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El estrépito de Acámbaro

El estrépito de Acámbaro


Publicación:01-12-2024
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En apariencia, es tan sencillo hablar, opinar o juzgar en abstracto, sin atender a las múltiples realidades o enfoques personales

Tres cartas

Olga de León G.

Mi bien amada amiga, Vida:

Tienes en tu nombre y justo al inicio de él, la "v" de victoria que sola ella te retrata de pies a cabeza, aunque a veces algunos te desprecien y renieguen de ti. Quizás se deba a que ignoran que su vida es un milagro y tenerla una oportunidad para redefinir lo que se quiere ser y hacer con la vida que tienen en sus manos y quizás, solo quizás, no lo saben: la ignorancia es el peor de todos los males humanos.

Para muchos vivir es el gran regalo que Dios les ha dado, a través del amor de sus padres o de un accidente inesperado que, sin embargo, siempre trae consigo ese misterio sin descifrar que se llama vida. Y una vez poseído y conscientes de ello, se está dentro de la mejor oportunidad para vivir según lo queramos o vayamos determinando en acuerdo con el tiempo, la vida misma y el destino. Por eso pienso, que estos tres conceptos, no son sino uno y el mismo: tiempo, destino y vida, confluyen en circunstancias (hechos); ¿realidades, fantasías o ficciones?

¿En dónde está el acento de tu propia y personal vida? Las circunstancias te gobiernan, el destino es un tirano o tu amigo... Y, la vida, ¿qué es la vida para ti? ¿Lo que se te presenta cada mañana y cierra su círculo cada noche?, sin que tengas mano en ello, solo dejándote llevar o, ¿haces hasta lo imposible por modificar lo que puedes y dejas que el tiempo se encargue del resto?... o, será que acaso eres de los que todo lo dejan en manos de Dios: ¡bendita Fe! Para otros, eso es como jugar a la ruleta, no tienen fe, o simple y llanamente no creen en los milagros. Son de los que prefieren arriesgar la vida, tratando de modificar su destino... No sé cuántos lo logren, pero igual es loable su confianza en sí mismos, es otro tipo de fe, ¿no crees?

En apariencia, es tan sencillo hablar, opinar o juzgar en abstracto, sin atender a las múltiples realidades o enfoques personales. Pero tampoco podemos caer en lo particular como elemento ejemplar de un juicio sensato: todo es relativo: al sujeto y al tiempo y sus circunstancias... Puede ser, quizás. Ya lo sabré, cuando me respondas. 

Tiempo, ¿amigo o tirano?:

Por qué, por lo general en un sentido o en otro, siempre se escucha que haces falta, que no nos alcanzas para hacer lo que queremos o necesitamos. Pienso que tal vez he perdido la brújula que me guiaba siempre a andar y no correr, tomándome el tiempo para estar a tiempo: ni muy adelantada ni con mucho retraso; menos aun frecuentemente fuera de tiempo. Hace años que te volviste mi enemigo, o simple y llanamente, yo deje de ser puntual. Pero, siempre he pensado que existe un móvil que ni a mi misma me confieso, que me volvió incorregiblemente impuntual: como si estuviera muy molesta contigo y con quienes esperan de mí, "puntualidad inglesa". ¿No lo crees así? 

Creo seriamente que esa impuntualidad consuetudinaria, responde a una profunda herida que tú, la vida y el destino dejaron impresa en mi mente y alma ha ya muchos años, por lo menos cuarenta y tantos; y, tontamente, actúo de tal forma, que me daño, por querer regresarle al destino y mi vida, las heridas que la muerte y la pérdida de mi fe me causaran.

Tiempo, devuélveme lo que me quitaste y yo te prometo serte fiel y siempre puntual. No puedes, lo sé... Tampoco yo, soy mujer de palabra y hechos.

Mi nunca bien ponderado, Destino:

Sí, sé que te parecerá extraño que me dirija a ti, cuando tu labor y existencia aún no han concluido, sigues en la ruta y ni siquiera sé si tú sí conoces cuál será el final del recorrido que harás sobre mi tiempo, ni la meta que tienes propuesta realizar, según lo predestinado (con todo y altibajos).

Las cosas que últimamente he vivido se salen de lo esperado según tú mismo me indicabas. Dime, te ruego, algo que me devuelva la fe y la confianza perdidas sobre mí misma, que alivie mis dudas y temores no solo sobre ti sino también sobre mi vida.

Por eso me pregunto, ahora que te me apareces como mi dueño único y absoluto: es esto lo que realmente me tocaba vivir, o ha sufrido algún cambio inesperado y brusco eso que lleva tu nombre y mi pertenencia: ¿destino?

Otras Dos Cartas

Carlos A. Ponzio de León

Queridos inquilinos: Les escribo para informarles que el próximo martes estará con ustedes el técnico que revisará el calentador de agua. Es complicado agendar las citas para mí desde acá, en Illinois, así es que les pido un poco de paciencia. Mis papás ya son muy mayores de edad como para que puedan hacer algo cuando se presenta algún problema en el departamento. Les pido encarecidamente que no los busquen a ellos, sino solamente a mí. Lo único que se provoca es que ellos se estresen y puedan sufrir algún accidente, ya están grandes.

Pongo como ejemplo el día que les reportaron a ellos la falla en el piso, cuando tronó el mosaico de la sala, luego del temblor. Mi Mamá salió de su casa a las nueve de la noche a buscar a un arquitecto, un vecino que vive en la colonia de al lado, para ver si podría ir a revisar el problema y por poco y choca su auto contra un carro estacionado. Al final, dio un banquetazo. Ella ya tiene 86 años y no debe manejar de noche, no es conveniente.

Siento no poder responder de inmediato por las distancias. Qué más quisiera yo que actuar rápidamente, como si me encontrara en la Ciudad de México, donde puedo hacer una llamada telefónica a la brevedad o subirme al auto e ir a buscar al plomero, al electricista o al técnico del gas, para que solucione el problema prontamente. Les diría que ustedes hagan el contacto de manera directa y luego me pasen la factura, pero tampoco me parece justo porque yo soy muy buena encontrando a la gente necesaria a precios asequibles, porque ahí, en esa colonia, ya me conocen y saben bien quién soy y en dónde vivo. Llevo muchos años asentada ahí, excepto por este año que están ustedes ocupando el departamento.

Me parece que están obteniendo un precio de renta muy razonable a cambio de esta pequeña inconveniencia de la distancia, la cual no calificaría como lentitud para responder a los problemas, aunque sí como pequeña pausa entre el problema y su solución. En fin, ya el martes estará el técnico del calentador para ver cuál es la cuestión por la que no sale agua caliente en la regadera. Va a revisar, a presentarme opciones y prontamente quedará solucionado, es solo cuestión de días. Envío un cordial saludo, -Jean.

Querida Jean: Me parece que estás tratando de minimizar los problemas que se presentan en este departamento. En esta parte de la Ciudad de México, hemos estado amaneciendo a nueve grados centígrados todos los días. Yo me meto a bañar a las cinco de la mañana y el agua está, literalmente, congelada. Es un martirio estarse bañando en estas condiciones. Y cuando hablas de unos días, no tienes idea de lo que se sufre en cada uno de esos días. Y el problema ya lleva una semana. Y no se ha resuelto, no porque nos hayamos tardado en avisarte, sino porque has tomado una eternidad para conseguir a alguien que venga a revisar el bóiler. Y apenas vendrá a revisarlo. Falta que te haga un presupuesto y lo apruebes. Nosotros hubiéramos podido resolver el asunto de un día para el otro. No entiendo por qué no confías en que vamos a obtener buenos precios para resolver un problema que no es nuestra culpa, y sí es tu responsabilidad resolver. Deberías admitir que desde Illinois es muy difícil que puedas atender las necesidades de este lugar.

Además, no es la primera vez que ese bóiler falla, sino la segunda. La primera vez estuvimos dos semanas sin poder bañarnos con agua caliente. Y ahorita ya llevamos una semana así. Haces que nos arrepintamos de haber venido a ocupar el piso mientras haces tu estancia de sabático en Estados Unidos.

Y no es lo único. Cuando falló el sistema eléctrico, estuvimos una semana sin luz. O sea, sin refrigerador, sin calefacción, sin teléfonos celulares, sin ni siquiera poder calentar comida o una taza de té en el microondas. Cundo fue el agua, igual. Casi una semana sin agua, un asunto en el que tuvimos que estar trayendo cubetas con agua de la calle para bañarnos y gastando en garrafones para beber. Todo un problema para lavar hasta un plato. Ni se diga el tema de vaciar el excusado. Ya estamos cansados. Realmente queremos irnos. Y lo vamos a hacer. Vamos a dejar tu departamento aquí solo y por lo pronto ya hemos decidido dejar de depositarte el dinero de la renta hasta que no se solucione lo del bóiler. Siento mucho que la situación haya llegado hasta este extremo, pero no encontramos manera de hacerte saber el martirio que es vivir aquí. -Pedro.

 

 



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