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"Es también un reconocimiento para instituciones"
Publicación:19-05-2022
Es un premio que me llena de mucha satisfacción, de mucho orgullo, por ser un galardón de carácter internacional, afirma Eduardo Matos
El arqueólogo y antropólogo Eduardo Matos Moctezuma (Ciudad de México, 1940) fue galardonado con el premio Princesa de Asturias
en la categoría de Ciencias Sociales 2022, "por su excepcional contribución al conocimiento de las sociedades y culturas prehispánicas".
"Con este fallo, el jurado quiere reconocer el extraordinario rigor intelectual del premiado para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito", declaró el jurado.
En medio de mil llamadas para felicitarlo e intentando concluir la conferencia que impartirá mañana en el Centro de Estudios de Historia de México Carso, Matos Moctezuma cuenta a EL UNIVERSAL su reacción ante la noticia del otorgamiento del premio de la Fundación Princesa de Asturias, pero también alerta sobre temas que le interesan sobre el pasado mexicano y el devenir de las instituciones culturales de México.
¿Qué significa para usted recibir el Princesa de Asturias?
Es un premio que me llena de mucha satisfacción, de mucho orgullo, por ser un galardón de carácter internacional. Entonces reconocer a la arqueología y a la antropología es muy importante para un país como México, que es tan rico en su pasado y su presencia actual. Considero que un premio de esta calidad no sólo es para la persona que lo recibe, sino también para las instituciones en donde uno se formó, en mi caso la ENAH y también el INAH, como institución a la que pertenezco hace 62 años.
El jurado celebra que usted ha permitido con sus investigaciones "el diálogo fecundo con el pasado, entre culturas distintas", ¿debemos llamar al diálogo entre México y España y no a la confrontación sobre hechos del pasado?
Así es. Quiero recordar un hecho histórico: a raíz de nuestra independencia en 1821, pocos años después, hacia la década de los años 30 del siglo XIX, México y España entablaron relaciones, digamos que era ya el reconocimiento a este país que surgía nuevamente a raíz de la lucha insurgente, por lo tanto, creo que desde aquel momento, ya había ese diálogo que hay que continuar y que se vio interrumpido con la dictadura franquista, que México no apoyaba, pero luego se retomaron estos lazos, que son indisolubles entre México y España.
Reconocen su "rigor intelectual para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito", ¿se corre el riesgo de que los gobiernos usen el estudio del pasado para crear mitos en el presente?
El año pasado, se manipuló o se quiso manipular nuestra historia con esa invención de 1321 como fundación de Tenochtitlán, pues para que empatara con 1521, la Conquista; 1821, la Independencia, y 2021, el momento actual, lo cual no debe ser, es un despropósito hacer ese tipo de manipulación.
¿Cuál es la importancia de estudiar el pasado?
Estudiar el pasado es importantísimo porque es parte de nuestra historia, sencillamente. Es la historia de un país, su devenir y la arqueología apoya en ese sentido viendo a través de sus investigaciones todos los procesos de desarrollo que hubo en el pasado y cómo estos procesos repercuten en lo que es un país, en su actualidad y hacia el futuro. No es nada más ver al pasado con una mirada nostálgica, sino saber que fueron las sociedades las que crearon todo ese proceso, ese devenir y que son nuestros antecedentes históricos.
"Con este fallo, el jurado quiere reconocer el extraordinario rigor intelectual del premiado para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito", declaró el jurado.
En medio de mil llamadas para felicitarlo e intentando concluir la conferencia que impartirá mañana en el Centro de Estudios de Historia de México Carso, Matos Moctezuma cuenta a EL UNIVERSAL su reacción ante la noticia del otorgamiento del premio de la Fundación Princesa de Asturias, pero también alerta sobre temas que le interesan sobre el pasado mexicano y el devenir de las instituciones culturales de México.
¿Qué significa para usted recibir el Princesa de Asturias?
Es un premio que me llena de mucha satisfacción, de mucho orgullo, por ser un galardón de carácter internacional. Entonces reconocer a la arqueología y a la antropología es muy importante para un país como México, que es tan rico en su pasado y su presencia actual. Considero que un premio de esta calidad no sólo es para la persona que lo recibe, sino también para las instituciones en donde uno se formó, en mi caso la ENAH y también el INAH, como institución a la que pertenezco hace 62 años.
El jurado celebra que usted ha permitido con sus investigaciones "el diálogo fecundo con el pasado, entre culturas distintas", ¿debemos llamar al diálogo entre México y España y no a la confrontación sobre hechos del pasado?
Así es. Quiero recordar un hecho histórico: a raíz de nuestra independencia en 1821, pocos años después, hacia la década de los años 30 del siglo XIX, México y España entablaron relaciones, digamos que era ya el reconocimiento a este país que surgía nuevamente a raíz de la lucha insurgente, por lo tanto, creo que desde aquel momento, ya había ese diálogo que hay que continuar y que se vio interrumpido con la dictadura franquista, que México no apoyaba, pero luego se retomaron estos lazos, que son indisolubles entre México y España.
Reconocen su "rigor intelectual para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito", ¿se corre el riesgo de que los gobiernos usen el estudio del pasado para crear mitos en el presente?
El año pasado, se manipuló o se quiso manipular nuestra historia con esa invención de 1321 como fundación de Tenochtitlán, pues para que empatara con 1521, la Conquista; 1821, la Independencia, y 2021, el momento actual, lo cual no debe ser, es un despropósito hacer ese tipo de manipulación.
¿Cuál es la importancia de estudiar el pasado?
Estudiar el pasado es importantísimo porque es parte de nuestra historia, sencillamente. Es la historia de un país, su devenir y la arqueología apoya en ese sentido viendo a través de sus investigaciones todos los procesos de desarrollo que hubo en el pasado y cómo estos procesos repercuten en lo que es un país, en su actualidad y hacia el futuro. No es nada más ver al pasado con una mirada nostálgica, sino saber que fueron las sociedades las que crearon todo ese proceso, ese devenir y que son nuestros antecedentes históricos.
« El Universal »
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