Internacional Norteamérica
Se entrega ex-marine que mató a sujeto en el metro de NY
Publicación:12-05-2023
TEMA: #Nueva York
Daniel Penny podría enfrentar hasta 15 años de prisión
El ex-soldado, identificado como Daniel Penny, que mató a un pasajero del metro en Nueva York hace casi dos semanas, se entregó este viernes a las autoridades, luego de ser acusado de homicidio.
De acuerdo con medios internacionales, Penny podría encarar una condena de 15 años en prisión.
El asesinato del pasajero, quien tras su muerte se dio a conocer que se llamaba Jordan Neely, provocó una serie de protestas en Nueva York, exigiendo justicia por su trágica muerte a manos del ex-marine de 24 años.
Videos tanto del asesinato de Neely a manos de Penny, así como de la entrega de este al Departamento de Policía de Nueva York, no han parado de circular en redes sociales.
Neely se caracterizaba por hacer personificaciones de Michael Jackson en el metro de la Gran Manzana y su muerte, ha reavivado el eterno debate sobre el racismo en Estados Unidos, pues Penny es un hombre blanco.
El asesinato del tipo ocurrió poco después de que este abordara el vagón, quejándose de que tenía tanta hambre que estaba dispuesto a morir, luego de generar un altercado en el vagón, varios sujetos se abalanzaron sobre él, derribándole.
Luego, Penny le hizo una llave en el cuello y lo mantuvo así por varios minutos sin que ningún otro pasajero lo hiciera parar; Neely quedó inconsciente y, luego de que oficiales de policía lo trasladaran a un hospital, ahí fue donde perdió la vida.
Pese a que la policía sí detuvo a Penny para interrogarlo, lo liberaron sin ningún tipo de pena o castigo.
El hecho ha provocado la indignación y el coraje en la familia de Neely, quienes declararon que no tenía nada que ver con él y condenaron que el ex-marine no ofreciera ningún tipo de disculpa por lo que hizo.
"Él no sabía nada sobre la vida de Jordan cuando, intencionalmente, envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo asfixió hasta matarlo", declaró la familia de la víctima.
« El Porvenir / Juan Emilio Aguillón »