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Yo he venido para que tengan vida

Yo he venido para que tengan vida


Publicación:04-12-2021
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La salvación de Dios la verán y gozarán de ella todos los que se hayan preparado en este tiempo de Adviento con una auténtica conversión

En el presente año litúrgico, que comenzó el domingo pasado, se sigue el Evangelio de Lucas que corresponde al ciclo C de lecturas. Un fiel que se deje instruir domingo a domingo por la liturgia de la Palabra habrá observado que de la lectura del capítulo 21 de Lucas, que leíamos el I Domingo de Adviento, se pasa a la lectura del capítulo 3, que leemos este II Domingo de Adviento.

Es el movimiento habitual del tiempo de Adviento. Considerando nuestra situación actual, este tiempo comienza invitándonos a esperar vigilantes la venida final de Cristo, según su promesa: "Verán al Hijo del hombre viniendo sobre una nube con gran poder y gloria" (Lc 21,27). Y luego se pasa a considerar la situación de espera en que se encontraba Israel y toda la humanidad antes de la primera venida de Cristo, que ocurrió hace veinte siglos. A partir de este domingo el Adviento nos prepara para contemplar el misterio de esa primera venida que un antiguo himno cristiano canta así: "Cristo, siendo de condición divina..., se vació de sí mismo y tomó la condición de siervo haciéndose semejante a los hombres..." (Fil 2,6-7). Es el misterio de Dios que se hizo hombre para dar al hombre una participación en su vida divina: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10,10). Compartiendo su vida se nos concede también compartir su condición de Hijo de Dios: "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!" (1Jn 3,1).

El Evangelio de este domingo comienza presentando las circunstancias históricas en que esa primera venida ocurrió: "En el año quince del imperio de Tiberio César... (siguen otras cinco circunstancias de tiempo), la Palabra de Dios vino sobre Juan, hijo de Zacarías...”. Esta frase es igual a la que da comienzo a los libros de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Así comienzan los libros de Isaías y de Jeremías. Por eso algunos estudiosos sostienen que aquí comenzaba una primera redacción del Evangelio de Lucas. En una segunda redacción el evangelista habría agregado los relatos de la infancia de Jesús (capítulos 1 y 2). El mismo Lucas en un discurso que pone en boca de Pedro hace comenzar todo con el bautismo de Juan: “Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, después que Juan predicó el bautismo, cómo Dios a Jesús de Nazaret lo ungió con el Espíritu Santo y con poder y cómo pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él” (Hech 10,37-38).

El evangelista no nos dice el contenido de la Palabra de Dios que fue dirigida a Juan. Pero nos dice el resultado de esa locución divina: “Se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados”. Por medio de esta predicación y del baño que era signo de conversión preparaba Juan a sus discípulos para acoger la salvación que estaba próxima a manifestarse. Por eso Luca ve en esa actividad de Juan el cumplimiento del oráculo de Isaías: “Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor... Y todos verán la salvación de Dios”. La salvación de Dios la verán y gozarán de ella todos los que se hayan preparado en este tiempo de Adviento con una auténtica conversión.



« Redacción »