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Concluye periodo cuaresmal con la consagración de los Santos Óleos
Publicación:28-03-2024
TEMA: #Cuaresma
El rito incluyó la renovación de las promesas sacerdotales.
Como cada año, el Arzobispo de Monterrey Rogelio Cabrera López, en compañía de los sacerdotes de la diócesis y de la comunidad católica, presidió la Misa Crismal en la cual consagró los Santos Óleos y con ello se concluyó el periodo cuaresmal.
En esta celebración se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y se bendice además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y los que se van a bautizar).
La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.
Durante la homilía que se realizó en la Basílica y Parroquia de Nuestra Señora del Roble, Cabrera López explicó el sentido de esta celebración, señalando que el dolor, la alegría, el sufrimiento y la gloria son el significado de los oleos, mismos que vienen en auxilio de la fragilidad humana y de su iglesia.
"Estos Santos Óleos, son las narrativas de nuestras vidas, es nuestra historia de salvación, muy contentos de ser miembros de esta Iglesia, de estos discípulos, ungidos misioneros, estos santos óleos describen nuestra naturaleza, somos hijos de Dios y la Iglesia en su sabiduría y siguiendo siempre el rostro de Cristo, su misterio pascual, ha entregado a lo largo de los siglos estos tres Óleos, que significan nuestro camino espiritual, tres óleos que marcan el camino de una comunidad", expresó Cabrera López.
"En nuestro plan de pastoral hemos puesto a consideración, el que somos una comunidad, una comunidad de Dios, una Iglesia, esta Iglesia que va haciendo suya la misión de Cristo, pero que sabe que primero está la obra de Dios en nosotros", añadió.
Así mismo, Monseñor, señaló que este es un año de gracia, un año de misericordia que llama a sanar, luchar y a estar alegres.
"Esos son nuestros oleos, salud, lucha y alegría, tres componentes de la vida cristiana, tres cosas que nos hacen verdaderos hijos de Dios y no solo eso, sino otro cristo", comentó.
El rito de la Misa Crismal, incluyó la renovación de las promesas sacerdotales, tras la homilía, el Arzobispo invitó a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia.
Juntos prometieron solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.
« El Porvenir / César López »