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Gastronomía en la literatura: un libro para chuparse los dedos
Publicación:19-02-2024
TEMA: #Cultura
A la par que citan la obra de grandes escritores, varios de ellos clásicos
CIUDAD DE MÉXICO, febrero 19 (EL UNIVERSAL).- En el libro "El paladar de la memoria, Gastronomía en la literatura", publicado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes con ilustraciones de Vanessa Salas Orduño y presentación y asesoría de la escritora Beatriz Espejo
, la periodista e investigadora gastronómica Andrea Balanzario Gutiérrez reúne 170 fragmentos literarios de escritores que en su obra hablan de platillos, bebidas e incluso dan algunas recetas.
Hay breves pasajes de autores, desde Agatha Christie, Alejo Carpentier, Alice Munro, Amparo Dávila, Antón Chéjov, Antonio Machado, a Wendy Guerra y Wislawa Szymborska, pasando por Charles Dickens, Clarice Lispector, Jorge Ibargüengoitia, Lewis Carroll, Malcom Lowry, Qiu Xiaolong, Roald Dahl, Rosario Castellanos, Silvina Ocampo, Sor Juana Inés de la Cruz, Toni Morrison y Virginia Woolf.
A la par que citan la obra de grandes escritores, varios de ellos clásicos, Balanzario Gutiérrez incluye 170 recetas de las que hablan o aluden los escritores, como lo señala la propia autora. "Nuestro menú incluye 170 fragmentos literarios, donde las escritoras y escritores se valen de elementos culinarios de forma literal, metafórica o simbólica, presentados en el orden de una minuta: entradas, sopas, carnes, pescados y mariscos, platillos mexicanos, pasteles, postres y bebidas, en orden cronológico de publicación. Cada texto tiene anexa su receta", señala Balanzario Gutiérrez.
La periodista que también ha investigado los libros de cocina escritos por mujeres del siglo XX asegura que, por ejemplo, en la obra literaria de autoras y autores mexicanos hay declaraciones de amor para los tacos, tortas, tamales, moles, pipianes y dulces. "Los sabores y aromas de la cocina tradicional mexicana identifican la extracción campesina de los personajes de Juan José Arreola, Juan Rulfo y María Lombardo de Caso, ellos comen huevos fritos, tacos de cecina y pepena, y un guiso regional: chilpozonte de pollo. Por otro lado, mucho más afectos a los refinamientos de la buena mesa son Sor Juan Inés de la Cruz, Alfonso Reyes, Salvador Novo, Julio Torri, Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Enriqueta Ochoa, Emmanuel Carballo y Beatriz Espejo".
Dice que los "Doce cuentos peregrinos", del escritor Gabriel García Márquez, son conocidos también como cuentos gastronómicos porque sus personajes perciben el aroma de las fresas, del pan recién horneado y de los arenques ahumados. O en el caso del italiano Antonio Tabucchi dejó en su novela "Sostiene Pereyra" una reiteración de la receta del Omelet a las finas hierbas, que dice: "ha de incluir cuatro huevos, una cucharada generosa de mostaza Dijon, una pizca de orégano y otra de mejorana para ser su platillo favorito".
"Tendemos a fijarnos en nuestras lecturas en lo que nos interesa a priori, pero si leemos bien, los personajes comen y beben para existir aun en la ficción", apunta Andrea Balanzario Gutiérrez.
Por su parte, la escritora y académica Beatriz Espejo, en su texto de presentación, titulado "El paladar de la memoria o, mejor dicho: la memoria del paladar", celebra la gama de recetas que permiten ver "una variedad nutrida de antojos e inclinaciones de cada escritor citado y de la manera como enriquecieron sus textos degustando una taza de café, un coctel o un platillo que requirió la pericia de cocineros expertos".
Hay breves pasajes de autores, desde Agatha Christie, Alejo Carpentier, Alice Munro, Amparo Dávila, Antón Chéjov, Antonio Machado, a Wendy Guerra y Wislawa Szymborska, pasando por Charles Dickens, Clarice Lispector, Jorge Ibargüengoitia, Lewis Carroll, Malcom Lowry, Qiu Xiaolong, Roald Dahl, Rosario Castellanos, Silvina Ocampo, Sor Juana Inés de la Cruz, Toni Morrison y Virginia Woolf.
A la par que citan la obra de grandes escritores, varios de ellos clásicos, Balanzario Gutiérrez incluye 170 recetas de las que hablan o aluden los escritores, como lo señala la propia autora. "Nuestro menú incluye 170 fragmentos literarios, donde las escritoras y escritores se valen de elementos culinarios de forma literal, metafórica o simbólica, presentados en el orden de una minuta: entradas, sopas, carnes, pescados y mariscos, platillos mexicanos, pasteles, postres y bebidas, en orden cronológico de publicación. Cada texto tiene anexa su receta", señala Balanzario Gutiérrez.
La periodista que también ha investigado los libros de cocina escritos por mujeres del siglo XX asegura que, por ejemplo, en la obra literaria de autoras y autores mexicanos hay declaraciones de amor para los tacos, tortas, tamales, moles, pipianes y dulces. "Los sabores y aromas de la cocina tradicional mexicana identifican la extracción campesina de los personajes de Juan José Arreola, Juan Rulfo y María Lombardo de Caso, ellos comen huevos fritos, tacos de cecina y pepena, y un guiso regional: chilpozonte de pollo. Por otro lado, mucho más afectos a los refinamientos de la buena mesa son Sor Juan Inés de la Cruz, Alfonso Reyes, Salvador Novo, Julio Torri, Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Enriqueta Ochoa, Emmanuel Carballo y Beatriz Espejo".
Dice que los "Doce cuentos peregrinos", del escritor Gabriel García Márquez, son conocidos también como cuentos gastronómicos porque sus personajes perciben el aroma de las fresas, del pan recién horneado y de los arenques ahumados. O en el caso del italiano Antonio Tabucchi dejó en su novela "Sostiene Pereyra" una reiteración de la receta del Omelet a las finas hierbas, que dice: "ha de incluir cuatro huevos, una cucharada generosa de mostaza Dijon, una pizca de orégano y otra de mejorana para ser su platillo favorito".
"Tendemos a fijarnos en nuestras lecturas en lo que nos interesa a priori, pero si leemos bien, los personajes comen y beben para existir aun en la ficción", apunta Andrea Balanzario Gutiérrez.
Por su parte, la escritora y académica Beatriz Espejo, en su texto de presentación, titulado "El paladar de la memoria o, mejor dicho: la memoria del paladar", celebra la gama de recetas que permiten ver "una variedad nutrida de antojos e inclinaciones de cada escritor citado y de la manera como enriquecieron sus textos degustando una taza de café, un coctel o un platillo que requirió la pericia de cocineros expertos".
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