sus comunidades o a diferentes sectores de la población son inspiradores para otros jóvenes, como es el caso de alumnas y alumnos de la Universidad de Monterrey como agentes de cambio, que pertenecen al programa Formar para Transformar.
Los orígenes y las reflexiones de algunos integrantes de este programa de apoyo para estudiantes de la UDEM son parte del sitio web de Ashoka México, que incluye historias de jóvenes que inspiran.
A través de este espacio digital, otras y otros jóvenes pueden conocer las pasiones, estrategias y retos que han vivido jóvenes como ellos -seis de la UDEM de once en total- para ser agentes de cambio en sus territorios de la mano de personas y organizaciones que han escuchado sus voces y creído en su potencial.
Para Ashoka, un agente de cambio es cualquier persona que tiene las habilidades para crecer y contribuir en un mundo de cambios acelerados, que cultiva un liderazgo colaborativo para inspirar a más personas a trabajar en equipos con la creatividad de crear e impulsar soluciones que sí aporten valor a todo lo que ya existe.
CIENTÍFICAMENTE FELIZ
Uno de los jóvenes destacados es Alan Sorola, cuya historia se remonta a cuando solo tenía 10 años y se dio cuenta de los problemas de salud mental entre la juventud, a lo que se sumaba una falta de información, lo que provocaba consecuencias físicas derivadas del propio deterioro emocional.
Alan se sumergió en aprender de la psicología y comenzó a desarrollar estrategias para él y para otros jóvenes, con quienes compartió sus conocimientos, hasta encontrarse con Jenny Soleil, quien le comentó sobre una iniciativa que había comenzado y en el verano de 2022 comenzaron a trabajar juntos en lo que hoy es Científicamente Feliz.
Después de un arduo trabajo, ambos presentaron su iniciativa a la directora de la Preparatoria 7 de la UANL, y después buscaron otras instituciones, como el CECATI 192 y las Preparatorias Politécnicas UDEM.
A la fecha, han impactado a más de dos mil 700 jóvenes mediante sesiones educativas y actividades en planteles, además de que promueven la participación de la juventud a través de embajadores interesados en contribuir al bienestar de los demás, buscando así crear un espacio seguro y comprensivo donde la juventud pueda expresarse libremente.
"Aunque seamos jóvenes, nuestro potencial tiene el poder de generar un cambio y transformar nuestro entorno", aseguró Alan.
UNA ONDA MUY REGIA
El caso de Lucía Castillo es el de una joven regiomontana que desde su infancia en la colonia Independencia de Monterrey descubrió en la cumbia regia y el vallenato, ritmos que llegaron a la ciudad en los años 60 a través de vinilos, un refugio que marcó el rumbo de su vida.
Estos géneros musicales no solo llenaron de alegría las calles de su barrio, sino que también fomentaron una subcultura única que Lucía denomina "una onda muy regia".
Motivada por su amor a estos géneros y su deseo de crear un impacto positivo, Lucía fundó Onda Regia, un proyecto destinado a promover la cultura de paz entre los niños mediante la enseñanza de la cumbia vallenata.
Además de enseñar música, el proyecto se centra en cultivar el amor propio, la autoaceptación y el respeto mutuo. Onda Regia también implementa talleres de música y proporciona acompañamiento psicológico a niños y jóvenes, brindándoles herramientas para enfrentar sus propios desafíos.
A los 17 años, Lucía se unió al programa Formar para Transformar de la Universidad de Monterrey, una plataforma que le ha permitido desarrollar sus habilidades como agente de cambio y profesionalizar su iniciativa social.
EDUCACIÓN ECONÓMICA Y ARTETERAPIA
Como Alan y Lucía, Jenny Soleil, Alexander Guel, Sara Cevallos y Sofía Villa son el resto de los estudiantes de la UDEM que también destacan como agentes de cambio en sus respectivos proyectos con los que se integraron al programa Formar para Transformar.
Alexander Guel inicialmente lanzó el proyecto Gotas de Esperanza, que consistió en desarrollar un dispositivo que pudiera medir, regular y controlar automáticamente el flujo de agua en los hogares, evitando el desperdicio de líquido y mejorando su uso en las viviendas.
Actualmente, Gotas de Esperanza es parte de INECO, un programa que trabaja para reducir la pobreza en Nuevo León a través de la educación económica y financiera dirigida a estudiantes de secundaria y a padres de familia, que además fomenta proyectos que desarrollan habilidades y generan oportunidades de emprendimiento en la comunidad.
Sara Cevallos ha dedicado su energía a fusionar el arte con la terapia para abordar desafíos emocionales y psicológicos, mientras lucha contra la falta de promoción cultural en Latinoamérica.
Convencida de que el arte podría ser un catalizador para el cambio personal y comunitario, Sara ideó un plan meticuloso para ofrecer talleres de arteterapia y esta iniciativa tomó forma en el Taller del Colibrí, donde niños y adultos mayores pueden encontrar un sentido de pertenencia y comunidad.
Por su parte, Sofía Villa, cantante de boleros y movida por el deseo de incrementar las posibilidades de acceso a la educación musical en su comunidad, creó una metodología de aprendizaje y bienestar emocional para más niñas, niños y jóvenes a través del proyecto TransformArte.
Jenny Soleil, cocreadora de Científicamente Feliz, junto con Alan Sorola, se encontró a sus 15 años con el curso The Science of Well-being, de Laurie Santos, que transformó su perspectiva sobre la felicidad, y se decidió a contactar a la creadora del curso para dar inicio a lo que hoy Científicamente Feliz, el programa con el que no solo busca tener un impacto positivo en los jóvenes, sino también en su entorno, por lo que, junto con Alan, crearon una comunidad de embajadores, jóvenes que en el futuro serán los facilitadores del taller e impulsores del proyecto.
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