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El periodista que cambió las noticias por un restaurante

El periodista que cambió las noticias por un restaurante


Publicación:12-09-2021
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En sus andares como periodista fue que conoció de la crianza de conejos

TLACOCHAHUAYA, Oax.- Un sombrero, un mandil que lo acredita como chef y un mezcal en la mesa para iniciar la entrevista; ahora, sin embargo, no es él quien hace las preguntas. Dejó atrás su libreta, su pluma y su grabadora.
Luego de su retiro como periodista , Raciel Martínez Blas ahora se dedica a su restaurante Conejo Blas, especializado en conejo y codorniz en su natal San Jerónimo Tlacochahuaya, a la granja La Chinga, donde tiene un criadero de conejos y a su proyecto de siembra orgánica de hortalizas.
Martínez Blas es uno de los periodistas de más renombre de Oaxaca. Ganó en dos ocasiones el Premio Estatal de Periodismo e Información y el Premio Nacional de Periodismo 2010.
En sus andares como periodista fue que conoció de la crianza de conejos; hace 10 años empezó a dedicarse esta actividad. "Entonces me inmiscuí en la cuestión de la cunicultura. No logré ser cunicultor al 100%, pero ahí la llevo", dice.
Cuando dejó su trabajo como reportero, decidió dar lo que él llama "el salto": abarcar toda la cadena económica, desde la producción de conejos, hasta su comercialización, preparación y venta final al consumidor.
Abrió hace tres años un comedor en que la especialidad eran exclusivamente platillos con carne de conejo y también algunos de codorniz. Después de un año, los clientes aumentaban y llegó a emplear a cuatro personas, pero la pandemia de Covid-19 alejó a sus consumidores, hasta que se volvió insostenible y tuvo que cerrar.
Logró reabrir hasta diciembre pasado. Poco a poco vuelven los clientes. Ahora es un restaurante con estilo rústico y campestre en San Jerónimo Tlacochahuaya, que sostiene gracias a la sociedad con otras dos personas y ya recuperó un empleo.
En Conejo Blas se pueden consumir hasta 42 platillos diferentes, el más reciente es el conejo ahumado, pero también lo prepara en coctel o ceviche; conejo al ajo, e incluso platillos tradicionales de Oaxaca, como tipo Huautla: conejo envuelto en hierba santa y chilillo.
"Mi mamá, que en paz descanse, cocinaba. Durante 30 años estuvo haciendo tacos que vendía en una escuela primaria. Yo le aprendí, y me dijo: ‘ponerte un mandil y cocinar, no es cosa de mujeres, es cosa de ustedes; lo pueden hacer, no sean inútiles’.
"A mis ayudantes les digo cómo se prepara, que recuerden que esa comida es como si fuera para su mamá, que les guste; que digan qué rico está eso. Si el cliente me regresa puros huesitos del conejo y de la codorniz, nos felicitamos nosotros".
El periodista y chef planea también tener sucursales; piensa en comercializar la carne de conejo en tiendas para su reventa, de la misma forma que la carne de pollo o de cualquier otro animal comestible.
Dice que le gustaría convertirse en el "rey del conejo del Valle de Tlacolula", porque decir de Oaxaca "ya es un poco pesadito", de la misma forma que en Tlacochahuaya hay un "rey del ajo" y un "rey del chile de agua". Piensa también en su proyecto de hortalizas orgánicas, las cuales ya utilizan en su propio restaurante, pero espera que también se puedan vender a la población en general.
"Un día vamos a seguir tocando puertas, tenemos confianza en la Secretaría de Economía a nivel federal con el presidente López Obrador. A lo mejor son más sensibles ahí, y tengamos un crédito y tener una sucursal, porque viene nuestro proyecto de producción de hortaliza orgánica con el estiércol del conejo, con lombricultura. Estamos pensando en grande".
Sobre su antigua profesión, el periodismo, dice que aún es difícil haberla dejado. Lo que más extraña es estar en la calle y contar historias.
"Todavía hay cosquillas, leo reportajes y los tacho, me río, los aplaudo; a veces hasta me atrevo y les hablo (a algunos compañeros periodistas)", dice.


« El Universal »