Estudia UANL formación geológica del noreste

Entender la formación del complejo geológico ubicado en la Sierra de San Carlos-Cruillas, en Tamaulipas, así como obtener información y conocer sobre sus rocas magmáticas, es el impacto del estudio del investigador de la UANL Juan Alonso Ramírez Fernández.

Esta investigación dirigió su enfoque a comprender cómo eran las condiciones geológicas en su tiempo de formación, particularmente en el lapso de los últimos 40 millones de años.

"Este complejo es muy particular en nuestro país, ya que forma parte de un cinturón que fue denominado en la década de 1970 como Provincia Alcalina Oriental de México, en donde se ubica una serie de complejos y dos de ellos ubicados en Tamaulipas", explica el científico.

"Aquí la cuestión es que las publicaciones más antiguas tienen prácticamente 100 años y fueron de investigadores de Estados Unidos y, desde entonces, se describieron las rocas, dónde estaban, cuáles eran, pero nunca cuál fue su génesis; sigue vigente qué fue lo que pasó", dijo Ramírez Fernández.

Por ello, esta investigación de la Máxima Casa de Estudios del Estado se centra en lo que tiene que ver con un sistema suprarregional, es decir, no únicamente lo que pasó en esta sierra en particular, sino lo que tiene que ver con toda la dinámica que se desarrolló en los últimos 80 millones de años en la actual costa del Pacífico. Es el tránsito de sistemas geológicos hacia el interior del planeta que pasaron en su momento bajo esta región y provocó el magmatismo.

"Este es un trabajo científico que queda plasmado en el estudio de las rocas, en cómo, cuándo, dónde y por qué se forman, pero sienta las bases para un proyecto en el cual estamos participando y que tiene que ver con la dignificación de la Sierra de San Carlos, porque tiene una historia minera y cultural muy interesante", argumenta Ramírez Fernández.

¿POR QUÉ ESTUDIAR LAS ROCAS MAGMÁTICAS?

De acuerdo con el doctor en Ciencias de la Tierra, al estudiar las rocas magmáticas se va más allá al obtener información sobre las raíces que están bajo la superficie situadas a 50 kilómetros y a las cuales es imposible tener acceso directo.

También ayudan a la reconstrucción de la historia geológica del planeta, porque se desentraña estudiando las rocas en su conjunto, los minerales, su forma, su composición química y edad.

"En general, la aportación de esta investigación también está dirigida para que el ciudadano conozca, valore su localidad y sepa dónde está parado, para proteger el medio ambiente, porque el medio ambiente no es únicamente las plantas y animales, sino que empieza desde la geología, ya que lo que se desarrolla en la superficie responde a las condiciones del subsuelo. Entonces queremos que la gente también vea hacia abajo".

"Por lo que buscamos que, a través del turismo científico, el ciudadano visite una zona y no solo regrese con fotografías o un souvenir, sino que regrese con un conocimiento", puntualiza Juan Alonso Ramírez Fernández.