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Gana Balam Rodrigo Premio Nacional de Poesía

Gana Balam Rodrigo Premio Nacional de Poesía
Balam Rodrigo.

Publicación:05-07-2021
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El poeta y narrador chiapaneco Balam Rodrigo ganó el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2021.

El poeta y narrador chiapaneco Balam Rodrigo ganó el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín 2021 organizado por CONARTE, con su libro “El tañedor de cadáveres”, en el que les canta a los oficios que se practican en México y el mundo.

El jurado concedió el premio a di- cho libro “por ser un álbum de singulares oficios, a través de un notable uso del monólogo y el versículo. El autor logra crear atmósferas poéticas que des tacan por su agudeza y profundidad”.

El jurado estuvo integrado por los escritores Ethel Kolteniuk Krauze, Christian Peña Rosales y Patricia Isabel Zapata Morales.

Para participar en esta convocatoria se recibieron 36 trabajos. El premio está dotado con una bolsa de 75 mil pesos y la publicación de la obra ganadora.

DE LOS OFICIOS

“El libro El tañedor de cadáveres lo escribí en el 2016, aunque lo inicié en el 2014. Forma parte de tres libros que escribí con una beca del Sistema Na- cional de Creadores de Arte, durante 2013 al 2016”, explica el escritor.

Originalmente, dice, lo tituló “De los oficios”.

“Ya después busqué un título más adecuado, más literario, poético que es El tañedor de cadáveres. Es un libro so bre distintos y diversos oficios de Mé- xico, América, África y Asia, oficios raros, distintos o diferentes que me lla- maban la atención y que no se ejercen de manera común.

“Son una serie de oficios distintos. El primer poema con el que abre el libro es sobre las cosedoras de balones de Chichihualco, Guerrero; hay otro que habla de las mujeres que buscan metales en un río de Guatemala, el limpiador de oídos de la India, los quita chicles en Santiago de Chile, el pastor religioso, el restaurador de Niños Dios, el campanero, el merolico, vendedor de trastes y afilador de chuchillos, entre otros”, señala.

“Es un libro en que cada uno de los trabajadores, de estas personas que ejercen estos oficios, de algún modo darles voz, que ellos hablen en cada poema utilizando su propia terminología, sus tecnicismos, sin que deje de ser un poema, en ocasiones largo o breve”, expuso.

“Lo que quise es hacer patente de modo literario la poética que entraña a cada arte y en este caso a cada oficio. Por ejemplo, un afilador de cuchillos, me parece que es una imagen muy poética y otros poemas en el libro de otros oficios como el levantador de piedras o harrijasoketa, como se le dice en el País Vasco, que, aunque no es propiamente un oficio, es un deporte sumamente singular que practicaron las personas que trabajaron en las canteras levantado piedras en esta parte del mundo”, apunta.

La idea, agrega, es extraer de esos oficios, de estas artes, que no solo se desconocen, sino que se están perdiendo, su poética, que haya una voz que hable desde su oficio y que, de ese modo, puedan reconocerse también como oficios necesarios y que forman parte de esos trabajos que a veces no se consideran, pero que son igual de indispensables que otros.

“Mi intención con estos oficios es que alguna persona común, como las personas que andamos a pie en cual- quier lugar y que nos hemos tropezado con un afilador de cuchillos, con un pastor evangélico que predica en algún parque, con un merolico y con ofician tes de otras artes, encuentren un espejo en el que puedan reflejar la historia de sus familias, de ellos mismos, de su infancia, de su barrio, de su presente y de allí que yo retrate en este libro a personas comunes, como yo o usted”, menciona el autor.




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