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Joven UANL


El teatro, un desafío en la pandemia

El teatro, un desafío en la pandemia
Armando Vega

Publicación:28-01-2021

TEMA: #UANL  

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La Escuela de Teatro de la UANL transitó con éxito a las aulas virtuales y se abrazó del cine para adaptarse a esta nueva normalidad.

En el séptimo arte encontró el vehículo para extender el trabajo docente. Coral Aguirre, directora de este espacio, admite que han aprendido a sortear dificultades en este momento de crisis.

Corría el mes de marzo del 2020 y las autoridades sanitarias habían dado la orden de suspender las clases presenciales. De pronto, entre las escuelas de teatro surgió la duda de cómo afrontar las clases virtuales. La gente de teatro siempre había tenido la consigna de que hacer teatro requiere de la presencia del otro.

El caso de la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León es excepcional. No solo afrontaron el reto de la distancia, sino que hicieron de ello todo un ejercicio dramático, al grado de que los docentes han llegado a sentirse plenamente satisfechos con el trabajo de sus alumnos.

Ubicada en el corazón de Monterrey, a un costado de la explanada del Colegio Civil Centro Cultural Universitario, la Escuela es dirigida por Coral Aguirre, quien hace poco menos de un año estaba en la incertidumbre de lo que sucedería con el proceso enseñanza-aprendizaje del arte dramático.

A 10 meses de aquel inicio, el teatro universitario se encuentra más motivado que nunca. Han encontrado el sí de las cosas, y lo han acomodado a tal grado que los docentes encontraron en el cine una gran herramienta para impartir el arte dramático a distancia.

Enfrentar el reto

La pandemia modificó el estilo de vida de las familias. De pronto todo mundo tenía clase en línea y las herramientas tecnológicas no daban abasto. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), este año escolar 2020-2021 inició con dos millones 830 mil 419 alumnos menos que el año pasado.

Todos tuvieron que adaptarse, como fue el caso de Armando Vega, estudiante de la Escuela de Teatro de la FFYL, quien asegura transitar la pandemia junto al teatro lo ha cambiado.

“Sigo preguntándome porqué sigo aquí, lo único que sé es que me gusta mucho hacer teatro, el teatro cambia a las personas.

“Llevo muy poco conociéndolo y siento que me cambió completamente y quiero seguir explorando esa parte, quiero conocer más a mis compañeros, a mis maestros, conocer la totalidad del teatro; sé que estoy empezando, pero es maravilloso la disciplina, el coraje y el valor que el teatro te pide, no todos lo pueden hacer”.

Armando Vega-  estudiante de la Escuela de Teatro de la FFYL

Confiesa que en un principio tuvo que adaptarse a la incertidumbre, y su mejor opción fue acompañar o dejarse acompañar por el teatro.

“Al principio tenía mucha incertidumbre de lo que iba a pasar con el teatro y el conocimiento cognitivo que se me haría adquiriendo y ese miedo generado hizo que pensara seriamente en posponer temporalmente el diplomado, pero cambié de opinión. ¿Qué hizo que cambiara de opinión? No quería sentirme egoísta al dejarlo solo (al teatro), no quería dejar sola a esta maravillosa profesión”, señaló el estudiante.

Vega inició junto a sus compañeros con bastante energía. Otorga a los docentes esa sensación de que no existe la distancia. Les agradece la capacidad de hacer que las clases en línea tuvieran esa esencia presencial.

Confiesa que el segundo semestre representó un reto todavía más grande en su vida, pues las limitaciones de espacio, tiempo y tecnología pronto se hicieron presentes.

“Tengo tres hermanos que están estudiando y nuestros horarios de clase son muy parecidos, todos teníamos clases en la tarde, así que, no existía la posibilidad de compartir computadoras, por ende, tuvimos que comprar tres computadoras, cámaras portátiles, audífonos, sin duda alguna fue un gasto grande y eso agrégale los gastos de escenografía que teníamos que hacer para exámenes”, señaló Vega.

De pronto su energía disminuyó al encontrarse en la rutina virtual de adaptar el espacio físico para tomar las clases, pero fue gracias a la motivación de sus profesores que pudo superar esas barreras inherentes a la nueva normalidad.

Coral Aguirre, decana del teatro regiomontano, ha sido formadora de innumerables generaciones de actores, dramaturgos y gente con amor por el escenario. Apunta que el ejercicio del drama ha superado la incertidumbre y se muestra sorprendida por los resultados.

“Incertidumbre pudiera ser el término exacto para pensarnos en ese momento en que comienza la pandemia. El alumnado ya llevaba por ese entonces, casi dos meses de prácticas presenciales de modo que solo debíamos ajustar procedimientos y ahondar más en la materia que cada uno dictaba. De todas maneras nos vimos enfrentados a exámenes que debíamos preparar de modo no presencial”.

Coral Aguirre-  Directora de la Escuela de Teatro de la FFYL

Para poder conocer un poco mejor las inquietudes del alumnado, los profesores de la Escuela de Teatro se reúnen una vez al mes e intercambian opiniones. Aguirre detalló que este semestre fue de arriesgar.

“Siempre tenemos reuniones mensuales con los maestros. De modo que nos poníamos al día y compartíamos experiencias. De alguna manera, creo que todos radicábamos en el cine. Esta vez, al menos en mi caso, pudiera asegurar que en el de todos, arriesgamos más, las propuestas de ejercicios y prácticas se volvieron diálogos, confrontación, conflictos en donde dos acciones se enfrentaban. Creo que para todos ha sido muy difícil. Sin embargo ya estamos entrenados para este próximo semestre que viene ahora”, declaró la maestra Coral.

Expectativas superadas

El examen de Actuación I, consistió en interpretar un monólogo. Los alumnos tenían la tarea de buscarlo, y Aguirre de aprobarlo. Al encontrarse con un texto de Julio Cortázar, Vega decidió tomarlo como un reto.

Uno de los ejercicios que más lo motivaron fue la combinación de la objetividad y subjetividad aplicada en la docencia. Este binomio le ayudó a superar mejor la pandemia.

“Hicimos laboratorio, y el laboratorio es básicamente prueba y error, y algo que a todos nos sirvió mucho fue tener dos maestras, la maestra Coral y Rubí (Rivera); la maestra Coral nos hablaba subjetivamente y Rubí nos hablaba muy objetivamente, y eso nos hizo ver las dos caras de la moneda, entendí la parte técnica y la parte emocional del trabajo actoral.

Armando Vega

“Al final el trabajo se presentó por medio de unos videos y los resultados fueron muy gratificantes, nunca olvidaré la retroalimentación que me dejó Coral, mostré una parte de mí que no sabía que existía, y eso lo hice por las clases en línea a través de un pantalla, superó mis expectativas y se hizo lo que teníamos que hacer, adaptarnos”, explicó el estudiante.

El cine fue el mejor bastión en esta nueva normalidad a distancia. A través del séptimo arte, los docentes pudieron aplicar los ejercicios haciendo énfasis en la imagen, y para Aguirre los resultados fueron sorprendentes.

“De modo que allí fuimos compartiendo con alumnos escenas, conflictos y su tratamiento, primeros planos, etcétera. El resultado fueron exámenes muy hondos, sorprendentes. Por mi parte por primera vez califiqué con 100, cosa que nunca hago”, agregó Armando Vega.

En medio de la pandemia, el teatro universitario continúa fortaleciendo el compañerismo y la solidaridad ante los retos; sigue alimentando el espíritu y la esperanza, cambiando a las personas con su tacto firme.

“Los alumnos habían llegado a tal grado de interioridad que nos dejaron mudos. Las acciones que permiten la encarnación se volvieron en acciones pequeñas que frente a la cámara alcanzaban una expresividad mayor: manos, semisonrisas, imágenes, trabajamos mucho sobre las imágenes sensoriales, vista, olor, olfato, tacto, oído, que afloran en el rostro cuando la palabra no es impugne, vive, respira”.

Coral Aguirre

“Aunque parezca una broma, sí hemos aprendido a sortear dificultades y hacer del teatro una dimensión más íntima y personal, asimismo el compañerismo, la solidaridad, el ajuste para que el otro entienda, la paciencia para que no te vayas sin insistir en lo que viniste a buscar, el deseo de compartir mejor y más, la risa ante lo que se inventa del otro lado y que a veces no entendemos, todo resulta si no en un mejor actor, en una mejor maestra, estoy segura que ha terminado por hacernos a todos mejores personas”, declaró finalmente Aguirre.



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