Presentan tomos IV y V de Memoria del Campamento Literario

Los tomos IV y V de Memoria del Campamento Literario fueron presentados por los escritores Nora Lizet Castillo, Carlos Alberto Román, Erick Garza Morales, Alejandro Panting y Victoria Carreón (moderadora) en la Sala Alfonso Reyes de la Casa de la Cultura de Nuevo León de CONARTE.

Dichos libros, editados por el Instituto de Cultura del Estado de Durango y la Secretaría de Cultura federal, reúnen una serie de textos realizados por escritores del Noreste de nuestro país, que participaron en este Campamento Literario.

El proyecto Campamento Literario: el ejercicio novelístico en el noreste de México-impulsado a través del Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noreste (FORCAN), ha sido una plataforma en la que se han formado y han confluido las plumas de escritores que amén de la constancia en su oficio, van dibujando un nuevo panorama de las letras de la región.

Este proyecto se realiza desde el 2010 en la comunidad de Otinapa en la Sierra de Durango.

“Es un Taller Literario, en donde los escritores seleccionados del noreste del país realizan un proyecto de novela, en estas cabañas rodeadas de naturaleza, con la única intención de sentarse a escribir y desarrollar los proyectos que propusieron”, manifestó Victoria Carréon.

“Los escritores trabajan bajo la guía de reconocidos escritores de nuestro país; en la 4 y 5 edición los coordinadores fueron Alejandro Almazán y Jesús Alvarado”, expresó.

En la charla, los escritores hablaron de su experiencia de participar en este Campamento Literario.

LA ESCRITURA, UN EJERCICIO COTIDIANO

“El trabajo de escribir en mi experiencia se debe realizar en la cotidianidad, en el día a día; es mucho más productivo sentarse a escribir 3 o 4 horas diarias varias veces a la semana que irse a un lugar paradisiaco. Las vacaciones son un quiebre de la cotidianeidad, permiten un espacio de reflexión, sirven para trazar una línea argumental, conceptualizar una historia que se pretende escribir o bien hacer un ejercicio con compañeros de retroalimentación, crítica, lectura, de comparación de métodos de trabajo, en esto es claro que funciona un campamento, pero el trabajo de producción tiene que ser cotidiano”, manifestó Erick Garza Morales.

UN ESPACIO PERFECTO PARA ESCRIBIR

“Para mí participar en este Campamento Literario fue muy bueno, porque no había nada que interrumpiera tu trabajo, cada uno de nosotros traía un proyecto; entonces las conversaciones giraban en torno lo que estábamos haciendo, a cómo mejorarlo y las mesas de trabajo que teníamos era para leer nuestros textos, además podíamos opinar de qué funcionaba, y qué no, sobre la arquitectura del texto de todos los compañeros”, expresó