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Muere el poeta Enrique Badosa

Muere el poeta Enrique Badosa
El poeta emprendió el último viaje.

Publicación:01-06-2021
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El siempre elegante Enrique Badosa nos regaló su poesía para transitar por el complejo dédalo de la existencia

Madrid, España.- Era el último superviviente de la llamada Generación de los 50 -la de Barral, Gil de Biedma, Ferrater, Gomis, Ferrán o Costafreda-. Su obra no es fruto de la casualidad, sino de una coherencia que sólo puede fundamentarse en la solidez estructural que en otras épocas otorgaban los estudios del Trivium: Lógica, Gramática y Retórica aliñadas, en el caso de Enrique Badosa por la sátira punzante del epigrama, el lirismo y los poemas viajeros.

Periodista con una larga trayectoria editorial en Plaza & Janés que dio a la imprenta las colecciones de poesía española y universal, Badosa, nacido en Barcelona en 1927, tradujo al castellano los 'Epodos' y 'Odas' de Horacio, los poetas medievales catalanes y las obras de J. V. Foix y Salvador Espriu.

Poco partidario de las generaciones a las que se asigna un pensamiento único el poeta reunió en 'Trivium' sus diecisiete títulos a los que se añadió una treintena de piezas inéditas. Reacio a escribir memorias, Badosa no se cansaba de repetir que él no escribía poemas: era el poema el que le escribía. El espejo, motivo alegórico de Badosa, nos devolvía la faz del autor en cada una de sus circunstancias vitales sin caer nunca en la desprestigiada «poesía de la experiencia» a cuyos bardos dedicó un epitafio de su 'Parnaso funerario' (2002): «Para hacerse más docto y distinguido, /se nos matriculó con diligencia /en la Escuela Oficial de la Experiencia /y tuvimos un vate esclarecido».

El siempre elegante Enrique Badosa nos regaló su poesía para transitar por el complejo dédalo de la existencia: de la irreverencia gozosa del epigrama, a la gravedad de 'Marco Aurelio, 14'.

El poeta alcanzó las postrimerías del cincelado de la sabiduría, como una escultura: «En lo definitivo de mi edad,/ más que nunca me siento responsable/ de este lugar que ocupo en el espacio./ Donde yo estoy, podría hallarse un hombre/ no sólo con más fuerza de vivir,/ con más dominio y más inteligencia,/ sino con más bondad en la mirada...»

Y el poeta emprendió el último viaje.



« Redacción »