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La lepra, una enfermedad que no ha sido derrotada
Publicación:27-01-2023
TEMA: #Salud
El tiempo de incubación de la lepra es de dos a cuatro años en promedio. Este factor es el que hace que la lepra sea difícil de controlar.
En realidad, la lepra ya no debería existir. A comienzos de 1990, la Organización Mundial de la Salud se propuso derrotarla hasta el año 2000, a partir de un tratamiento con una combinación de diferentes medicamentos, el Multi Drug Treatment (MDT). Gracias a eso, las cifras de contagio bajaron notablemente.
Sin embargo, actualmente, cerca de 2000,000 personas enferman todos los años de lepra. Más de la mitad de todos los nuevos casos se diagnostican en India, país al que siguen Brasil e Indonesia. La lepra no ha sido erradicada y, sin embargo, ni es una enfermedad extremadamente contagiosa, ni tampoco es incurable.
"Los expertos califican a la lepra de ‘enigmática'”, dice Rajib Dasgupta, profesor de Medicina Social en la Universidad Jawaharlal Nehru, en Nueva Delhi.
Los primeros indicios sobre la existencia de la lepra datan de varios siglos antes de Cristo. La historia médica de esta enfermedad infecciosa comienza en 1873, con el descubrimiento del Mycobacterium leprae, un bacilo con forma de barra, por el noruego Gerhard Armauer Hansen, por lo cual también se lo llama "bacilo de Hansen".
Supuestamente, esa microbacteria se propagó por el mundo a través de rutas comerciales. Un sistema inmunológico sano logra combatirlo. Por eso, los afectados son, sobre todo, personas debilitadas, por ejemplo, por la desnutrición. La bacteria se puede encontrar en India, Brasil e Indonesia, dentro de determinados grupos de población. "En ciertos grupos vulnerables, la lepra es endémica y surge una y otra vez. Esos grupos viven mayormente en lugares muy alejados y apenas tienen acceso a tratamientos médicos", explica Dasgupta. La lepra es, sobre todo, una enfermedad de los pobres.
El Mycobacterium leprae se contagia, sobre todo, de persona a persona, a través de microgotas. Sin embargo, hace falta un contacto estrecho y de un largo tiempo, y también un sistema inmunológico débil. Según el organismo de salud estadounidense CDC, en el 95 por ciento de los adultos, los anticuerpos logran combatir al patógeno, es decir, que no se trata de una enfermedad altamente contagiosa.
El tiempo de incubación de la lepra es de dos a cuatro años en promedio. Este factor es el que hace que la lepra sea difícil de controlar.
La lepra produce cambios visibles en la piel, lesiones cutáneas, y afecta a los nervios periféricos, lo cual puede causar pérdida de la sensibilidad. La pérdida de sensibilidad en las extremidades puede producir, a su vez, lesiones e inflamaciones crónicas.
La lepra responde bien al tratamiento, los enfermos pueden seguir viviendo una vida normal en su entorno habitual, y también es curable, con un tratamiento con varios medicamentos a la vez. Según la gravedad, eso lleva entre seis y doce meses, con una poliquimioterapia a base de Rifampicina, Dapsona y Clofazimina.
El problema de la lepra es que el diagnóstico a menudo no se hace a tiempo. Se trata de un patógeno tenaz que destruye principalmente las vidas de los pobres y olvidados, y que requiere dinero y especialistas para contenerlo. La lepra es un problema complejo o, como dice Rajib Dasgupta: "La lepra es un campo minado".
Los resultados de un macroestudio sugieren que algunas enfermedades consideradas no transmisibles, como el cáncer, podrían tener un componente transmisible a partir de alteraciones en las bacterias intestinales.
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