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Instinto maternal: ¿Verdad o mito?
Publicación:08-05-2024
TEMA: #Día de las Madres
El comportamiento maternal es esencial para la supervivencia de las crías, explica la investigadora Dayu Lin
Existe la creencia de que al llegar la hora del parto, como por arte de magia, se "despierta" el instinto maternal, llenando a la madre con una luz de sabiduría.
Con esta "luz", la mujer sabrá a ciencia cierta qué quiere o qué necesita el recién nacido cuando llora, y esa habilidad se desarrollará con los años y luego le hará saber hasta dónde y con quién estuvo de fiesta su hijo adolescente.
¡Falso! Eso no es el instinto maternal. De hecho, los científicos han encontrado datos de que esta conducta sería puramente instintiva; tal y como lo apunta una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, pero cabe apuntar que el experimento se realizó... en ratas.
"El comportamiento maternal es esencial para la supervivencia de las crías. Es increíble lo que las madres están dispuestas a hacer para proteger y cuidar a sus retoños", explica la investigadora Dayu Lin, del Instituto de Neurociencia del Langone Health de la Universidad de Nueva York (NYU).
De este modo, habría que ubicar el instinto en su lugar: es puro instinto de supervivencia. En otras palabras, en animales y humanos es ese conjunto de pautas de reacción que contribuyen a la conservación de la vida del individuo y de la especie.
Siendo estrictos, el instinto es sólo ese conjunto de acciones que emprendemos para que el recién nacido no muera; es decir, le procuramos alimento, abrigo, seguridad... sólo eso: necesidad de procurar.
Químicamente, lo que sucede es que las hormonas gestacionales preparan a las madres para responder a los estímulos de su bebé y, tras el parto, poco a poco, va respondiendo a las señales de acuerdo con los patrones de conducta que el bebé tiene, como la manera de llorar, los gestos y movimientos corporales.
INTUICIÓN O INSTINTO. Con lo que suele confundirse el instinto maternal es con la intuición, que es la facultad de comprender las cosas sin necesidad de razonamiento o deducción, pero que tampoco se trata de un asunto de magia, sino de un conocimiento aprendido.
La intuición, término latino que significa "mirar hacia adentro", es en realidad a lo que llamamos "instinto maternal". Ésta se da en el nivel sensorial más alto; es decir, registra emociones y sensaciones que se producen a través de los estímulos externos y más allá de decirnos lo que el bebé piensa, nos dice lo que siente: como frío, hambre, sueño, calor o comezón, tan sólo por su actuar.
UN TÉRMINO INVENTADO
La periodista y autora del libro "Cerebro materno" apunta que el concepto "instinto maternal" fue un invento masculino que buscaba el "control de las mujeres".
El término fue acuñado a principios del siglo XX debido al interés de que ellas tuvieran más bebés en pro del "engrandecimiento nacional".
Este concepto resulta peligroso, pues gracias a la creencia del "instinto maternal", algunas mujeres podrían deprimirse o creerse defectuosas o insuficientes cuando, al ser madres, no les brota el "amor incondicional" o el "instinto".
En 1916, la psicóloga Leta Hollingworth definió el instinto maternal como "un dispositivo barato" que sirve para que "las mujeres se vean obligadas" a tener niños por métodos parecidos a los que empujaban a los hombres a ir a la guerra: glorificando una parte de la experiencia y ensombreciendo la más dura.
« El Universal »