Avanzan insurgentes islamitas en Siria tras la captura de Hama y Hom

Los insurgentes islamistas que buscan derrocar al régimen de Bashar al-Assad continúan su avance por Siria, tras la reciente captura de la localidad estratégica de Hama. 

Según informes de fuentes cercanas a los insurgentes, citadas por Reuters, las fuerzas opositoras ya han llegado a las puertas de Homs, la tercera ciudad más importante del país. 

En paralelo, los insurgentes también han tomado el control de Deraa, ciudad en el sur de Siria, cerca de la frontera con Jordania, donde las fuerzas leales al régimen de Al-Assad tampoco lograron resistir.

La caída de Hama y el avance hacia Homs son señales claras de la vulnerabilidad del gobierno de Bashar al-Assad, que enfrenta un conflicto cada vez más fragmentado. Homs, a tan solo 140 km de Damasco, es una ciudad con una posición estratégica. 

Su captura por parte de los insurgentes podría facilitar la expansión de su control hacia otras zonas bajo dominio del régimen, lo que representaría un golpe significativo para el gobierno sirio.

Hayat Tahrir al-Sham, uno de los principales grupos insurgentes, ha instado a la población de Homs a rebelarse contra el régimen y ha exhortado a las fuerzas armadas sirias a deponer las armas.

Asimismo, han instado a la minoría alauita, a la que pertenece Bashar al-Assad, a retirar su apoyo al presidente, lo que podría contribuir a la desestabilización del régimen. 

En caso de que los insurgentes logren tomar Homs, se podría interrumpir la comunicación entre la capital, Damasco, y la región costera alauita, bastión del gobierno de Al-Assad.

El ministro de Defensa sirio, Ali Abbas, ha intentado minimizar las recientes derrotas, calificándolas como una reestructuración táctica de las líneas del Ejército.

Sin embargo, la falta de declaraciones públicas de Bashar al-Assad y el retiro de sus retratos de las ciudades capturadas por los insurgentes reflejan una creciente debilidad del régimen. 

La impotencia del gobierno se ve además exacerbada por el contexto internacional, con la intensificación de los ataques israelíes a posiciones proiraníes en Siria y la guerra en Líbano, que afecta a su aliado clave, Hezbolá.

Las intervenciones aéreas de Rusia, otro aliado importante de Al-Assad, tampoco han logrado cambiar el curso de los acontecimientos. 

Los analistas consideran que el régimen sirio atraviesa su momento más frágil, con múltiples escenarios posibles. 

Entre ellos, la partición de Siria, un fenómeno que ya se observa de facto, con áreas bajo control de los insurgentes, el régimen y las fuerzas kurdas. 

Otra posibilidad es el colapso total del gobierno o el repliegue de Al-Assad a una zona más reducida. Mientras tanto, en otro frente del conflicto, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza dominada por combatientes kurdos y respaldada por Estados Unidos, lograron tomar el control de Deir ez-Zor el viernes pasado. 

Fuentes cercanas a los servicios de seguridad sirios y activistas en contacto con la ciudad han confirmado que las fuerzas del gobierno sirio y las milicias chiitas iraquíes se retiraron antes de la llegada de las FDS, lo que consolidó el control kurdo sobre la ciudad.

Este nuevo avance de las FDS refleja un cambio en el equilibrio de poder en Siria, lo que podría agravar aún más la situación del régimen de Al-Assad.