Internacional Norteamérica
El fúrico rostro de Donald Trump, en revista The New Yorker
Publicación:06-04-2023
TEMA: #Internacional
La ilustración muestra con toda claridad el enojo de Trump
CIUDAD DE MÉXICO.- La comparecencia, el martes, del expresidente Donald Trump en la corte de distrito de Manhattan, acaparó la atención mundial. La gran pregunta era si habría foto de él fichado. No hubo tal. En cambio, se permitió a la ilustradora Jane Rosenberg
dibujar lo que ocurría en la audiencia.
Su ilustración se convirtió en la portada de la prestigiada revista The New Yorker. En ella se ve a un Trump furioso, mal encarado. Tras los juicios a figuras como Joaquín Guzmán Loera "El Chapo", o el exsecretario mexicano de Seguridad, Genaro García Luna, las ilustraciones se han convertido en algo común.
Pero ni en la sentencia de "El Chapo"; ni en la declaración de culpabilidad de García Luna se les vio tan enojados como a Trump.
"Llevo haciendo este trabajo unos cuarenta y tres años, pero esta ha sido mi misión más estresante", dijo Rosenberg al New Yorker.
El exmandatario pronunció nueve palabras durante la audiencia. Dos de ellas fueron para declararse no culpable. Pero la audiencia en sí, confesó, le pareció "surrealista". Para quien se describe como el mejor presidente que ha tenido Estados Unidos desde Abraham Lincoln, la audiencia fue un golpe a su ego, a pesar de que le ha ayudado no sólo a subir en las encuestas, sino a recaudar fondos para su campaña.
La ilustración muestra con toda claridad el enojo de Trump, su indignación ante lo que llama una "cacería de brujas".
Sin embargo, la de New Yorker no fue la única portada dedicada a Trump, acusado de 34 cargos por falsificación de registros mercantiles, por haber pagado dinero, y luego haberlo disfrazado, a tres personas: la actriz de cine para adultos Stormy Daniels, la exmodelo de Playboy Karen McDougal y un portero que decía estar enterado de un hijo fuera del matrimonio de Trump.
A todos ellos los habría silenciado, según la acusación, para evitar que opacaran su campaña por la presidencia, en 2016.
La huella naranja en Time, un guiño a Donald Trump
Trump, primer expresidente en enfrentar una causa criminal, también fue portada de la revista Time, pero de otro modo.
La revista colocó en su portada una ilustración de Edel Rodríguez, consistente en una huella digital color naranja, con unos dientes en medio.
El color naranja alude a las burlas a Trump por siempre tratar de lucir un bronceado perfecto, y los dientes a la forma como el exmandatario suele vociferar.
La huella alude a que, al ser imputado, el martes se le tomaron huellas digitales y quedó fichado.
"Nunca hubo grandes probabilidades de que Trump viera su cargo como una oportunidad de servir al bien público", señaló la autora del artículo sobre el exmandatario, Nancy Gibbs. Para el republicano, consideró, el cargo "era más un centro de beneficios, una plataforma para chantajes y golpes de ego".
Señaló que el magnate aún sigue causando daño y, al compararlos con otros presidentes, indicó: "Sus colegas no eran perfectos, pero pocos eran vándalos. Otros presidentes han intentado salvar sus campañas, pero no sabemos de ninguno que haya pagado un soborno a una estrella del porno. Otros expresidentes exaltan a sus fieles seguidores, pero no cuando cumplen condena por insurrección. Otros presidentes han convertido su prestigio en una fuente de ingresos, pronunciando discursos por seis cifras cada uno".
Su ilustración se convirtió en la portada de la prestigiada revista The New Yorker. En ella se ve a un Trump furioso, mal encarado. Tras los juicios a figuras como Joaquín Guzmán Loera "El Chapo", o el exsecretario mexicano de Seguridad, Genaro García Luna, las ilustraciones se han convertido en algo común.
Pero ni en la sentencia de "El Chapo"; ni en la declaración de culpabilidad de García Luna se les vio tan enojados como a Trump.
"Llevo haciendo este trabajo unos cuarenta y tres años, pero esta ha sido mi misión más estresante", dijo Rosenberg al New Yorker.
El exmandatario pronunció nueve palabras durante la audiencia. Dos de ellas fueron para declararse no culpable. Pero la audiencia en sí, confesó, le pareció "surrealista". Para quien se describe como el mejor presidente que ha tenido Estados Unidos desde Abraham Lincoln, la audiencia fue un golpe a su ego, a pesar de que le ha ayudado no sólo a subir en las encuestas, sino a recaudar fondos para su campaña.
La ilustración muestra con toda claridad el enojo de Trump, su indignación ante lo que llama una "cacería de brujas".
Sin embargo, la de New Yorker no fue la única portada dedicada a Trump, acusado de 34 cargos por falsificación de registros mercantiles, por haber pagado dinero, y luego haberlo disfrazado, a tres personas: la actriz de cine para adultos Stormy Daniels, la exmodelo de Playboy Karen McDougal y un portero que decía estar enterado de un hijo fuera del matrimonio de Trump.
A todos ellos los habría silenciado, según la acusación, para evitar que opacaran su campaña por la presidencia, en 2016.
La huella naranja en Time, un guiño a Donald Trump
Trump, primer expresidente en enfrentar una causa criminal, también fue portada de la revista Time, pero de otro modo.
La revista colocó en su portada una ilustración de Edel Rodríguez, consistente en una huella digital color naranja, con unos dientes en medio.
El color naranja alude a las burlas a Trump por siempre tratar de lucir un bronceado perfecto, y los dientes a la forma como el exmandatario suele vociferar.
La huella alude a que, al ser imputado, el martes se le tomaron huellas digitales y quedó fichado.
"Nunca hubo grandes probabilidades de que Trump viera su cargo como una oportunidad de servir al bien público", señaló la autora del artículo sobre el exmandatario, Nancy Gibbs. Para el republicano, consideró, el cargo "era más un centro de beneficios, una plataforma para chantajes y golpes de ego".
Señaló que el magnate aún sigue causando daño y, al compararlos con otros presidentes, indicó: "Sus colegas no eran perfectos, pero pocos eran vándalos. Otros presidentes han intentado salvar sus campañas, pero no sabemos de ninguno que haya pagado un soborno a una estrella del porno. Otros expresidentes exaltan a sus fieles seguidores, pero no cuando cumplen condena por insurrección. Otros presidentes han convertido su prestigio en una fuente de ingresos, pronunciando discursos por seis cifras cada uno".
« El Universal »
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